Por qué nos inspiramos una y otra vez en las series para vestir bien
Con el estreno de Los Bridgerton, las blusas de inspiración romántica tuvieron un auge; del regreso de la estética Y2K -prendas similares a las que lucíamos en los dos mil- fue culpable Euphoria. Naomi Watts y El Vigilante nos han devuelto el gusto por looks impecables en clave monocolor; y, con la nueva temporada de Emily en París, regresan los diseños llenos de color. Pero el idilio entre la moda y el mundo de las series -o el del cine o la televisión- no es algo novedoso. "Desde el comienzo del cine la influencia de la gran pantalla en las tendencias de moda ha sido una constante y lo mismo ocurre con la televisión", explica a HOLA.com Carmen Azpurgua, subdirectora de ISEM Fashion Business School.
"En la pasada edición de los premios de la Academia estaba nominada la película Being The Ricardos, un biopic sobre Lucile Ball y su marido Desi Amaz que protagonizaron Nicole Kidman y Javier Bardem. Love Lucy fue una serie de grandísimo éxito en la televisión estadounidense en los años 50. El look de Lucy durante toda la década marcó tendencia en Estados Unidos. Por poner otro ejemplo más cercano en el tiempo, pensemos en la influencia en la moda de los 80 de las telenovelas americanas como Dallas o Dinastia. Los looks de Alexis Carrington (Joan Collins) y Krystle Carrington (Linda Evans) fueron imitadísimos en ese momento", añade Azpurgua. Pero hay más ejemplos, muchos más.
Una chaqueta de punto fino, abotonada y sin cuello fue la gran apuesta para el vestuario que Joan Fontaine lució repetidas veces en la película Rebeca. Una prenda que se popularizó en los años 40 y que, incluso, cambió su nombre por el de la cinta. El vestuario de Vacaciones en Roma, diseñado por Edith Head, la figurinista más reconocida (tuvo 8 premios y hasta 35 nominaciones), supuso un cambio de mentalidad en la época y fue el primer paso para abrazar una estética mucho más casual. James Dean y las cazadoras de cuero que llevaba en Rebelde sin causa; el vestido negro de Audrey Hepburn en Desayuno con diamantes; las gafas de sol Ray-Ban Aviator que Tom Cruise empleaba en Top Gun; cualquiera de los looks de Sarah Jessica Parker en Sexo en Nueva York… Y la lista sigue.
Si hacemos un ejercicio de reflexión y pensamos en las series que más nos inspiran en estos momentos, seguramente nos demos cuenta de que entre ellas no hay conexión. Al menos no a nivel estilístico. Son muy diferentes en sus planteamientos de vestuario y eso, a la hora de inspirarnos, nos encanta. "La moda por definición es novedad, y su supervivencia como mercado -especialmente en estos tiempos de fast fashion- depende de que el público queramos cosas diferentes cada dos semanas. Las series sirven de publicidad y de espejo para presentarnos estas novedades", apunta Eduardo Sánchez, IED Madrid Head of Fashion School.
- ¿Están cambiando las series del momento nuestra forma de vestir?
Un fenómeno de cambio constante de tendencias en el que profundiza Carmen Azpurgua. "Es algo muy propio de la época actual, en moda la tendencia siempre ha cambiado con agilidad, pero es cierto que ahora hay una aceleración vertiginosa de la tendencia y todo puede mezclarse. Hay un ejercicio de reinterpretación de toda la moda anterior que complica decir qué se lleva, se lleva todo".
Pero, ¿por qué nos inspiramos una y otra vez en el mundo de las series y el cine? "Vestimos para expresar lo que somos, pero también lo que deseamos ser, y esto último viene condicionado por nuestros referentes. Y en el mundo actual, seguramente ninguno sea más grande que la última serie de moda", nos explica Eduardo Sánchez.
Cómo se construye un icono
Pongamos que encendemos la pantalla, nos metemos en nuestra plataforma de streaming preferida y continuamos con la serie que teníamos a medio. Aparece Carrie y nos enamoramos inmediatamente de su vestido. Pero si ese mismo diseño lo llevara Miranda, ¿nos gustaría igual? "Nos inspira el bolso que lleva Zendaya en Euphoria o el vestido de Carrie en And just like that, pero su poder de seducción y nuestro deseo por ellos no sería el mismo si no creamos una relación emocional con el personaje y su mundo", sentencia Eduardo Sánchez.
Una relación emocional que suele estar condicionada por muchos factores, pero como él mismo apunta, tiene mucho que ver con "aquellos que representan el zeitgeist de cada momento, los que nos dan aquello que necesitamos, aunque no sepamos qué es lo que queremos".
Y ese vínculo a medio camino entre lo emocional y lo espiritual, es precursor de iconos que, a veces, surgen casi sin pretenderlo. "La creación de un icono en cine o en el arte en general, es algo muy complejo y a la vez muy simple. Muy complejo en cuanto a que hay muchas cosas pensadas en torno a un icono, claves estilísticas ultraprocesadas que recogen el gusto estético del momento, si pensamos en la creación de Marilyn Monroe como un producto fabricado por el start system lo entendemos. Al mismo tiempo, ese mecanismo de construcción no siempre funciona, hay un algo etéreo, poco definible que hace que esporádicamente nazca un verdadero icono", asegura la subdirectora de ISEM Fashion Business School.
Y entre esos verdaderos iconos, una reina: Audrey Hepburn. "En mi opinión, Audrey es difícilmente comparable con nadie, pero es cierto que tanto ella como la protagonista de Sex in the city, introducen la moda como parte del guion. Es decir uno va a ver una película de Audrey o un capítulo de Sexo en N.Y. no sólo por el argumento sino, sobre todo, por los looks que vamos a ver", concluye Carmen Azpurgua.
- 'Regencycore', el estilo que continúa imparable con el fenómeno de 'Los Bridgerton'
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