Inés Bertrand: 'country chic' en su refugio de Extremadura con su hija Gadea Nowack

Hace ahora 20 años que la interiorista Inés Bertrand y su madre empezaron a buscar la casa de campo de sus sueños. Un lugar donde desconectar de la gran ciudad y disfrutar en familia -está casada con el financiero jerezano Bosco Nowack, con quien tiene dos hijos, Bosco y Gadea-. Por eso querían que estuviera situada, como máximo, a dos horas de Madrid. Buscando en la dehesa encontraron una edificación tradicional en Extremadura con patio, capilla, paredes de piedra y vistas al campo. Estaba totalmente destruida por dentro, pero salvaron los muros, restauraron y conservaron la altura original, el techo de teja antigua y la formidable estructura de piedra. Así consiguieron rehacer esta joya a la que rodean la vegetación y el agua, donde ahora Inés nos recibe junto a su hija Gadea Nowack, que acaba de crear su firma de joyas, Nowack’s.

-¿Por qué esta casa y por qué Extremadura?

-Inés Bertrand: Buscábamos un sitio donde poder pasar los fines de semana cuando Gadea y Bosco eran pequeños. Queríamos tener un desahogo del calor de Madrid, ya que vivimos en el centro de la ciudad.

-¿Soléis venir mucho? ¿Cuál es vuestro plan favorito aquí?  

-Inés: Venimos un montón, porque desde Madrid puedes salir el viernes y volver el domingo y está bastante cerca. No nos da pereza hacer el viaje y nos apetece estar aquí en familia, pasear por la naturaleza, jugar al croquet y estar todos juntos. Es un punto de encuentro en el que recibimos invitados y puede estar la familia, uno de mis hermanos, amigos, primos...

-¿Te gusta cocinar? ¿Cuál es tu menú ideal cuando eres la anfitriona?

-Inés: No somos unos locos de la cocina pero a Bosco, mi marido, y a mis hermanos les gusta hacer asados y barbacoas al aire libre. Cuando viene gente solemos preparar comidas supersencillas. Si somos muchos, hacemos un bufé porque facilita mucho las cosas. En la casa cabemos 20 personas.

-¿Cómo la habéis decorado?

-Inés: Entre mi madre y yo. Tuvimos la obra parada dos años porque anidó un ave que está protegida y en ese tiempo tuvimos la suerte de ir muy poco a poco. Buscamos piezas con calma en todos lados. También fuimos a París, así que hay objetos que vienen del Mercado de Las Pulgas, de anticuarios... Todas las puertas las buscamos en derribos, en casas por toda  Andalucía. Pudimos elegir todo bastante despacito, nos lo fueron guardando en un almacén y cuando estuvo acabada la obra lo colocamos.

-¿Cómo definirías el estilo de la casa?

-Inés: En el fondo no tiene un estilo definido. Es una mezcla de piezas que nos fueron gustando y han encontrado su armonía. Es clásica pero tiene algunas cosas actuales. Queríamos una casa que fuera sencilla, acogedora y con buenas telas (Gastón y Daniela y James Churchill son dos de mis firmas favoritas).

-¿Y cuál es vuestro rincón predilecto?

-Gadea Nowack: El patio. Porque es un sitio de reunión, con vistas al campo, muy agradable para tomar el aperitivo o para estar sola leyendo un libro, tanto en verano como en invierno. Es una maravilla.

-¿Cómo es para ti la casa de campo perfecta?

-Inés: Yo en esas cosas no creo mucho, cada uno hace su casa de campo en base a sus necesidades. Habrá gente a la que le encante una casa de campo gigante con habitaciones y zonas comunes grandes y otra a la que, como a mí, le guste que sea acogedora, pequeña, con techos bajos y que haya muchas telas y no sea una cosa ostentosa.

-Tienes un estudio de decoración. ¿Cómo definirías tu estilo cuando haces casas para los demás?

-Inés: Mi estudio, que se llama Nitombo, lo tengo con mi socia de toda la vida, Ana Waong. Primero tuvimos una marca de ropa infantil que se llamaba Coclico. Después de un parón, nos reciclamos. De profesión yo soy anticuaria y Ana es publicista. No tenemos un estilo definido, empezamos haciendo cosas para la familia y crecimos. Nuestro estilo lo adaptamos a lo que nos pide el cliente, podemos hacer desde una casa superclásica de campo a una contemporánea. De repente, tenemos clientes mexicanos a los que les hacemos unas casas supermodernas.

-¿Algún tip que no falla para decorar una mesa en el exterior?

-Inés: Poner flores. Siempre. Me da igual si la mesa es exterior o interior, por la noche, por el día... Me gusta mezclarlas con algún elemento decorativo y que en la mesa haya cosas que no tienen por qué ser específicamente de mesa. Unos corales, unas piezas de cerámica que tengas colocadas en otro sitio...

-Esa vena creativa está muy presente en la familia. Gadea, tú tienes una marca de joyas. ¿Cómo empezó ese proyecto?

-Gadea: Mi historia comenzó en la pandemia, con un confinamiento de 28 días en mi habitación, en pleno agosto de 2020, con muchas horas sola para pensar y mucho tiempo libre. Con el fin de distraerme, mi madre me compró un bolso lleno de cueros de Ubrique y me propuse ver si era capaz de hacer pendientes hechos con cuero, inspirados en unos que compramos en un viaje a México. Así nació uno de nuestros iconos, el pendiente pluma. Yo los hacía y mandaba fotos a mis amigas; y cuando vendía alguno, mi mejor amiga los repartía. Hoy en día comparto este proyecto con mi madre, que es quien me ha empujado a crecer y me ha apoyado con su experiencia. Después de un tiempo surgió la oportunidad de coger un estudio en la calle Gabriel Lobo de Madrid, que nos ha permitido introducir prendas y también piezas deco.

-Además de estar aquí, ¿cuáles son vuestros planes para este verano?

-Inés: Bajar al sur en familia para disfrutar de la playa.

-Gadea: Este verano me quedaré trabajando en Studio, mi tienda en Madrid, y bajaré unos días al sur con mi madre y mi familia, por supuesto.

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