Ingrid de Noruega, Amalia de Holanda y Elisabeth de Bélgica: ¿Qué tiara escoger para un gran debut?
El Palacio Real de Oslo se prepara para albergar una fiesta como las de antes: una cena de gala que los reyes Harald y Sonia de Noruega brindan por el 18 cumpleaños de su nieta, la princesa Ingrid Alexandra, llamada a ser la primera mujer que ocupe el trono noruego por derecho propio en seis siglos. Entre los invitados, además de las máximas autoridades del país, estarán reyes, reinas, príncipes y princesas de ocho casas reales europeas. Será el gran debut de la hija de Haakon y Mette Marit, la segunda en la línea de sucesión con la tiara heredada de la princesa Ingeborg de Suecia, pero también es el gran estreno de Amalia de Holanda y Elisabeth de Bélgica como herederas ante la monarquía extranjera. Estas son algunas de sus opciones para una gran noche.
Dentro del joyero de la Casa Real Noruega había varias opciones para Ingrid con mucho significado, teniendo en cuenta que para un 18º cumpleaños se suelen escoger opciones sencillas. Sin embargo, la elección de Ingrid Alexandra marca que ella es princesa por nacimiento. La nieta de Harald ha escogido una diadema con círculos de diamantes engastados en platino con botones de diamantes y perlas, una tiara que la princesa Ingeborg recibió como regalo de su esposo, el príncipe Carlos de Suecia, hace más de 120 años. Otras de las opciones que se barajaban eran algunas de las joyas que su madre, la princesa Matte-Marit, ha llevado en los últimos años.
En ese caso haber optado por el "bandeau" de margaritas que los Reyes le regalaron a su madre, la princesa Mette Marit, para su boda. Es un diseño floral que data de 1910 y tiene veintitrés margaritas en platino, oro blanco y diamantes. Otra posibilidad, más llamativa y arriesgada, era la diadema de amatistas y diamantes que la reina Sonia le cedió precisamente por el nacimiento de Ingrid, aunque después de esa fecha también la ha llevado Marta Luisa. Es una joya de enorme valor sentimental ya que fue un regalo del rey Harald a su mujer, pero es cierto que en los últimos años se ha llevado en muchas citas y no resultaría tan especial y única teniendo en cuenta que Ingrid Alexandra está llamada a ser reina por derecho propio.
Otra posibilidad, con más historia, era una de las joyas favoritas de la casa, de hecho Marta Luisa de casó con ella, y es una copia de la tiara robada de la Reina Maud que alterna diamante y perlas –abuela de Harald- que desapareció de una caja fuerte en 1995. Esta tiara es una de las "desmontables", es decir, se puede llevar a lo grande o en una versión más sencilla. Lo mismo ocurre con otra de las que entraba en la quiniela, la tiara de la reina Alexandra, llamada así por que se creó para la reina Alejandra del Reino Unido y la heredó su hija, la reina Maud. La Reina Sonia la ha usado en raras ocasiones, alternando la versión sencilla (que podría ser la idónea para esta ocasión) y la completa con las cruces de Malta. Esta es quizá la que tiene más historia, puesto que vincula a tres casas reales, ya que la reina Alejandra nació como princesa danesa, se convirtió en reina consorte del Reino Unido por su patrimonio con Eduardo VII y es la madre de la reina Maud, reina consorte de Noruega.
Amalia de Holanda: 'Amo las tiaras. Enséñame una y sabré de donde viene. Puedo reconocer todas las tiaras de Europa'
Si la cena de este viernes se convierte en un desfile de tiaras hay otras dos princesas que estarían de estreno: Amalia de Holanda, que cumplió 18 años el pasado diciembre y cuenta en casa con uno de los joyeros más espectaculares de Europa, ya que las colecciones de los Países Bajos y del Reino Unido son las más valiosas, eso sin olvidar que se ha declarado una gran fan de este tipo de joya, y Elisabeth de Bélgica, la mayor de su generación y que con 20 años todavía no se ha dejado ver con el aderezo propio de las princesas.
En total la Casa Real holandesa tiene una veintena de tiaras en una variedad de colores. Sin embargo, la madre de Amalia, Máxima de Holanda trazó con sus elecciones una diferencia entre las tiaras que llevaba cuando era princesa y las que empezó a llevar como reina, aunque algunas le han acompañado desde el principio como la tiara ‘bandeau’ de diamantes, con veintisiete grandes diamantes de talla antigua que en su tiempo fue un collar, o la tiara de perlas antiguas, que fue la primera que llevó Máxima, siendo todavía novia del príncipe Guillermo, pero lo hizo usando solo la base, es decir, le quitó las siete perlas naturales para un resultado más discreto. Su diseño se remonta a la gran duquesa Ana Pávlovna de Rusia, aunque la original habría sido robada, encargando su nieta la Reina Guillermina (tatarabuela de Amalia) una réplica. Esta sería una apuesta con gran significado, ya que no solo fue la primera tiara que se puso su madre, es que además lo hizo para ir a la boda de los príncipes Haakon y Mette-Marit, por lo que tendría sentido que ahora la princesa heredera de Holanda cerrara el círculo llevándola al cumpleaños de la princesa heredera de Noruega.
Esta tiara (la de fotografía anterior) es quizá de las menos conocidas, pero si decimos que las perlas se pueden sustituir por esmeraldas ya la cosa va cambiando, porque es la que se conoce como la tiara de esmeraldas, ya que Máxima la llevó muy poco con perlas, pero sí con esmeraldas una vez que su marido fue coronado. Además, para rizar el rizo, la tiara consta de una base desmontable de oro y plata que permite llevarla al estilo oriental: invertida y reposando sobre la frente. La siguiente tiara es la Festoon y fue adquirida por el rey Guillermo III en la joyería Vita de Ámsterdam para obsequiársela su hija, la reina Guillermina, en 1889, cuando ésta tenía los nueve años de edad. Cuenta con la peculiaridad que se convierte en collar y fue Máxima, como princesa, la que recuperó su imagen como tiara. Otra diadema que en el pasado estuvo entre las favoritas de la Reina de Holanda para introducirse en la vida institucional fue la que ya se conoce como la tiara de estrellas de Máxima aunque sus orígenes se remontan a principios del siglo XIX, cuando Sofía de Wurtemberg se casó con Guillermo III y se llevó como dote un gran número de joyas. La base de esta diadema puede usarse con botones de perlas y, desde la boda de Guillermo y Máxima, en 2002, con las cinco estrellas de diez puntas de la Reina Emma.
En el caso en el que Amalia de Holanda quisiera apostar por un poco de color sin recurrir a las grandes diademas soberanas, que no deben ser nada sencillas para un debut, tiene a su disposición una tiara de aguamarinas que le conecta directamente con sus predecesoras y tiene mucho simbolismo, ya que la princesa Juliana la recibió como regalo de su madre, la Reina Guillermina, precisamente cuando cumplió dieciocho años. La base es de platino y lleva siete aguamarinas de Brasil corte briolette. Fue la segunda tiara de Máxima, ya que la llevó cuatro meses antes de casarse en la visita de Estado que hicieron los entones reyes don Juan Carlos y doña Sofía en el 2001.
¿Qué hay en el joyero de Elisabeth de Bélgica?
Han pasado ya dos años desde que Elisabeth de Bélgica cumplió los 18 años y la hemos visto vestida de militar, de estudiante y en activo en a la vida oficial de su país pero de momento nunca con tiara. Hay que tener en cuenta que el cofre belga, aunque valioso, es de los más pequeños de Europa, y que ella será la primera soberana por herencia directa, es decir, las cuatro reinas anteriores fueron consortes y empezaron a llevar tiaras cuando se casaron, no al cumplir los 18 años. Así la princesa de los belgas está en disposición de escribir su historia y sentar las bases de lo que ocurrirán en el futuro.
Descartando las tiaras de uso soberano, la princesa Elisabeth podría elegir (previsiblemente porque no descartamos las sorpresas) la tiara laurel, que fue la más usada por su madre, la reina Matilde, cuando era princesa, y está decorada con hojas de laurel y bayas y es un regalo que la aristocracia belga le hizo cuando se casó con el príncipe Felipe, eso sin olvidar que se conoce como la guirnalda de Brabante y ese es precisamente el título que ostenta la princesa en la actualidad, el de duquesa de Brabante. Otra posibilidad es la tiara Wolfers, que Matilde de los belgas heredó de su tía política, la reina Fabiola, esposa del Rey Balduino. Fabiola la recibió en 1960, como regalo de bodas de los representantes de la industria del diamante de Amberes, tiene más de 200 diamantes incrustados y también se puede llevar como collar.
Otra posibilidad es la tiara de diamantes de la Reina Elisabeth de Baviera, sobrina de la Emperatriz Sissi y esposa del Rey Alberto I, fue realizada, en los años 20, en forma de bandeau para poder llevarla sobre la frente. Elisabeth se la regalaría a la Reina Astrid, en 1935, con motivo del nacimiento de su hijo Alberto II, heredándola posteriormente Fabiola, Paola y, ahora, Matilde, quien la distinguió como su tiara nupcial (en la versión más sencilla), por lo que su hija, la princesa Elisabeth, podría reservarla para su boda.