Invisibilización e indiferencia: la violencia que enfrentan las mujeres con discapacidad en México
La violencia contra las mujeres con discapacidad es un gran problema en México y a nivel internacional, del cual no se habla lo suficiente. Las circunstancias que enfrentan estas mujeres son poco visibilizadas, lo que complica la forma de encontrar soluciones.
“En cuanto al tema de violencias, las mujeres con discapacidad tenemos muchísimas más probabilidades no solo de vivirlas, sino de, además, no poder escapar”, dice Jen Mulini a Animal MX. Ella es una mujer indígena mexicana con discapacidad, activista, periodista, conferencista y hablante de náhuatl.
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Mulini cuenta que las mujeres con alguna discapacidad (a diferencia de los hombres) son víctimas de un cruce específico de circunstancias que las colocan en especial vulnerabilidad ante la violencia y el abuso por su condición de discapacidad y su género.
ONU Mujeres documentó esta problemática a nivel mundial, y señala que las mujeres y niñas con discapacidad están frente a una situación de género y condición, entrecruzada y agravada por estereotipos que generan discriminaciones, especialmente sobre ellas.
Estos estereotipos también son un factor que genera nuevas situaciones de discriminación y violencia.
“No sólo no saben dónde denunciar, sino que muchas veces no saben que están viviendo una situación de violencia”, señala Mulini.
Pero no solo eso, este tipo de violencias son invisibilizadas. Prueba de ello son los datos específicos que aparecieron en la última Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), realizada en 2021.
7 de cada 10 mujeres con discapacidad han sufrido algún tipo de violencia
El Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES), a través de su boletín Desigualdad, reconoce una subestimación en las cifras de violencia hacia las mujeres y las niñas con discapacidades y limitaciones, porque ellas no necesariamente pueden responder directamente cuestionarios y la violencia captada por ellas puede ser muy superior a la recopilada por las encuestas.
“Como parte de un proyecto llamado Liderazgos Solidarios, visitamos casas donde no nos dejaban entrar o decían que ahí no vivía nadie con discapacidad”, relata Jen Mulini.
El proyecto que nos cuenta Jen es un ejemplo de que muchas veces estas violencias no necesariamente están reflejadas en las estadísticas.
Sin embargo, los resultados de la ENDIREH sí nos ayudan a dimensionar el panorama de violencia para las mujeres con discapacidad en México.
En México hay 22 millones de mujeres mayores de 15 años con discapacidad o limitación y la encuesta realizada cada 4 años por el Inegi identificó que de ellas, 16.3 millones de mujeres del mismo grupo de edad sufrieron algún incidente de violencia en algún momento de su vida.
De ellas, 9.8 millones vivieron violencia en los 12 meses previos a la encuesta que se realizó en 2021.
La encuesta también reveló que las mujeres con discapacidad sufren más violencia que las mujeres sin discapacidad o limitaciones. 72.6% de las mujeres con discapacidad sufrió violencia, frente al 66.7% de las mujeres sin discapacidad.
Es decir, casi 7 de cada 10 mujeres con discapacidad han sufrido algún tipo de violencia.
¡Estos números aumentan al revisar el porcentaje de mujeres mayores de 60 años!
El 14.6% de las mujeres de 60 años y más experimentó algún incidente de violencia, pero las mujeres con discapacidad en ese rango de edad lo vivieron en 41.5 %.
Eso quiere decir que las mujeres con discapacidad son un grupo con un índice de violencia superior frente a otros grupos de atención prioritaria.
¿A qué tipos de violencias se enfrentan?
Las violencias que enlista la ENDIREH, están catalogadas en física, psicológica/emocional, patrimonial, económica y sexual, mismas que se pueden desarrollar en los ámbitos, escolares, laborales, de pareja, familiares o comunitarios.
Sin embargo, no necesariamente visibilizan todas las violencias a las que son sometidas las mujeres con discapacidad, pues también se enfrentan a situaciones de explotación laboral, mendicidad forzada y la negación de las atenciones que requieren.
Por ejemplo, el Centro Interdisciplinario de Derechos, Infancia y Parentalidad (CIDIP) señala en un informe que a nivel sexual y reproductivo algunas violencias que viven las mujeres con discapacidad están normalizadas, aceptadas y promovidas por la sociedad, como abortos sin consentimiento o anticoncepcion y esterilización forzada.
El CIDIP también destaca que la violencia a las personas con discapacidad permanece oculta e incluso normalizada a causa de los múltiples prejuicios, estereotipos y estigmas.
Faltan espacios seguros y accesibles
Otras situaciones que no son contempladas y no necesariamente se reflejan en las encuestas, son las violencias institucionales de las que también pueden ser víctimas las mujeres con discapacidad.
El informe de CIDIP apunta que hasta un 80% de mujeres con discapacidad que viven en instituciones están expuestas a violencia de personal sanitario, de servicio o cuidadores.
Y si las mujeres intentan salir de ese lugar donde son violentadas, se enfrentan a otro problema: “No hay refugios con accesibilidad para que las mujeres con discapacidad puedan salir de los espacios violentos”, nos explicó Jen Mulini.
“No hay presupuesto para la accesibilidad, no solo las mujeres con discapacidad no pueden comunicarse, no tienen redes de apoyo. Hay un abismo muy grande para que puedan pedir ayuda y si quieren escapar, por parte del gobierno, no hay quien las reciba”, señala.
Jen menciona que incluso el hecho de denunciar se convierte en una experiencia violenta cuando acuden a fiscalías o ministerios públicos que no necesariamente fueron pensados con una mirada inclusiva.
“¿Qué está pasando en la fiscalías? ¿Con qué tipo de servicios cuentan? Si es una mujer con discapacidad motriz usuaria de silla de ruedas, es accesible, pero ¿si es una persona sorda puede llegar un intérprete?”, cuestiona Jen.
¿Qué podemos hacer?
Para Jen Mulini, además de visibilizar la problemática, un inicio sería darle voz a las mujeres con discapacidad y crear redes, entender que difícilmente cuentan con apoyo y debido a eso es menos probable que puedan escapar de la violencia.
Pero además, falta la vinculación de las instituciones con las personas con discapacidad para que los instrumentos como encuestas y políticas públicas estén diseñadas de manera inclusiva.
Y sobre todo, es necesario un cambio social acerca de cómo vemos a las personas con discapacidad, hacer equipo y aprender a enriquecer con la diversidad.
“Si no se vuelve en este ciclo vicioso de la violencia económica, la violencia en las calles, la violencia de pareja… y todas las violencias juntas”, finaliza la periodista.
ONU Mujeres estima que a nivel mundial hay más de 500 millones de mujeres con discapacidad.
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