Iosi, el espía arrepentido: política, terrorismo y redención, en una serie sobre el agente que encontró su identidad perdida en medio de una investigación
Las imágenes de archivo de los minutos que siguieron a la explosión de la bomba que destruyó la Embajada de Israel se funden con la de un hombre vestido de traje que camina sobre los escombros de lo que alguna vez fue un distinguido edificio del barrio porteño de Retiro. El ruido de las sirenas y los gritos no logran tapar el silencio del vacío. Alrededor, fuego, sangre, restos de objetos que alguna vez fueron pertenencias y cuerpos rotos. Es 1992 y Iosi Peres recorre el lugar luego del ataque terrorista. ¿Qué lo llevó hasta allí? ¿Cómo colaboró con la masacre? ¿Por qué ese momento torció -de nuevo- el rumbo de su historia? ¿Qué pasó para que uno de los espías más destacados de la Policía Federal de la posdictadura encuentre, en la comunidad que debía investigar, su propia identidad?
Con un hecho real y una investigación periodística -el libro homónimo, escrito por Miriam Lewin y Horacio Lutzky- como punto de partida, Iosi, el espía arrepentido construye algunas de esas respuestas en un atrapante thriller político. Protagonizado por Gustavo Bassani -una revelación- y Natalia Oreiro y con la participación de Mercedes Morán, Alejandro Awada, Carla Quevedo, Minerva Casero y Marco Antonio Caponi, la nueva producción de Daniel Burman se puede ver a partir de este viernes por Amazon Prime Video.
En ocho episodios, Iosi cuenta la historia de José Pérez, un agente del servicio de inteligencia argentino que durante el inicio de la democracia es reclutado por la Policía Federal para infiltrarse en la comunidad judía . El objetivo: desbaratar el “Plan Andinia”, un supuesto proyecto sionista surgido de Los protocolos de los sabios de Sion para desmantelar la Patagonia Argentina y Chilena y crear ahí un Estado judío. Un mito del antisemitismo local que tuvo su auge en los 70. La serie también está atravesada por problemáticas como el tráfico de armas y los vicios sostenidos de la dictadura durante los primeros tiempos de la democracia.
Durante 15 años, José vivió como Iosi. En esos años, recabó información y filtró datos que luego fueron utilizados para perpetrar dos de los atentados terroristas más grandes en Latinoamérica: el de la Embajada de Israel y el de la AMIA. Durante esos años también estudió hebreo, historia judía, participó de organizaciones políticas juveniles, de actividades sociales, hizo propios los ritos de la religión y se enamoró. Cuando la Embajada voló por los aires Iosi empezó, a contrarreloj, un camino hacia la redención .
El camino heroico de Iosi
Un día cualquiera, sin buscar nada en particular, Burman agarró el libro sobre la historia de Iosi de la estantería de una librería. “Lo di vuelta, leí la contratapa y sentí la necesidad y el imperativo vital de que esa historia sea contada” confía en diálogo con LA NACION. Así surgió la idea de convertir la investigación de Lewin y Lutzky en el puntapié de un thriller de espionaje. “El libro es una invitación, es una provocación a contar la historia”, agrega Burman, y marca una diferencia entre las historias que le dan ganas de contar y las que necesariamente siente que “tiene que contar”, entre las que se encuentra la vida de Iosi. “ Después leí el libro y la historia de él, por lo que atraviesa. El camino heroico de Iosi real me pareció realmente extraordinario. Una materia narrativa única. Enseguida me puse en contacto con Miriam y Horacio, quienes confiaron en mí para darme semejante historia. Es una responsabilidad muy grande ”, explica.
Con la historia en las manos, Burman comenzó a trabajar en el guion. Lo hizo junto a un equipo de autores comandado por Sebastián Borenzstein: Natacha Caravia, Sergio Dubcovsky y Andrés Gelós. El libro fue la inspiración. “Tomamos esa materia narrativa como una base y después construimos un personaje con muchas motivaciones y una prehistoria diferente”, dice Burman. El equipo autoral también decidió no desvirtuar los acontecimientos que atraviesan la historia pero que no son la historia en sí: los atentados terroristas. “ No inventamos ni víctimas ni victimarios. Fuimos muy respetuosos con eso ”, revela sobre los aspectos que se presentaron como irrenunciables con respecto a la historia real. La serie, explica, no pretende “llegar a un lugar de verdad donde la Justicia no llegó”. “Hay como cierto decálogo que tuvimos con los autores de mucho cuidado, y sobre ese territorio nos movimos cómodos”, afirma el realizador.
Sobre cuáles fueron los aspectos qué más le llamaron la atención durante la investigación previa a la redacción del guion, Burman reconoce que le pareció “particularmente fascinante” ver cómo funciona la inteligencia en Argentina. “ También la humanidad que atraviesa a todos los personajes. Hasta los personajes más nefastos tienen motivaciones vinculadas con carencias de su infancia, con falta de abrazos, con deseos de identidad. Lo que no los banaliza ni tampoco los redime. Las pequeñas miserias de todos los personajes reales eran muy atractivas ”, asume.
Un elenco a medida
Con Gustavo Bassani y Natalia Oreiro en los roles principales, Iosi, el espía arrepentido puede hacer gala de un impecable casting de actores. ¿Cómo fue esa elección? “Son actores que parecen haber nacido para interpretar esos personajes, realmente. Estoy muy feliz con todos”, revela Burman, al tiempo que destaca el caso de Bassani, un joven desconocido a nivel masivo que logró darle profundidad al personaje de Iosi: “ Teníamos en claro que queríamos que el protagonista fuera una cara nueva. Era un infiltrado, con lo cual decíamos ´tiene que ser alguien que si entra en este momento al set pase desapercibido´ ”.
En el proceso de la búsqueda de caras nuevas, apareció Bassani. “Hizo un casting extraordinario. Después fui a verlo al Microteatro y no podía creer cómo no conocía a alguien con tantas herramientas. Fue increíble. Gustavo es como esos actores clásicos norteamericanos que sabe artes marciales, que aprende un idioma en cuatro semanas, que sabe manejar armas y que tiene un manejo físico extraordinario y una gran inteligencia emocional... Es algo realmente único. Creo que la gente que lo va a ver en la serie va a quedar muy impactada con el trabajo de todo el elenco y el de Gustavo como revelación”, asegura el director.
“¡Yo también hice casting! lo hicimos juntos. ¿Te acordás? así nos conocimos”, revela divertida Oreiro a LA NACION sentada junto a Bassani. La uruguaya le da vida a Claudia, una agente del servicio de inteligencia que es el único nexo entre Iosi y la fuerza. “Es una manipuladora, es una persona que está convencida de lo que está haciendo, que está convencida de su causa. Es quien capta a Iosi y quien de alguna manera le da el primer entrenamiento para que pueda finalmente infiltrarse en la comunidad judía y convertirse en un judío más”, contó.
Por su parte, Bassani recuerda que lo que más le impactó de su personaje fue “cómo una persona por estar rota por dentro puede ser tan manipulable y a la vez manipular”. El actor explica que buscó humanizarlo y que su intención fue mostrar sus remordimientos y su intención de comenzar a cuestionar su propia realidad: “ Ese viaje interior de descubrir quién es en realidad en ese espejo que encuentra en la comunidad judía. Ahí encuentra amigos, amores, encuentra una cultura que abrazar, encuentra una religión. Lo que yo quise mostrar fue ese viaje de autodescubrimiento ”.
Los servicios de inteligencia en la serie se completan con el personaje de Luis Garrido, “alguien que está sumergido en los vericuetos grises de la ley, un oportunista que tiene un atisbo de resentimiento en su personalidad y que está dispuesto y predispuesto a traccionar todo lo que más pueda”, según lo define su intérprete, Marco Antonio Caponi. “Es amigo y compañero de Iosi, ese vínculo le da la posibilidad de generar todo el tiempo una deuda como moneda”, agrega.
Luego de contar que preparó el personaje investigando pero también indagando en su interior e inspirado en personajes de esta índole, reconoció que pensó en una sumatoria de personas reales. “Porque también lo lindo de hacer ficción es que uno pueda agarrar hechos concretos de la realidad o personajes, incluso gente que uno pueda tener en una mesa, y tratar de darle una dimensión que le dé un carácter de ficción”, completa.
Aprender y recordar
Dafne y Eli son dos jóvenes judías. La primera, interpretada por Minerva Casero, es la hija de un personaje central dentro de la comunidad y a su vez construye un vínculo sentimental con Iosi. La segunda, a quien le da vida Carla Quevedo, tiene una historia que se va develando con el correr de la serie. Las dos practican rikudim, una tradicional danza judía, son parte de un coro comunitario y militan en una agrupación política juvenil.
Como sucedió con Bassani, Casero y Quevedo también se “infiltraron” en la comunidad para aprender de la cultura que atravesó a sus personajes. “En la experiencia de bailar y compartir con chicas jóvenes que realmente son parte de un club, que realmente bailan rikudim, nos fuimos embebiendo de todo ese sentido de pertenencia”, cuenta Casero a LA NACION. Por su parte, Quevedo repasa que también practicaron mucho con el coro que aparece en la serie, que es un coro real, que tuvieron una coach de hebreo y de idish para lograr una pronunciación perfecta en las canciones que debían interpretar y que un rabino las invitó a su casa un viernes por la noche. “La idea de Shabbat fue algo que se dio espontáneamente. Fue muy grato y muy lindo poder ser parte”, resalta Casero.
Antes de su lanzamiento en Amazon Prime Video, Iosi: el espía arrepentido abrió la sección Berlinale Series en la 72° edición del Festival Internacional de Cine de Berlín. Además de ser una experiencia muy movilizante para Burman por su trayectoria personal -”Iosi se proyectó en la misma sala en la que proyecté mi primera película hace más de 20 años”, rememora- se trató de un gran antecedente antes de su estreno oficial.
“Un viernes helado y con sala llena y se pusieron los tres primeros capítulos juntos y el impacto que tuvo en la gente la historia, el camino, saber que estaba basado en hecho real... Fue muy impactante lo que pasó en la audiencia. Sobre todo el recorrido humano del personaje, la complejidad con la cual estaba tratado un supuesto espía que empieza a encontrar en aquello que tiene que espiar una parte suya perdida”, recuerda Burman, y explica que en esa experiencia pudieron comprobar que la historia, más allá de ser una historia argentina, tiene un rebote universal enorme.
¿Por qué ver Iosi, el espía arrepentido? Emocionado por el estreno y satisfecho con el resultado, Burman no duda en la respuesta: “Porque es un extraordinario entretenimiento, es una historia que se goza mucho. Es como la celebración del cuento. Ahí hay una historia extraordinaria, un personaje que atraviesa un camino. Es un viaje extraordinario. Y porque también es volver a un momento de la historia argentina desde un lugar lúdico -porque es una gran narración de ficción-, que nos vuelve a hacer preguntas que quizás teníamos dormidas en nuestra cabeza ”.