Influentes que hacen clic con langostas y ovejas

Jacob Knowles, capitán del Rest-Ashoar, en Winter Harbor, Maine, el 10 de octubre de 2023. (Kate Greene/The New York Times)
Jacob Knowles, capitán del Rest-Ashoar, en Winter Harbor, Maine, el 10 de octubre de 2023. (Kate Greene/The New York Times)

WINTER HARBOR, Maine — Era otro día ajetreado para la tripulación del Rest-Ashoar, un barco pesquero de langosta que labora en las aguas de la rocosa costa de Winter Harbor, Maine. El capitán, Jacob Knowles, se había levantado a las 3 de la madrugada de una fresca mañana de octubre y se había adentrado 16 kilómetros en el océano con su embarcación.

Con un remolcador hidráulico, boyas y cuerdas, Knowles, Keith Potter (el encargado de la popa) y Coty White (el tercer encargado) izaron 400 trampas de alambre durante las diez horas siguientes. De cada jaula cebada sacaron langostas de tamaño legal —al menos 8,25 centímetros, pero no más de 12,7 centímetros, desde el ojo hasta la parte posterior del caparazón— y devolvieron las más pequeñas. Mientras el barco se balanceaba con las olas, tiraban las trampas vacías por la borda.

Mientras realizaban el agotador trabajo de los pescadores comerciales, la tripulación se dedicaba a otra tarea: grabar un video.

En los últimos dos años, Knowles, de 30 años, ha reunido una gran audiencia en las redes sociales compartiendo fragmentos de su jornada laboral con sus 2,5 millones de seguidores en TikTok y sus casi 400.000 seguidores en Instagram. Con un peto de pesca de goma Grundens naranja y un abrigo a juego, se coloca en la cubierta y, con acento del área conocida como Down East, da tutoriales sobre la reproducción de la langosta o cómo quitar los percebes de las conchas de los cangrejos, por ejemplo.

En septiembre, el Rest-Ashoar incorporó un cuarto tripulante: Griffin Buckwalter, de 20 años, videógrafo. En los viajes de pesca, suele sentarse en la cabina y editar las imágenes en una computadora portátil.

Knowles es uno de los muchos obreros que utilizan las redes sociales para ofrecer un vistazo a sus vidas. Sus videos no tienen nada que ver con los de “arréglate conmigo”, habituales en TikTok, sino que parecen una versión en las redes sociales de “Trabajo sucio”, el programa de Discovery Channel. En algunos casos, como el de Knowles, estos trabajadores influentes han firmado acuerdos de patrocinio con marcas, lo que les proporciona una fuente de ingresos adicional.

Jacob Knowles, capitán del Rest-Ashoar, en Winter Harbor, Maine, el 10 de octubre de 2023. (Kate Greene/The New York Times)
Jacob Knowles, capitán del Rest-Ashoar, en Winter Harbor, Maine, el 10 de octubre de 2023. (Kate Greene/The New York Times)

Otra figura popular en internet que trabaja al aire libre es Adam Perry, podador de árboles en Inglaterra, que ha acumulado 245.000 seguidores en Instagram al publicar videos en los que escala árboles con una motosierra y hace nudos con nombres como doble bolina portuguesa y nudo de clavo. También está Hannah Jackson, que pastorea ovejas en las onduladas colinas de Cumbria, Inglaterra, y se hace llamar theredshepherdess en TikTok, donde tiene 100.000 seguidores. En una publicación reciente presentó a su nuevo perro pastor, Mick.

Jackson, de 31 años, dice que su canal atrae a “gente que está en un entorno un poco más pueblerino”. “Quizá porque explico la agricultura de forma muy sencilla”, afirmó. “La gente se siente bastante cómoda porque puede hacer preguntas y no sentirse estúpida”.

Con su cabello pelirrojo y su humor irreverente, Jackson es una presencia llamativa y ha aprovechado su éxito en internet para publicar un libro de memorias que fue éxito de ventas en Inglaterra. También ha aparecido en el programa de la BBC “Countryfile” y firmó contratos de patrocinio con Can-Am, fabricante de vehículos todoterreno, y otras empresas.

“Me ayuda mucho a mantener la granja”, comentó en referencia al dinero que gana con sus publicaciones en redes sociales.

Entre el público de estos creadores, hay gente que hace su trabajo desde el escritorio. Michael Williams, que dirige A Continuous Lean, un sitio web de estilo masculino convertido en boletín, dice que sigue las cuentas en las redes sociales de un mecánico, un electricista y un camionero de larga distancia.

Dice que sobre todo le gustan las publicaciones de Robert Allen, un piloto con casi 400.000 seguidores en TikTok cuyos videos se centran en un nicho de la industria de la aviación. Allen, conocido en internet como CaptainBob, es fundador de Nomadic Aviation, una empresa que transporta aviones por todo el mundo cuando se venden, se llevan a mantenimiento o se convierten de aviones comerciales a reactores de carga.

“Está en muchos lugares raros del mundo, haciendo una conversión de carga”, afirmó Williams. “Si te gustan ese tipo de cosas, es muy convincente”.

El pescador de langostas, el pastor y el piloto tienen poco en común con los jóvenes creadores de moda y estilo de vida que saltaron a la fama hace más de una década. Estos primeros influentes de internet se ganaron a sus seguidores mostrando su estilo personal u ofreciendo consejos de belleza, decoración o paternidad. Los más listos convirtieron su fama en dinero a través de colaboraciones con marcas.

“Cuando pensamos en influentes, nos imaginamos a una mujer rubia con un conjunto de dos piezas, un bolso de diseñador en la mano y poses en el balcón de un hotel”, dijo Alice Marwick, profesora adjunta de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, cuya investigación se enfoca en las redes sociales.

Esto se debe, en gran medida, a que Instagram se adaptó a la promoción de contenidos de estilo de vida aspiracional cuando llegó como aplicación para compartir fotos en 2010. “Tiene una calidad estética que se presta a la belleza, el estilo de vida, los viajes, la comida... son áreas muy cuidadas y muy visuales”, aseguró Marwick.

Una corriente paralela de fama en las redes sociales se centró en yutuberos masculinos como Jake Paul y MrBeast, que se basaron en el espectáculo, la edición rápida y la fanfarronería para conseguir muchos seguidores, sobre todo entre los hombres jóvenes.

Cuando TikTok despegó, sus videos breves eran más crudos, sin filtros y la gente podía hacerse viral por el hecho de poder decir cosas interesantes a la cámara del celular o tener un estilo de vida inusual. “En esa categoría, vemos a estos influentes obreros”, señaló Marwick. “Sabemos que esos trabajos existen, pero no sabemos realmente cómo es tras bambalinas”.

Jackson dijo que, de joven, no sabía que la agricultura era algo que se podía hacer para ganarse la vida sin haber nacido en ella y no tenía modelos femeninos a seguir. A menudo, escucha a mujeres de toda condición que le dan las gracias por mostrar su día a día. “En general, las mujeres son un poco más valientes y prueban cosas que la sociedad cree que no deberían hacer”, comentó Jackson.

La autenticidad parece ser otro de los atractivos. Las creadoras no viven en casas de contenido en Los Ángeles, sus canales no están (todavía) repletos de publicaciones patrocinadas y no parecen estar utilizando las redes sociales como trampolín a la fama en internet, dado que han dedicado años a trabajar en un oficio.

A pesar de su trabajo y su remota ubicación, Knowles, cuya familia ha estado desde hace varias generaciones en el negocio de la langosta, es un veterano del internet. Dice que empezó a subir videos a YouTube sobre sus aventuras de caza y pesca en el norte de Maine cuando era adolescente. Hace tres meses, firmó un contrato con Greenlight Group, una empresa de gestión de talentos.

“Hacemos un seguimiento de los creadores que son hogareños y obreros, como Jacob”, dijo Doug Landers, uno de los fundadores de la agencia. La empresa también representa a Gabriel Feitosa, peluquero canino con 2,3 millones de seguidores en TikTok, y a Jordan Howlett (conocido como Jordan the Stallion), que ha acumulado once millones de seguidores en TikTok con videos sobre los restaurantes de comida rápida en los que trabajó.

Landers dijo que ha estado fungiendo como intermediario en colaboraciones con marcas que quieren trabajar con Knowles y ayudándole a expandir su “burbuja narrativa” más allá de la cubierta del Rest-Ashoar.

En la actualidad, el capitán y su tripulación conciben ideas para TikTok. Sus videos se han vuelto más disparatados y semidirigidos a medida que crecían sus seguidores. Cuando White se unió al barco como tercer encargado, intentó rodar sobre un tronco a la deriva en el gélido océano para su video de iniciación.

De hecho, Knowles parece estar a punto de enfrentarse a algo a lo que pocos langosteros, si es que hay alguno, se han enfrentado jamás. Si se producen más acuerdos con marcas y sus seguidores siguen creciendo, puede que pronto gane más por sus mensajes que por sus capturas. Se convertiría en una especie de actor, interpretando el papel de un rudo pescador de langostas de Maine. Y eso le parecería bien.

“Es difícil para el cuerpo, para la espalda”, aseguró Knowles. “Me encanta y quizá siempre lo haré, pero me gustaría llegar al punto en que lo haga por diversión. No para tener que levantarme a las 3 de la mañana e ir a hacerlo”.

c.2023 The New York Times Company