Jackie Kennedy: la vida de la diva a través de sus looks
Jacqueline Kennedy Onassis fue y sigue siendo un icono americano en muchos sentidos. Su devoción por el arte y la cultura, su reforma en la Casa Blanca, su viudedad tras el asesinato de Kennedy y su renacer al casarse con Onassis.
Una vida cargada de alegrías y tragedias, luces y sombras que dibujaron su camino hasta que el cáncer se la llevó en 1994. Desde su soltería hasta su muerte, Jacqueline ha mantenido un hilo conductor para cada instante de su vida, la moda.
Los looks de Jackie Kennedy son icónicos por excelencia. Las décadas fueron pasando a lo largo de su vida pública y ella supo adaptar su estilo, siempre elegante, al paso del tiempo.
Jacqueline Bouvier conquistó al mismísimo John F. Kennedy con su belleza, su clase y su saber estar. Como bien recoge Vanity Fair, la pareja era el reflejo del ‘American Dream’, el más glorioso sueño americano.
Jóvenes, enamorados, guapos y ricos, la década de los cincuenta nos ha dejado fotografías tan entrañables como éstas de la juventud de la ‘futura’ Primera Dama y del Presidente de Estados Unidos.
La pareja culminó este sueño casándose en la St Mary’s Church de Rhode Island en septiembre de 1953. Desde aquel momento el pueblo amó a Jackie Kennedy y disfrutó viendo su glorioso vestido de esposa.
El corpiño con escote retrato y esa imborrable falda con volumen, un vestido clásico digno de princesa. Con 900 invitados a tal ceremonia, poco se habló de la diseñadora del vestido, Ann Lowe y, ¿por qué? por sus orígenes afroamericanos.
Aunque, a raíz del vestido de Jacqueline Kennedy, Ann Lowe vistió ‘en secreto’ a las damas norteamericanas de la alta sociedad.
En los años 60 y consolidando su papel de Primera Dama, Jacqueline puso de moda su icónico complemento, el sombrero. Este accesorio es indiscutiblemente un sello de autor para Jackie y la enorme mayoría de sus sombreros iban firmados por un buen amigo suyo.
El diseñador Oleg Cassini fue el encargado de otorgar ese carisma familiar y cercano pero, a su vez, elegante y señorial a Jackie en numerosas ocasiones con sombreros estilo tocado que todos podemos recordar. Líneas simples, cortes sencillos y elegancia atemporal.
En sus reuniones políticas y/o diplomáticas Jacqueline Kennedy siempre deslumbraba tanto en América como en el extranjero y, para muestra, este traje de Duvier que la Primera Dama lució en la Casa Blanca, en Washington.
Se trata de un elegante vestido rosa de corte palabra de honor que Duvier hizo para Christian Dior y Jackie se lo puso junto al ministro de cultura francés, Andre Malraux, y su esposa Madeleine, acaparando así el centro de todas las miradas.
Si hay un look que Estados Unidos jamás olvidará es el Chanel rosa manchado de sangre que Jackie llevaba el trágico día que asesinaron a su esposo. El 22 de noviembre de 1963 es una fecha histórica ya que, cuando John y Jacqueline participaban en una caravana de coches, le mataron.
Su sangre salpicó en el vestido de la temporada otoño/invierno de 1961-2 de Chanel y ella se negó a quitárselo a su vuelta a Washington para que el pueblo viera lo que le habían hecho a su amado.
Este traje ya era único antes de presenciar el asesinato y es que el taller neoyorquino Chez Ninon lo había confeccionado expresamente para ella. Por aquel entonces la firma francesa vendía patrones a algunos socios al otro lado del charco para que pudieran recrear sus diseños.
El traje jamás fue limpiado y está, todavía hoy, en condiciones idóneas para ser conservado. Se encuentra en los Archivos Nacionales de EE.UU sin luz solar y al 40% de humedad en el aire.
Tras el asesinato, Jackie volvió a hacer historia de la moda, esta vez con su traje de viuda. Era un traje de dos piezas con una chaqueta adornada con borlas y un LBD. Este look causó tanta sensación que fue bautizado como ‘funeral suit’ y se atribuye a la firma Givenchy.
Tanto fue el amor al traje que Jackie lo llevó el 3 de diciembre cuando se condecoró a Clint Hill (el agente que intentó protegerles del ataque) como el 5 de diciembre cuando salió con sus hijos de la Casa Blanca para despedir a John F. Kennedy.
Siendo la viuda de América durante muchos años, algunos no le perdonaron a Jackie que se convirtiera en la esposa de Aristóteles Onassis. Él era un magnate de los barcos y tenía dos décadas más que ella, dicen que cuando JFK murió en televisión él señaló a la pantalla apuntando que Jackie sería su próxima esposa.
Y así fue. En 1968 nació el apodo de Jackie O. para la antigua esposa de Kennedy y se volvió a casar en una boda ortodoxa celebrada en Grecia. Su vestido tampoco pasó desapercibido y es que era de encaje y plisados con un sutil cuello alto y con toda la elegancia firmada por Valentino.
Su melena con el maxi lazo blanco y el color marfil de la prenda derrochaban glamour por los cuatro costados y el sector de la moda se volvió a inclinar ante ella una vez más.
Jackie siguió fiel a su estilo y a las tendencias de los 70, 80 y 90. Llevó estampados, satén, pantalones de campana pero jamás perdió su mayor baza, la distinción y la elegancia a la hora de llevar estos looks.
En 1993 cayó de un caballo y empezó a sentir dolencias a lo largo de 1994 hasta que le diagnosticaron un cáncer llamado Linfoma no hodgkiniano. Hizo quimioterapia los primeros meses de 1994, pero el cáncer ya se había extendido para marzo a su médula espinal y su cerebro.
En mayo su hígado también se vio afectado y el 18 de mayo salió del hospital hacia su hogar en Nueva York donde falleció esa misma noche rodeada de sus amigos, su familia, su gente y las cosas que más amaba, tal como anunció al día siguiente su hijo John F. Kennedy Jr.
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