J. J. Abrams, el Jedi de la expectación y el misterio

Ser la séptima entrega de una de las mejores sagas que ha dado el cine, que más merchandising genera y más seguidores alrededor del mundo tiene son razones más que suficientes para que los niveles de expectación ante su inminente estreno rocen lo estratosférico. Si a todo eso se le suma que detrás de la cámara y como co-responsable del guión se encuentra un señor llamado J. J. Abrams, entonces la expectación se eleva hasta la enésima potencia.

(Foto: Twitter)

¿Por qué? Pues porque decir que J. J. Abrams es el director son palabras mayores. Con solo cuatro largometrajes tras la cámara a sus espaldas –el Episodio VII es su quinta película– se ha convertido en un director de referencia con una legión muy activa y entusiasta de seguidores. Además, es uno de los directores que mejor ha entendido la industria del espectáculo que es Hollywood codeándose con grandes genios como Steven Spielberg y George Lucas. Abrams pertenece a esa misma escuela.

Puede que a algunos les parezcan exageradas estas afirmaciones, que el director de Super8 tiene sus fallos, como todos. Es cierto, y él mismo los ha reconocido en más de una ocasión. Como esa adicción a los efectos de luz por la que pidió perdón en 2013 tras el estreno de Star Trek. Son parte de sus señas de identidad, pero a veces se le va la mano con tanto destello. Podría decirse que, a su casi medio siglo de vida, aún sigue aprendiendo.

(Foto: Paramount Pictures)

En una reciente entrevista en Wired, el director de Misión imposible III reconoce que intenta “no olvidar los errores que he cometido, pero también intento centrarme en cosas que encuentro inspiradoras en el cine. Me hacía preguntas como ‘¿Cómo podemos hacer que esta película sea encantadora?’ Ese fue el único requisito que nos pusimos Larry y yo, que la película tenía que ser encantadora. No había que explicarlo todo, ni introducir cierto número de juguetes para una corporación, ni intentar aplacar a nadie”.

En solo un párrafo, él mismo ha condensado cuál es su filosofía. Muchos se quedarán con que tanto él como Larry (Lawrence Kasdan, guionista de El imperio contraataca y El retorno del Jedi) querían que el resultado de El despertar de la fuerza fuese una “película encantadora” y esa fue la única condición que se pusieron a sí mismos. Pero la clave de la filosofía de Abrams está un poco más adelante, en ‘no había que explicarlo todo’. Porque si hay algo que sabe hacer Abrams a la perfección es jugar con el misterio, jugar a contar sin enseñar demasiado, a dejar volar la imaginación del espectador. Es su filosofía.

El mejor ejemplo es Lost, pero también Fringe. Dos series de culto que se empapan de toda esta teoría de la caja, del envoltorio, del cómo contar las cosas para generar expectación, de lo que es para él contar una historia y cómo ha de contarse. Todo eso que condensó en una conferencia en el TED de casi 18 minutos que gira en torno a una caja de cartón sin abrir durante décadas y las posibilidades infinitas que eso supone. Si la abres, se acabó el misterio. Si la abres, descubres lo que hay dentro y quizás lo que imaginabas era mucho mejor. Si la abres, se acabó la magia. Su cine, sus series, son así.

Todo está lleno de cajas misteriosas. Preguntas que responder. “¿Qué son las historias sino cajas misteriosas? Miren, por ejemplo, Star Wars. Están los androides, conocen a la misteriosa mujer. ¿Quién es? No sabemos. ¡Caja de misterio! ¿Saben? Entonces conoces a Luke Skywalker. Compra al androide, ves el holograma. Entiendes, ¡Oh, es un mensaje! Ella quiere encontrar a Obi Wan Kenobi. Es su única esperanza. Así que se encuentra con Ben Kenobi, Ben Kenobi es Obi Wan Kenobi. ¡Carajo! Así nos mantienen, ¿no lo han visto?”. Eso fue en 2007, ¿quién le iba a decir entonces que ocho años después dirigiría una película de Star Wars?

Ahora lo ha hecho y el resultado se podrá ver en poco más de un mes. De él se espera mucho. Por los antecedentes, por su entusiasmo, por su forma de entender lo que es el entretenimiento que tan bien casa con la saga y porque si con Star Trek, sin ser seguidor, fue capaz de hacer lo que hizo –una de las mejores películas de aquel año y sumar fans a la franquicia- qué no será capaz de hacer con una saga de la que es fan desde niño.

Star Wars: El despertar dela fuerza llegará sin que se haya visto mucho antes. Si por algo se caracterizan los adelantos y tráileres de Abrams es por no revelar (casi) nada de la película. Lo suyo es llevar el misterio hasta sus últimas consecuencias. Aunque es cierto que con el paso de los años y de las críticas ha abierto un poco la puerta y se lo toma con más calma. Aprendió de Star Trek y el enfermizo secretismo que rodeó todo el proyecto. “Caminamos sobre la cuerda floja. Si caes en un lado no es bueno porque enseñamos demasiado. Y si caes en el otro lado no es bueno porque parecemos unos capullos arrogantes”, decía hace unos días a Wired. La virtud, que decía Aristóteles, está en el punto medio.

Las que serán las cinco semanas más largas en la vida de muchos acaban de iniciar su cuenta atrás. Star Wars: El despertar de la fuerza se estrena el 18 de diciembre en España. La expectación es máxima. Los seguidores de La guerra de las galaxias están deseando ver qué ha hecho Abrams con su adorada franquicia. Y los que no son seguidores del universo Star Wars –que por raro que parezca, los hay– pero sí lo son de Abrams están deseando ver qué ha hecho y engancharse a la franquicia como hicieron con Star Trek. Y los que no son seguidores ni de la una ni del otro, solo ellos saben qué esperan.