Netflix ha caído en una gran ironía interna con su última comedia

Blockbuster. Randall Park as Timmy in episode 105 of Blockbuster. Cr. Courtesy of Netflix © 2022
Blockbuster. Randall Park as Timmy in episode 105 of Blockbuster. Cr. Courtesy of Netflix © 2022

Aunque actualmente se encuentra en pleno proceso de reconfiguración tras una temporada de crisis y caída de suscriptores y la competencia cada vez le come más terreno, Netflix sigue en lo más alto de la pirámide del streaming, recuperándose de ese bache para afianzar su posición en el mercado. Eso sí, no siempre fue así. Hace unos años, Netflix se dedicaba al alquiler de vídeo en una era en la que otra compañía se imponía con un nombre mundialmente conocido: Blockbuster.

Desde entones, el mercado se ha transformado completamente y el vídeo ha dado paso a la era del streaming. Mientras Netflix se supo adaptar a los nuevos tiempos para revolucionar la industria, Blockbuster quedó obsoleta y acabó cerrando sus cadenas en todas partes. Años después, ambas conviven (es un decir) gracias a la nueva serie de Netflix, titulada Blockbuster, una comedia que esconde dos grandes ironías: la de tener una serie que critica el streaming en Netflix y que trate sobre la compañía que el gigante de Ted Sarandos acabó hundiendo.

Blockbuster se estrenó el pasado 3 de noviembre con una primera temporada de 10 episodios. Creada por Vanessa Ramos, guionista de Brooklyn Nine-Nine y Superstore, la serie es una comedia laboral que vendría a ser una fusión de esos dos títulos citados, de los que toma prestados prácticamente todos sus elementos distintivos y sus dinámicas de personajes. Siguiendo los pasos de la fundacional The Office y Parks and Recreation, Blockbuster narra el día a día de un grupo de trabajadores del último Blockbuster abierto, cuyo jefe se empeña en preservar la tradición de los videoclubs ante el imparable avance del streaming.

La serie está liderada por Randall Park (Bruja Escarlata y Visión) como Timmy Yoon, un soñador analógico anclado en el pasado que ha dedicado su existencia a su pasión por las películas. Timmy dirige el Blockbuster en el que ha trabajado toda la vida, un vestigio de tiempos pasados. Cuando desde la directiva le comunican que el suyo es el único videoclub de la cadena que queda abierto en Estados Unidos, Timmy se propone salvarlo con la ayuda de sus trabajadores, entre ellos Eliza (Melissa Fumero), el amor de su vida, a la que se está planteando confesar sus sentimientos. Su plan consiste en recordar a la comunidad la conexión humana de los videoclubs, que se ha perdido por completo en la era digital.

Ya desde su episodio piloto, Blockbuster deja clara su postura, amable pero firme, sobre el streaming, apuntando que por culpa del giro de la industria hacia lo digital, el encanto de charlar con un extraño sobre una película en uno de esos templos de cinefilia de toda la vida, se ha perdido definitivamente (Kevin Smith y Quentin Tarantino estarían de acuerdo). En ese primer capítulo, que reconozcámoslo, no es la mejor carta de presentación, Blockbuster lanza pullas a esos conglomerados, aunque no menciona a Netflix, sino a uno de sus rivales más fuertes, Amazon. Eso sí, uno de los personajes pronuncia la frase “Que le den al algoritmo”, clara indirecta a la misma plataforma que ha acabado siendo su hogar, mientras que otro reivindica los videoclubs porque en ellos se podía encontrar clásicos que no están en streaming (un problema con el que todos nos hemos encontrado).

Es muy irónico entrar a Netflix y encontrarse con el logo de Blockbuster, en su característica combinación cromática de amarillo y azul. Y no solo porque la serie vaya de todo lo contrario a lo que representa la propia Netflix, sino por la historia que comparten. Blockbuster fue fundada en 1985 por David Cook y atravesó una gran era de esplendor en los 90, controlando una gran porción del mercado de los videoclubs, con más de 9.000 establecimientos en todo el mundo. Netflix nació algo más tarde, en 1997, y para quien no lo sepa, originalmente se dedicaba a ofrecer un servicio de alquiler de DVD por correo postal en Estados Unidos.

Blockbuster. (L to R) Olga Merediz as Connie, Madeleine Arthur as Hannah in episode 103 of Blockbuster. Cr. Eric Milner/Netflix © 2022
Blockbuster. (L to R) Olga Merediz as Connie, Madeleine Arthur as Hannah in episode 103 of Blockbuster. Cr. Eric Milner/Netflix © 2022

En el cambio de siglo y ante el auge del vídeo bajo demanda y la televisión por cable, Blockbuster experimentó una caída en picado y acabó en quiebra. Mientras que Netflix, mucho más lista, vio la oportunidad perfecta para cambiar de carril y se apuntó al digital creando una plataforma de vídeo online que fue creciendo y creciendo, hasta marcar un antes y un después hace aproximadamente una década, cuando empezó a producir sus primeros contenidos originales (House of Cards, Orange Is the New Black), con los que puso de moda el modelo binge (estrenar temporadas completas de golpe). Pero lo más curioso es esto: Blockbuster tuvo la oportunidad de adquirir Netflix por el módico precio de 50 millones de dólares en el año 2000, pero acabó renunciando al acuerdo, sellando así su sentencia de muerte.

Desde entonces, Netflix ha seguido creciendo y expandiéndose por todo el mundo, imponiéndose como la primera opción de streaming en muchos territorios. Si bien Disney+, Amazon Prime Video, Hulu o HBO Max se han acabado llevando buenos pellizcos del pastel, Netflix ha luchado con uñas y dientes para mantener su liderazgo en un mundo en el que el concepto del alquiler físico ha quedado como una idea completamente marciana para las nuevas generaciones. De ahí que resulte tan llamativo ver algo como Blockbuster entre su oferta, una última estocada a la compañía rival que la rechazó y acabó mordiendo el polvo. Justicia poética.

A la propia Netflix, evidentemente, no se le escapa la ironía. Así lo corrobora Vanessa Ramos en una entrevista reciente con The Hollywood Reporter, donde desvela que a los ejecutivos del gigante rojo les encanta reírse de sí mismos a través de serie. “Por supuesto [que reconocen la ironía]”, dice la creadora de la serie. “Me entusiasmó mucho que estuvieran de nuestra parte. Sería más raro que no lo reconocieran. Hay unas cuantas referencias al tema a lo largo de la serie. En el piloto, un cliente, interpretado por Carl Tart, está buscando una película porque el algoritmo no para de recomendarle The Great British Bake Off’, y su novia lo dejó por un pastelero de Manchester. Ese es el lado malo. Nos dejan lanzar dardos al algoritmo y nos sorprendió las veces que pudimos hacerlo.

Pero, más allá de lo anecdótico, ¿merece Blokbuster la pena? El sentimiento generalizado es que no. Como decía, su primer episodio no es un punto de partida excelente precisamente. En él nos encontramos todos los tópicos de las workplace comedies, así como los arquetipos de personajes que no pueden faltar en ninguna de ellas (el jefe torpe pero bonachón, la cabeza hueca, la señora mayor excéntrica…), incluida la presencia de Melissa Fumero interpretando al mismo personaje que desempeñó en Brooklyn Nine-Nine. El humor en ese primer capítulo tampoco termina de cuajar y la premisa, aunque parte de una gran idea, no escapa de ese tufo a déjà vu que no aporta nada nuevo.

Sin embargo, tengo que decir que, pasada la prueba de fuego que es ese piloto, la serie empieza ya desde su segundo episodio a mostrar indicios de ir por el buen camino. Hay que recordar que ninguna de las comedias mencionadas en este artículo empezaron por todo lo alto, de hecho algunas de ellas tienen primeras temporadas que los fans recomiendan ver con paciencia, e incluso saltarse para llegar antes a lo bueno. Por eso creo que habría que aproximarse a Blockbuster con esa mentalidad. Cualquier amante de las telecomedias sabe que hay que darles su tiempo para que se asienten y encuentren su dinámica.

Blockbuster. (L to R) Randall Park as Timmy, Tyler Alvarez as Carlos, Kamaia Fairburn as Kayla, Melissa Fumero as Eliza, Madeleine Arthur as Hannah in episode 107 of Blockbuster. Cr. Ricardo Hubbs/Netflix © 2022
Blockbuster. (L to R) Randall Park as Timmy, Tyler Alvarez as Carlos, Kamaia Fairburn as Kayla, Melissa Fumero as Eliza, Madeleine Arthur as Hannah in episode 107 of Blockbuster. Cr. Ricardo Hubbs/Netflix © 2022

Sí, es cierto que comparada con los mayores referentes del género, y más recientemente con lo que acabó siendo la excelente (e infravalorada) Superstore, Blockbuster sale perdiendo. Tampoco ayuda que, hoy en día, con la profusión inabarcable de contenido que nos llega casi a diario en streaming, los espectadores hayan perdido esa paciencia a veces necesaria para descubrir una joya en potencia. Seguramente Blockbuster no vaya a serlo, que conste, pero se coge cariño muy rápidamente a sus personajes -con un reparto que no tarda en compenetrarse a las mil maravillas en el que destacan Tyler Alvarez, J.B. Smoove y una genial Olga Merediz-, sus diálogos mejoran conforme avanza y para los cinéfilos es todo un aliciente escuchar la cantidad de referencias que llenan cada episodio.

Conociendo a Netflix y ante la acogida negativa de la crítica y el público, Blockbuster corre el peligro de unirse al ya muy concurrido club de las series canceladas tras una sola temporada. Y sería una pena, la verdad, porque en mi opinión, tiene potencial, cuenta con un estupendo reparto y es idónea para desconectar y pasar el rato, sobre todo si echas de menos a sus hermanas mayores, Brooklyn Nine-Nine y Superstore. Si Blockbuster acaba sucumbiendo al algoritmo que tanto critica, acabará como un recuerdo endeble de aquella vez que Netflix hizo un hueco nostálgico en su catálogo a su gran enemiga, un indicio final de que no hay futuro para los videoclubs, ni siquiera en formato serie.

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