"El INAH vive una de sus peores épocas en la historia": de Brasdefer

CIUDAD DE MÉXICO, diciembre 24 (EL UNIVERSAL).- Tras ser llamado a rendir su primera declaración por el Órgano Interno de Control (OIC) del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por denunciar públicamente destrucción de vestigios arqueológicos en los tramos del Tren Maya, el arqueólogo Fernando Cortés de Brasdefer cumplió 45 años de servicio en el Instituto, lo que lo hizo acreedor del galardón del Sindicato Nacional de Profesores de Investigación Científica y Docencia (SNPICD-INAH) por trayectoria.

Como una protesta a lo que él señala como persecución y venganza política de las autoridades, por denunciar públicamente la destrucción de vestigios, Cortés de Brasdefer no acudió a la ceremonia de premiación del SNPICD-INAH, la cual estuvo encabezada por Diego Prieto Hernández, director general del Instituto, y que se realizó el 10 de diciembre pasado en el Museo Nacional de Antropología.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el arqueólogo, quien también es investigador titular del Centro INAH Quintana Roo, declara que no recibir el premio es una forma de poner sobre la mesa su caso, y que también es una protesta por las precariedades que ha sorteado el Instituto en la gestión de Prieto en los últimos 9 años.

Asimismo, responde a la entrevista a Diego Prieto, publicada en esta sección el 19 de diciembre, en donde el funcionario afirma que no existen venganzas políticas y persecuciones, y expresa que Cortés de Brasdefer es un mal arqueólogo.

"Sé que este premio es una lucha del Sindicato del INAH por reconocer a sus trabajadores. Es un galardón que reconoce la antigüedad en el Instituto, en mi caso, por 45 años de servicio. Diego Prieto no puede decidir quien recibe el premio o no, es el Sindicato", señala.

Cortés de Brasdefer narra que se le notificó que la medalla será trasladada al Centro INAH Quintana Roo, para que le sea entregada de manera personal, pero no la recibirá para mantener su protesta contra Diego Prieto.

"No la quiero, no la recibiré. Yo me siento mal por recibirla y me siento mal por ganarla en medio de esta ratificación al director general. El INAH está viviendo una de sus peores épocas en toda su historia, no es conveniente la ratificación de Prieto en este momento. Y quiero hablar por mí, independientemente de lo que he escuchado de la gran mayoría de los investigadores. No es así en el caso de los directores de los centros INAH, de los trabajadores de confianza, de los contratados, porque han sido influenciados para manifestarse a favor de Prieto, pero hay una comunidad de investigadores que no aprobamos su gestión y que pensamos que debe haber un cambio, donde personas más preparadas y jóvenes velen en verdad por la conservación del patrimonio cultural de México", señala.

Cortés de Brasdefer subraya que rechazar el premio también es una manera de protestar por el presupuesto del INAH, que año con año se ha visto afectado. "Asimismo, es una protesta por el tema económico. Sé dice que se agregarán más recursos al INAH, pero lo importante es que sea repartido en las áreas sustantivas, en la contratación de los investigadores y trabajadores que no han tenido oportunidad de tener una plaza, y que no todo se vaya a la construcción del Tren", explica.

Cortés de Brasdefer señala que, para Diego Prieto, "todo se define si cae bien o mal a la comunidad del INAH". "(La comunidad) ha rechazado su mal actuar institucional por más de nueve años, periodo en que ha despegado su autoritarismo, prepotencia, cinismo, compadrazgos e, inclusive, podríamos decir traiciones a quienes confiaron que se podía construir otro INAH diferente al que encabezó Teresa Franco y Gonzales Salas, Sergio Raúl Arroyo, Luciano Cedillo y Alfonso de María y Campos, que como él se comportaron como soldados del gobierno".

Y señala que él y otros investigadores han presentado denuncias de hechos en la Fiscalía General de la República por "las constatadas destrucciones de monumentos y zonas arqueológicas". "Hasta la fecha no tenemos una respuesta de la Fiscalía, que como todos los funcionarios se comportan como soldados de un gobierno y no de trabajadores al servicio del Estado, cuyo mejor soporte son las leyes y no los caprichos y voluntades personales", agrega.

El arqueólogo finaliza juzgando las declaraciones de Prieto "como algo infantil". "No tiene nada de sólido la denuncia contra mí, no estoy solo, y me gustaría saber quiénes son los grandes arqueólogos que hablan mal de mí. Igual de prepotente y presuntuoso es arrojar la piedra y esconder la mano".