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Por qué es importante conseguir cambiar el 'no puedo' por el 'soy capaz'

La vida no se lo pone fácil a algunas personas. Pero la capacidad de superación del ser humano no deja de sorprendernos. Hemos tenido la ocasión de hablar con Sara Vanessa Rodríguez Muñoz, cuya infancia y parte de su adolescencia estuvieron marcadas por el bullying debido a su sobrepeso. Primera piedra en el camino. Y es que la obesidad la privó de vivir muchas experiencias sociales debido al aislamiento que voluntariamente escogió. Luego vinieron el odio a su cuerpo, una anorexia nerviosa, la tristeza, la depresión, hábitos alimenticios y dietas absurdas que la hacían engordar y adelgazar… una espiral muy complicada de afrontar.

Y, de repente, todo cambió. La alimentación saludable y el deporte dieron un giro a su vida hasta el punto de convertirse en atleta de fitness. Pero no todo era de color de rosa: su obsesión por ganar y la autoexigencia, acompañadas de un cuerpo casi perfecto y sus inseguridades, derivaron, de nuevo, en una situación de ansiedad y depresión que le hizo iniciar un viaje interior para descubrirse a sí misma y encontrar el verdadero sentido de la vida y su propósito en ella. Muchas vivencias, muy intensas, que la entrenadora personal y divulgadora, especialista en obesidad y sobrepeso, ha querido plasmar en su libro Lo que de verdad funciona eres tú. Experiencias sobre las que hemos tenido la ocasión de hablar con ella.

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¿Piensa que de todas las experiencias, hasta de las negativas, se puede extraer una lección?

Como decía Epicteto: “No desarrollas valentía cuando todo va bien, sino cuando sobrevives momentos difíciles y desafías la adversidad”. Necesitamos los problemas, necesitamos ponernos a prueba para desarrollar todo nuestro potencial. La adversidad es la oportunidad que nos brinda la vida para renacer, para darte cuenta de tu capacidad de resiliencia, para mirar hacia tu interior y descubrir quién eres en realidad y quién quieres llegar a ser. La adversidad es el momento para despertar y tomar las riendas de tu vida. Cuando la vida te pone a prueba y te obliga a salir de tu burbuja es cuando creces internamente y eres capaz de valorar lo que ya tienes dejando de preocuparte por todo lo que te falta. Lo interesante de todo esto es saber, que independientemente de que nos sucedan cosas positivas o negativas no siempre podemos controlarlo todo, hay que aceptar que a lo largo de nuestra vida nos sucederán cosas buenas y malas y que nuestra felicidad no debería depender de la ausencia de problemas o experiencias negativas, sino de nuestra capacidad para afrontar esos problemas y mantener la calma incluso en momentos de tempestad. La vida es la maestra y las experiencias que vivimos en ella son las lecciones que debemos aprender para vivir una “buena vida”.

¿Cuál es el aprendizaje que sacó tras vivir una adolescencia complicada?

El bullying acentuó mi falta de autoestima, haciéndome sentir en muchas ocasiones que no valía nada porque estaba gorda y no merecía ser querida porque era “diferente”. Aquello desencadenó en la anorexia como el único camino que encontré hacia la aceptación, “si pierdo peso seré aceptada”, “le gustaré a todo el mundo si dejo de comer”, “si la gente me quiere seré feliz”, pensé. Nada más lejos de la realidad. El camino de la anorexia únicamente me llevó a la destrucción y al sufrimiento, hasta que un día descubrí que ni estando esquelética conseguía gustarle a todos, ni siquiera a mí misma. ¿Cuál era el problema, entonces? Después de años en tratamiento descubrí que era yo la que no me daba valor, la que no me permitía ser querida, la que no conseguía despojarse del perfeccionismo y la autoexigencia.

Es por ello que mi aprendizaje más valioso fue conocer la autoestima y aprender a trabajar en ella. Aprendí que no podemos gustarle a todo el mundo y que el éxito no reside en ser aceptada por la sociedad, sino en aceptarte tú misma con tus defectos y tus virtudes. El éxito se consigue cuando logras dejar de compararte y empiezas a vivir tu vida sin depender de las opiniones externas. Aprendí que el valor de una persona no se mide por el número que marque una báscula, todos y cada uno de nosotros somos valiosos y merecedores de amor independientemente del porcentaje de grasa que tenga nuestro cuerpo.

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¿Cuál fue su estrategia para conseguir vencer sus problemas de autoestima?

Primero fue pedir ayuda. Es muy importante ser honesto con uno mismo, reconocer que hay un problema y que sola no puedes afrontarlo, recibir ayuda profesional es el primer gran paso hacia la sanación. El siguiente gran paso fue descubrir el mundo de la salud mediante el deporte y la buena alimentación. El movimiento es vida y el ejercicio físico es el mayor antidepresivo del mundo. Tomar conciencia de la importancia de nutrir nuestras células correctamente y de ejercitarnos a diario me permitió tomar las riendas de mi salud, mi cuerpo empezó a funcionar mejor y eso repercutió también en mi salud mental y en la percepción que tenía de mi misma. Me hizo cambiar el “no puedo” por el “soy capaz”.

Pero luego, llegaron la ansiedad y la depresión, ¿no es así?

Exacto, el deporte de competición es muy exigente, tanto física como psicológicamente y con mis antecedentes de TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) y falta de autoestima, introducirme durante años en el mundo de la competición, lleno de restricciones alimentarias severas y por largos periodos de tiempo, un mundo donde lo que se valora por encima de todo es el físico y la perfección de una manera extrema, pues no ayudó a sanarme internamente, fue justo lo contrario.

Al iniciarme en el mundo del fitness, de alguna manera sentí que por fin había encontrado un lugar dónde, al parecer, era respetada, importante y aceptada. Ese Ego que apareció de repente no me permitía un segundo lugar, me exigí ser la mejor, llevé mi cuerpo y mi mente al extremo incluso en aquellos momentos dónde mi salud corría peligro. Antepuse ganar y mantenerme en un 7% de grasa corporal a mi propia salud.

El fitness tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, como todo, llevado al extremo deja de ser saludable. Una noche mi cuerpo dijo basta, me atraganté debido a la ansiedad y desde aquel momento empezó a manifestarse un trastorno de fagofobia (miedo a tragar), ansiedad y depresión que me obligaron a parar, dejar la competición y descubrir la causa de todos aquellos trastornos.

¿En qué momento se dio cuenta de que había tocado fondo, de que tocaba 'renacer'?

Me di cuenta de que ya no podía más después de dos años malviviendo, sin poder apenas comer nada sólido puesto que mi trastorno de fagofobia cada vez se acentuaba más, la ansiedad no me permitía ni siquiera entrenar porque la respiración era tan corta y agitada (respiración clavicular) que no era compatible con el deporte, me alejé de la vida social porque no aguantaba ir al cine, por ejemplo, debido a la ansiedad. No podía ir a un restaurante puesto que no sabía si podría tragar la comida o no, me levantaba agotada porque las noches me las pasaba con taquicardias, despertándome una y otra vez, me sentía encarcelada en mi trabajo sin ningún tipo de motivación, familiares muy queridos estaban muy enfermos…etc. Fueron un cúmulo de situaciones que me hicieron estallar y enfrentar de una vez por todas esa pregunta tan temida por todos: ¿Estoy viviendo la vida que quiero vivir?

Tuve la suerte de poder “parar” en una especie de retiro que duró un mes, en la maravillosa isla de Formentera, donde descubrí mi verdadero propósito en la vida y la importancia de ser capaz de “desconectar de todo y conectar contigo”. Esa experiencia que relato en el libro cambió mi vida para siempre.

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¿Cómo ha sido su relación con la comida a lo largo de los años?

Ha sido una relación inestable y dolorosa en muchas ocasiones. Como en todo proceso hay momentos buenos y malos hasta que llegas al punto de equilibrio. He tenido que aprender a dejar de culparme por comer algo “no saludable”, a escuchar a mi cuerpo y saber interpretar las señales de hambre y saciedad, a decir “no, gracias” sin importarme lo que puedan pensar los demás, a disfrutar el momento de comer sin ansiedad o miedo, a no volver a empezar una dieta los lunes, a ver la comida como un regalo y un momento de disfrute y de autocuidado, más que una simple rutina. No es un proceso que se logre de un día para otro, simplemente hay que empezar implementando acciones sencillas que poco a poco nos ayuden a encontrar nuestro propio equilibrio, no autoculparnos si tenemos momentos de recaída, nadie es perfecto y ser capaces de comer de todo sin angustiarnos.

¿Piensa que el tándem ejercicio-dieta saludable es fundamental para una vida saludable?

Respecto a esto siempre hago la misma comparación: la vida saludable es un taburete de tres patas y cada una de esas patas son: el ejercicio físico, la nutrición y la salud emocional, si alguna de estas patas se rompe el taburete se cae. Podemos seguir el entrenamiento perfecto y ser cuidadosos con nuestra alimentación, pero si emocionalmente no estamos preparados para afrontar la frustración o la falta de motivación, por ejemplo, o no somos capaces de reducir nuestros niveles de autoexigencia o nos hablamos mal y nos autoflagelamos todo el día con pensamientos negativos, miedos infundados y palabras dañinas, sin duda todo esto afectará al resultado final y no nos dejará disfrutar del proceso. Una vida saludable se consigue siendo coherente con tus objetivos y acciones. Por este motivo, una de las características que diferencian las asesorías GoFit del resto es que mi equipo y yo trabajamos de igual manera y con la misma importancia el aspecto emocional, el físico y el nutricional. Nuestra misión es lograr mejorar la calidad de vida de las personas enseñándolas a encontrar su propósito y ayudándolas a implementar hábitos en sus vidas que les ayuden a conseguirlo.

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Pero tal vez no siempre es fácil encontrar ese equilibrio, ¿no es así?

No es fácil, pero es posible si tienes un “para qué”. Ese es el propósito de este libro, mostrar que es posible mejorar tu vida, es posible pasar de extremo a extremo y finalmente conseguir estar en un punto medio si logras averiguar para qué haces lo que haces. Cuando pregunto a mis clientes: ¿Para qué quieres perder 5 kg? Y la primera respuesta siempre es: “para verme mejor”. Ese no es el propósito real, generalmente el propósito real es mucho más profundo e importante para la persona que el simple hecho de “verse bien”, y ese propósito final es el chute de motivación que podemos utilizar en momentos de bajón.

Lo que sucede ahora es que somos esclavos de la inmediatez y no estamos dispuestos a afrontar la incomodidad. Todo proceso requiere dedicación, implicación, esfuerzo, paciencia y esto último es de lo que más carecemos en la sociedad actual. Pretendemos tomar la pastilla milagrosa que nos haga perder 5kg en una semana cuando llevamos años descuidando nuestra alimentación o que nos salgan abdominales en un mes cuando nunca hemos hecho deporte. La inmediatez no es el camino del cambio. Sin embargo, cambiar con paciencia es posible y es un cambio para toda la vida. Somos seres adaptativos, existen múltiples estudios que demuestran la plasticidad cerebral que es la capacidad de nuestro sistema nervioso de cambiar su estructura y funcionamiento a lo largo de los años, pero se necesita tiempo para llevar a cabo ciertas adaptaciones. El mensaje más importante que quiero transmitir es que la transformación es posible y surge de dentro hacia afuera, si tenemos esto claro y empezamos a implementar pequeñas acciones de mejora en nuestras vidas sin prisa, poco a poco llegaremos a lograr nuestro equilibrio.

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Afirma que el culto a la perfección nos impide avanzar, ¿por qué cree que sucede esto?

Porque nos educan en una sociedad competitiva donde el éxito es sinónimo de “más es mejor”, donde ser exitoso significa ser perfecto y no fracasar, donde es necesario destacar por encima de todo y todos para sentirse realizado. Esto en lugar de ayudarnos a superarnos nos frustra, nos llena de miedo y de inseguridades porque lo que hacemos “nunca es suficiente”.

Nos olvidamos de algo muy importante pero vital para vivir la vida con serenidad y fluir con ella y es que existe el azar. El éxito no viene dado exclusivamente de nuestras acciones, eso es lo que nos quieren hacer creer con estas frases positivistas y carentes de significado de las redes sociales: “los límites los pones tú” o “eres el único responsable de tu éxito o fracaso”, esto no es cierto. Esto genera en nosotros mismos más sentimiento de frustración y ansiedad que sentimientos de motivación, puesto que entendemos que si las cosas no nos van como a nosotros nos gustaría es porque nosotros tenemos la culpa, porque no estamos luchando lo suficiente para lograr nuestros sueños o porque no hemos estudiado lo suficiente o porque no hemos amado lo suficiente…en definitiva, sentimos que no somos suficientes para nada, para que nos amen, para que nos reconozcan en nuestro trabajo, para que nos pasen cosas buenas…y entramos en un bucle de autodestrucción y pérdida de autoestima generándonos un estado de ansiedad y estrés que es devastador y el inicio de enfermedades tan destructivas como la depresión. El éxito se da cuando nuestras acciones y el “azar” confluyen, por lo tanto, no olvidemos esta última variable y quitémonos esa mochila de perfeccionismo absurda y limitante.

“Nunca conseguía estar contenta con mi físico, siempre quería más, siempre había algo que mejorar”. ¿Cómo se afronta una situación como la que describe en esta frase?

Se afronta con dosis de amor propio y autoconocimiento. Se empieza soltando la culpa y teniendo compasión por una misma. La palabra compasión generalmente tiene una interpretación errónea. Tener compasión por una misma no significa ser victimista y pasarse el día diciendo: “Ay, pobrecita de mí”. La compasión es amor, es amabilidad, es calidez, es “soltar”, es ser cariñosa contigo. Tener compasión por uno mismo es un acto de amor hacia ti. Ser compasivo nos permite aceptar que somos humanos, nos permite equivocarnos y levantarnos de nuevo. Otra acción importante para afrontar esta situación es trabajar en la autoaceptación. Como decía Carl Rogers, “solo cuando las personas se aceptan a sí mismas como son, son capaces de cambiar”. A veces somos adictos al exterior, al qué dirán los demás y cuando hacemos esto pasamos nuestro poder a otros, dependiendo así del exterior para sentirnos bien y esto nos perjudica. Para aceptarte debes conferirte a ti misma el poder, tú tienes el poder de amarte, de valorarte, de cuidarte independientemente del mundo exterior.

Un ejercicio muy interesante es pasar 30 segundos mirándose al espejo sin apartar la mirada y escribir qué has sentido al mirarte, cuáles han sido tus pensamientos durante esos 30 segundos y compáralos a medida que vayan pasando los días. Los siguientes 2 minutos háblate con amor, dedícate palabras bonitas, esas palabras que te diría alguien que te quiere de verdad mirándote al espejo. Dedícate esos 2 minutos al día en cuidar y trabajar tu amor propio.

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¿Qué le transmitiría a una persona que se encuentra en una situación similar a la que vivió?

Mi mensaje en primer lugar es de valentía, de esperanza y de amor. Hay que ser muy valiente para aceptar que se necesita ayuda, pero como he dicho antes, la valentía se desarrolla cuando vives momentos difíciles y desafías a la adversidad. Pedir ayuda es de valientes, saber aprovecharla es de sabios. Estar abierto al aprendizaje, fluir con esas personas que nos quieren bien y tener un hombro donde apoyarte es fundamental para superar cualquier adversidad. Le diría que se enfrente a sus miedos y frustraciones, a lo desconocido, que se enfrente a si misma. Esto último no es nada cómodo porque buceando en tu interior descubres cosas que te hacen sufrir, momentos del pasado que pagarías por borrar, decisiones no acertadas, pero todo ello es necesario para que te desbloquees y renazcas. En cuanto a la esperanza le diría que no pierda nunca la esperanza de cambiar, de superarse, de aprender y de renacer porque esa decisión sí está sus manos. La llave la tienes, únicamente tienes que empezar a girarla. Por último, y para mí, muy importante es el cultivar a diario momentos de auto amor. Pasar tiempo contigo de calidad es fundamental para tu desarrollo personal y para vivir una vida saludable.