Jack: la película llena de melancolía que se convirtió en un fracaso para Francis Ford Coppola, pero también en el proyecto que más amó

Jack: la película llena de melancolía que se convirtió en un fracaso para Francis Ford Coppola, pero también en el proyecto que más amó
Jack: la película llena de melancolía que se convirtió en un fracaso para Francis Ford Coppola, pero también en el proyecto que más amó

La trayectoria de Francis Ford Coppola se nutre de películas fundamentales para la historia del cine. Nadie dudaría, por ejemplo, en catalogar a la saga de El Padrino y títulos como La conversación, Apocalypse Now o La ley de la calle dentro de los grandes clásicos; también están esas que tuvieron una progresiva valoración con el correr del tiempo, como Golpe al corazón, Cotton Club, Jardines de piedra y Tucker: un hombre y su sueño. Y, finalmente, están esos films que forman parte del anecdotario de grandes fracasos, entre las que indudablemente se halla Tetro, aquella aventura rodada en Buenos Aires a fines de marzo de 2008.

Pero hace poco más de tres décadas, la realidad de este realizador era muy distinta: venía de concluir con críticas dispares el profuso anecdotario de la familia Corleone con la tercera parte de El padrino, y había conquistado un éxito mundial con su erótica y refinada versión de Drácula, que con los protagónicos de Gary Oldman, Winona Ryder y Keanu Reeves. Confiado en aquel suceso, se aventuró a producir la versión de Frankenstein que dirigió Kenneth Branagh y que se convirtió en un gran fracaso de taquilla. Dedicado a la producción de casi una decena de títulos, con suerte dispar en resultados tanto financieros como artísticos, en 1996 Francis Ford Coppola involucró a su productora American Zoetrope en la que sería su regreso al cine como director.

Nada podía fallar con Robin Williams, rostro fundamental del cine norteamericano que ya tenía sus tres nominaciones al Oscar por Buenos días, Vietnam, La sociedad de los poetas muertos y Pescador de ilusiones; el actor era amado por el público norteamericano desde finales de los setenta por la serie Mork y Mindy y tenía un éxito reciente como Alan Parrish en Jumanji. Todas las fichas estaban puestas en él y en su interpretación para Jack , la historia de un niño que por una extraña enfermedad cuadriplica su crecimiento físico lo que lo hace parecer un adulto en un cuerpo de niño . La marca del director y la fama de su protagonista eran la garantía de un suceso en el que se invirtieron 45 millones de dólares.

Pero el comienzo de esta historia no tiene a Coppola como promotor del proyecto, sino como eslabón final de una intención surgida de la pluma de los escritores James DeMónaco y Gary Nadeau. Ambos habían coescrito el guion del cortometraje Red, que Nadeau había dirigido como estudiante de la escuela de cine de la New York University y era un suceso dentro del ambiente universitario. Entusiasmados decidieron escribir la historia de niño de diez años que tiene, a raíz de un crecimiento acelerado, un cuerpo de adulto y debe asistir a quinto grado en un cuerpo de un señor de 40 años, aunque su mente siga siendo la de un infante.

Fran Drescher, Adam Zolotin y Robin Williams, en una escena de Jack
Fran Drescher, Adam Zolotin y Robin Williams, en una escena de Jack

Una idea original que iba en sentido contrario a la cronología de El curioso caso de Benjamin Button que Francis Scott Fitzgerald había incluido en su Tales of the Jazz Age a comienzos de la década del ‘20. Aquí no nacía con 80 años e iba en sentido inverso hacia la niñez física, sino desde la niñez al crecimiento corporal acelerado. En cualquier caso, el juego con el tiempo era la clave de la propuesta. Algo que sedujo al director de El Padrino de inmediato: la saga Corleone es un devenir en el tiempo familiar; Peggy Sue (otro de sus títulos olvidados), viaja en el tiempo luego de un infarto desde donde intenta cambiar ese pasado para tener un mejor futuro; Drácula es el juego permanente entre pasado y presente desde el macabro rostro de la inmortalidad. “ Lo que me gusta de esta historia es el tema. La vida es fugaz. Uno debe vivirla intensamente y con todo el corazón ”, declaraba Coppola sobre uno de sus trabajos favoritos como director.

Pero en la cronología marcada por la realidad de los acontecimientos, el director todavía no era parte del plan cuando DeMonaco y Nadeau escribieron el guion y decidieron ir a venderlo a una productora. Tuvieron mucha suerte: terminaron el escrito el viernes y el lunes ya estaba en la oficina de Hollywood Pictures de la mano del productor Ricardo Mestres, que había dirigido esa empresa desde su fundación en 1988 cuando emigró de Disney, de la que llegó a ser vicepresidente y donde había conocido de cerca el éxito de Buenos días, Vietnam y a su estelar protagonista. Por eso, sumar a Robin Williams fue fácil y anterior a la aparición de Coppola en la historia. El proyecto entusiasmaba especialmente a Mestres porque sería su primera película como productor.

Robin Williams y Jennifer Lopez, en una escena de Jack
Robin Williams y Jennifer Lopez, en una escena de Jack

Coppola y Williams se conocían desde hace años y eran socios de un restaurante junto a Robert De Niro, ubicado en San Francisco. Pero Coppola recordaba el impacto que le había generado en la fiesta de cumpleaños de George Lucas: “Robin fue maestro de ceremonias e hizo una improvisación impresionante durante una hora. Nunca me había reído tanto. Como actor dramático tiene una tremenda concentración e inteligencia. Creo que es uno de los actores más extraordinarios trabajando actualmente ”, declaraba sobre su unión profesional con Williams para un proyecto en el cual nadie olvidaba un poderoso antecedente en la materia: Quisiera ser grande, la película que catapultó a la fama a Tom Hanks. John Travolta también quiso quedarse con el papel, pero Disney prefirió zanjar una discusión de larga data permitiendo que Robin Williams la protagonizara y eligiera asimismo al director.

La película número 18 de Coppola tenía un elenco de excepción: Diane Lane trabajaba aquí por cuarta vez con el director y sumaba rostros impensados para su cine, como Bill Cosby y Jennifer Lopez, que era conocida para el público norteamericano y era presentada por el estudio como “una hábil bailarina de ballet, tap y jazz”. Ella estaba a meses de comenzar el rodaje de Selena, que sería su primer protagónico, por el que obtendría una nominación a los Globo de Oro.

Robin Williams y Francis Ford Coppola en el detrás de escena de Jack
Robin Williams y Francis Ford Coppola en el detrás de escena de Jack

Para el rodaje se señala que Coppola le dio a Williams equipo de acampar, para que lo hiciera en el jardín de su casa, 10 dólares para comprar juguetes y el contacto con niños de la Fundación Make a Wish. Y aquí es donde el universo de comedia se tiñe con el drama desde el contacto con casos de progeria, la enfermedad infantil que crea un desorden de envejecimiento en la vida real; los recuerdos de Coppola sobre su infancia con polio y como no podía estar y jugar con otros niños, pero también sobre su adultez al dedicar la película a Gia, de diez años durante el rodaje de Jack , nieta de Coppola y cuyo padre se había matado en un accidente náutico una década antes . Así, el film sería una película con un gran actor cómico y sentimental, pero inevitablemente teñido de la melancolía del adiós y con una intrínseca cuota de dolor.

Por todo eso, Francis Ford Coppola siempre declaró que era una de las películas que más amaba, pese a las demoledoras críticas que tuvo al momento de su estreno a comienzos de agosto de 1996 en los Estados Unidos (se estrenó a fines de octubre de ese mismo año en la Argentina), y a la escasa repercusión de taquilla cuando nada hacía pensar que eso podía suceder.

El director le dedicó el film a su nieta Gia, de diez años, cuyo padre se había matado en un accidente náutico
El director le dedicó el film a su nieta Gia, de diez años, cuyo padre se había matado en un accidente náutico

El tropezón para el estudio fue directamente la clausura de las prometedoras carreras de Nadeau y DeMónaco, quienes se refugiaron en a TV y películas de terror de escasa trascendencia artística. Fue la piedra en el zapato del inicio de una carrera como productor de Ricardo Mestres y fue la película olvidada de un Robin Williams, que sumó títulos como Hamlet, Flubber, En busca del destino, Patch Adams y Más allá de los sueños, en los años inmediatos, que hicieron olvidar el odio que la audiencia sintió por Jack.

Para su director, que recientemente presentó a Megalópolis como el proyecto de su vida, Jack fue sólo un eslabón en sus siguientes fracasos en taquilla, pero también la película que más amó. Reivindicada en sus emisiones televisivas, el paso del tiempo ha mejorado el costado cursi de una historia que reflexiona sobre la cronología de la vida y la brizna de la juventud; y permite evocar desde una sonrisa melancólica a su protagonista , un enorme actor para quien el tiempo en la pantalla mezcla la curiosa alquimia de la velocidad de la vida con esa artística cuota de inmortalidad.