Isabel San Sebastián nos presenta 'La Temeraria': 'La reina Urraca tiene sobrados elementos para ser un icono del feminismo actual'
Isabel San Sebastián regresa a esta sección de 'Café con letras' justo dos años después de inaugurarla con la entrevista que le hicimos a propósito de su novela La Dueña. En esta ocasión, nos habla sobre una mujer fascinante y muy olvidada de nuestra historia, la reina Urraca de León, protagonista de su última novela La Temeraria (Ed. Plaza y Janés), que ya va por su sexta edición en apenas cinco meses. Sobre ella y los duros avatares a los que tuvo que enfrentarse a comienzos del siglo XII, charlamos hace unos días, tocando otros temas como el feminismo actual, su querida Asturias y el 80 aniversario de la revista HOLA.
- En tu recorrido literario por la Reconquista, llega el turno de una mujer fascinante, la reina Urraca de León. ¿Tenías claro desde hace tiempo que merecía una novela?
Me la encontré por casualidad, ya que yo formo parte de la legión de españoles a los que se nos había ocultado la existencia de esta reina, apenas citada en la historiografía. Estaba investigando para mi próxima novela, que pensaba centrarla en Alfonso VII El Emperador, cuando leí las crónicas de la época y topé con Urraca. Dar con ella hizo que cambiara mi esquema inicial, ya que me pareció un personaje absolutamente fascinante que merecía una novela en sí misma.
- Como anuncias en el prólogo, te alejas un tanto de la visión de los códices y crónicas medievales sobre la reina Urraca para dar la tuya propia. ¿Una cuestión de justicia?
Todo lo que aparece sobre la reina Urraca en la novela es histórico, basado en lo que reflejan las crónicas y documentos de la época, incluso en episodios muy concretos que acontecen y están reflejados, por ejemplo, en la Crónica Compostelana. Lo que sí anuncio en el prólogo es que mi interpretación de esos hechos no va a ser la misma que la que hicieron sus contemporáneos en esos códices que han llegado hasta nuestros días.
Mi visión es mucho más comprensiva, más respetuosa, de mayor admiración y cariño hacia una reina a la que sus coetáneos destrozaron, básicamente, por una cuestión de prejuicios y de misoginia. Urraca se atrevió a reinar, lo que rompía un tabú mental en aquellos tiempos marcados por la gran influencia eclesiástica en el poder político, a través de los monjes de Cluny. Ellos le pusieron el apodo de La Temeraria.
- Su matrimonio con Alfonso I El Batallador fue desgraciado y cruel desde el comienzo. ¿A él sólo le interesaba apoderarse del poderoso reino de León?
La cabeza de la cristiandad hispana era el reino de León, mientras que Aragón y Navarra eran mucho más pequeños. A Alfonso I no le gustaban las mujeres, se dice de él en las crónicas que era un monje guerrero y en las musulmanas incluso se insinúan otras cosas. Urraca y Alfonso se llevarán a matar desde el principio y el único objetivo de Alfonso será robarle el trono para reinar en León, pero ella no se deja, no se somete. En ese sentido, Urraca es extraordinariamente moderna, una mujer audaz y valiente, convencida de su deber y derecho a reinar.
Sufrió maltrato físico, palizas, faltas de respeto constantes y Alfonso I sembrará el terror con sus invasiones del reino de León, pero Urraca siempre le plantará cara. Su reinado es una tortura, pero ella lo ve como un deber al que no renunciará.
- Su esposo Alfonso incluso quiso deshacerse del hijo de Urraca...
Las capitulaciones del matrimonio entre Urraca y Alfonso estipulaban que, si tenían descendencia, ese hijo en común sería quien heredaría ambos reinos. Pero, al no haber química entre ellos desde el principio, por decirlo suavemente, esa posibilidad resultaba imposible.
Por eso, Alfonso I El Batallador intentará apoderarse del hijo de Urraca, el pequeño Alfonso, ya que era el heredero al trono de León y estaba protegido en Galicia por el conde Floiraz y el todopoderoso obispo Gelmírez, quienes, a la vez de tenerlo bajo su tutela, también lo manipulan convenientemente.
- Urraca nunca renunció al amor y tuvo dos amantes, con uno de los cuales tuvo dos hijos. ¿Eso era demasiado en una sociedad tremendamente machista y misógina?
El gran éxito que está teniendo la novela, con seis ediciones en cinco meses, yo creo que está en el gran componente humano de la propia reina Urraca. Una mujer que quiere reinar en el siglo XII, un matrimonio desgraciado con un hombre que la maltrata, un hijo del que le quieren separar e incluso dos amantes en aquellos tiempos en los que era normal que los reyes tuvieran amantes, pero nunca las mujeres.
En esa sociedad cargada de prejuicios y misoginia, le llamaban meretriz pública y hacían coplas los juglares, algo que jamás hubiera ocurrido con un rey, ya que no se hubieran atrevido o, más bien, ni siquiera habrían concebido hacer chanzas porque el rey tuviera amantes. A Urraca seguro que le importaban las críticas que recibía, pero las superaba y, de hecho, siempre apostó por el amor, primero con el conde Gómez, con quien pretendía casarse y, luego, con su gran aliado político, el conde de Lara, una vez fallecido el anterior. Con el conde de Lara estuvo hasta que murió y tuvo dos hijos con él, Elvira y Fernando.
- Sahagún y la revuelta de los burgueses ocupan un episodio importante en tu libro. Lo mismo pasará también en Santiago. ¿Se discutía por primera vez el elevado poder de la iglesia sobre el pueblo?
En los siglos XI y XII, los grandes poseedores de tierras en España eran los monasterios y los grandes nobles, pero las ciudades comenzaron a experimentar un auge muy importante, sobre todo las situadas cerca del Camino de Santiago. En esas ciudades se iban instalando artesanos y comerciantes, gentes libres que no eran campesinos y que tenían que soportar unas cargas fiscales onerosísimas. Llega un momento en el que se rebelarán contra el tremendo poder de esos monasterios y, aunque la reina Urraca intentará mediar, se desatarán auténticas barbaries por el apoyo táctico que reciben los burgueses de Sahagún del rey Alfonso I de Aragón.
Efectivamente, es entonces cuando la burguesía empieza a exigir sus derechos y a contestar el poder omnímodo de la iglesia y de los grandes nobles.
- Asturias aparece nuevamente en esta novela a través de Muniadora, servidora de la reina Urraca. ¿Por qué es tan especial esa tierra para ti?
Me encontré con Asturias en un momento muy difícil de mi vida, cuando me había tenido que exiliar de mi tierra de origen, del País Vasco, al estar amenazada por ETA. En Asturias me encontré un paisaje maravilloso con el que me sentía totalmente identificada al parecerse al vasco de mi infancia y con un paisanaje absolutamente adorable. No he conocido gente más acogedora, más sencilla y cariñosa que los asturianos.
Se produjo una especie de amor a primera vista y mis novelas casi siempre nacen en Asturias, en mis paseos por las playas y los bosques. Tengo allí una casa y es mi hogar, un hogar con el que me encontré y he hecho mío. Siempre que me preguntan de dónde soy, digo que de Asturias; no lo soy, pero he decidido serlo. Además, tienen una historia y una sociología apasionante, el matriarcado no es una invención y el origen de la Reconquista, tampoco.
- Si Urraca hubiera vivido hoy, ¿sería un icono del feminismo?
Urraca tiene sobrados elementos para ser un icono del feminismo actual y, además, murió un ocho de marzo de 1126. En muchos sentidos fue una mujer adelantada a su tiempo, aunque también era muy medieval, muy religiosa, muy tiránica y autocrática, como era la concepción del poder en su tiempo.
Fue una mujer fascinante precisamente por el contexto en el que vivió, pero si hubiera vivido ahora no sé si le hubiera gustado mucho al feminismo, más que nada porque fue una mujer profundamente rebelde y el dogmatismo, no ya religioso sino laico, está muy presente en la sociedad actual. Ella se alejó de los prejuicios y los dogmas, de ahí su apodo de La Temeraria.
- ¿El éxito de tu novela demuestra el interés que tenemos en conocer hechos y personajes de nuestra historia, sobre todo mujeres bravas como la reina Urraca?
El feminismo parece que se ha limitado a reivindicar las figuras femeninas de los siglos XIX, XX y de este siglo XXI. Lo que hubo antes, o bien lo desconocen o bien lo desprecian. Se olvidan de la reina Isabel la Católica, de la reina Urraca o de la reina Sancha, cuando son referentes extraordinarios al haber reinado en aquellos tiempos en los que las mujeres no lo podían hacer en casi ningún lugar de Europa, pero sí en España.
El feminismo tiene muchas maneras de reivindicarse y una de ellas es rescatar del olvido a las grandes mujeres de nuestra historia. De hecho, en mis novelas las protagonistas siempre son mujeres.
- HOLA cumple 80 años y esta sección 'Café con letras' celebra sus dos primeros años de entrevistas literarias en HOLA. ¿Algún mensaje que nos quieras dejar?
Quiero felicitar a la revista HOLA por mantener la calidad en estos 80 años frente a la cutrez y ordinariez hacia la que ha derivado la prensa rosa. HOLA siempre ha cuidado la estética y la calidad, es un placer leerla, ya que es una lectura totalmente blanca, lo cual se agradece mucho en estos tiempos.
En cuanto a esta sección, pienso que es un gran acierto, ya que le da un toque cultural que le hacía falta. Fue un honor ser la primera autora entrevistada y lo vuelve a ser ahora por La Temeraria para hablar de Urraca de León, la primera reina de pleno derecho en Europa. ¡Qué mejor que hacerlo para HOLA!, la revista de la realeza.