Jacqueline Andere, un icono de la belleza y la elegancia en México que se niega al retiro

Jacqueline Andere en la alfombra roja de 'Los Metro Awards' en el Teatro del Bosque Julio Castillo, 2022, México. (Photo by Jaime Nogales/Medios y Media/Getty Images)
Jacqueline Andere en la alfombra roja de 'Los Metro Awards' en el Teatro del Bosque Julio Castillo, 2022, México. (Photo by Jaime Nogales/Medios y Media/Getty Images)

Mientras sigan produciéndose telenovelas que involucren a personajes femeninos de la tercera edad, Jacqueline Andere está dispuesta a participar en ellas siempre y cuando su cuerpo se lo permita.

Actuar es medicina y estímulo para la primera actriz, de 85 años, una mujer que se resiste a pensar en el retiro después de tantos años entregada a los foros. Estar frente a la cámara es algo que disfruta y por ello quiere continuar haciéndolo en proyectos que la tomen en cuenta.

“Creo que el trabajo me da vida, trabajar es muy importante para la gente de mi edad porque nos da energía. Bueno, habrá un día en el que trabajo más de la cuenta y sí llego a agotarme, pero descanso y ya. Mi cuerpo es el que me va a retirar”, cuenta en entrevista a la revista TVyNovelas.

Asumiéndose como una persona con buena salud, la señora Andere está convencida de que la única forma de despedirse de la televisión es que su organismo le impida moverse y desenvolverse con dignidad a cuadro. Pero también depende de que sigan escribiéndose historias que incluyan a adultos mayores y que los productores contraten a talento perteneciente a esa edad de la población.

A diferencia de lo que padecen otros actores y actrices que rebasan los 70 años, doña Jacqueline es una histrionisa afortunada que recibe invitaciones para integrarse a elencos de proyectos televisivos en la actualidad. Su aparición más reciente es en la nueva versión de El Maleficio (2023) como Nuria de Montes.

Manifestar su deseo por mantenerse activa y vigente como actriz visibiliza a las celebridades de su edad para que sean contempladas y se desarrollen tramas con adultos mayores. Aparte de generar empleo para ese sector de la población, se les permite procurar estabilidad emocional al saberse valorados y reconocidos en sus trayectorias.

La icónica belleza y elegancia

Iniciar una carrera con cine y televisión al mismo tiempo en la década de los 50 's no era fácil. O era una, o era otra, pero no era habitual compaginar las dos opciones. Fueron épocas en que los talentos de cine se dedicaban exclusivamente a ese ámbito, y algo similar ocurría con la gente de teatro y tele. Jacqueline Andere comenzó su carrera frente a las pantallas grande y chica.

En televisión lo hizo con apariciones de princesa en el programa infantil Teatro fantástico (1955) de Enrique Alonso ‘Cachirulo’. En cine con El vestido de novia (1959), de Benito Alazraki, como hija de doña Emma Roldán.

Su imagen atrajo a los productores, sobre todo por su belleza, que era “novedosa” o “atípica” para los estándares que se manejaban en aquel entonces. Su rostro serio, imponente y atractivo, la cabellera rubia, así como su figura, fueron factores que jugaron a su favor para recibir más oportunidades.

Otro atributo que llamó la atención de su persona fue su cultura. Su gusto por la literatura y las artes encajaba en el perfil de proyectar una nueva estrella femenina. La pulcritud y conocimientos derrochados al hablar abonaron más cualidades a su nombre con potencial artístico.

Su hermosura cautivó incluso al escritor Roberto Bolaño, al grado de que éste le escribió el cuento El gusano, publicado en el libro Llamadas telefónicas (1994). Se cuenta que ambos se reunieron en la librería El Sótano ubicada frente a Bellas Artes, en Ciudad de México, para conocerse mutuamente por admiración mutua.

Pero ella quiso demostrar que no solamente la belleza era su punto fuerte. Por eso asumió riesgos de interpretación y elección de proyectos. Fue 1970 un año crucial para posicionarse como actriz y dejar atrás la concepción de que era una joven hermosa a cuadro.

Una persona fundamental para esa transición fue el director y guionista José María Fernández Unsaín, de quien se enamoró y se casó con él en 1967. Bajo su guía, Andere interpretó a la enternecedora ciega que le rompe el corazón cruelmente a Cuco Sánchez en Fallaste corazón.

Aparte de ese melodrama, la actriz participó en Las chicas malas del padre Méndez como la superiora Rosa y en La noche violenta como la mujer muda que es sometida por el asesino de su esposo. Que haya aparecido como religiosa contrastó con el personaje de la víctima del criminal debido a que en La noche violenta apareció desnuda.

Andere fue una de las actrices que no le tuvo miedo al desnudo. Asumió esa decisión al superar los 30 años para ejemplificar que el cuerpo es una extensión de la interpretación y que se justifica la ausencia de ropa con base en lo que acontece en escena. Con el paso del tiempo, su aparición sin prendas en esa película se ha concebido como una acción artística dada la tensión que se narra en su interacción con el asesino (Enrique Lizalde).

Después de 1970 vino una carrera en ascenso para ella. Durante la década de los 70’s se consagró como estrella cinematográfica por trabajos como Yesenia (Alfredo B. Crevenna, 1971) y El juego de la guitarra (José María Fernández Unsaín, 1974), filme en el que personifica a una mujer con severos daños mentales tras la muerte de su madre. En los 80’s y décadas posteriores se consolidó como figura de las telenovelas, especialmente como villana.

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