Janis Joplin: una voz prodigiosa, una vida corta marcada por los excesos y un legado que se mantiene intacto
La maravillosa y breve vida de Janis Joplin ocurrió allá lejos y hace tiempo. Pero su figura se convirtió en mito casi en el mismo momento de su muerte. Acaso, por su importante contribución musical. Y, quizás también, por los elementos de su vida (y de su muerte) que la cantante, a su pesar, fue transitando como un viaje del héroe que le permitió mostrarse como una figura empoderada y prematuramente representante de valores del feminismo actual.
La excusa para recordarla es su cumpleaños: la cantante cumpliría hoy apenas 79 años. Posiblemente, la mayoría de quienes lean esta nota la conozcan o, al menos, hayan escuchado su nombre o alguna de sus canciones. Pero lo que quizás no todos tengan presente es la historia de esta mujer que sufrió y triunfó (en ese orden y viceversa) y cómo nos demostró que una chica blanca de Texas se pudo convertir en una gran exponente del blues estadounidense.
La data dura indica que Janis nació en Texas el 19 de enero de 1943, en Port Arthur, y murió en Los Ángeles el 4 de octubre de 1971, que en 1967 alcanzó la fama gracias a su presentación en el Monterey Pop Festival, y que editó cuatro discos de estudio (dos con Big Brother and the Holding Company y dos solistas).
Su muerte fue, en sí misma, todo un hito: no sólo por las circunstancias dudosas en que fue encontrado su cuerpo (sobredosis de heroína pero sin jeringas a la vista), sino porque ocurrió cuando ella tenía 27 años, cifra que se repitió en el tiempo en el deceso de diversas figuras de la música que pasaron a integrar con ella el infausto Club de los 27 (Jim Morrison, Jimi Hendrix, Brian Jones, Kurt Cobain y Amy Winehouse, todos muertos a esa edad).
Su tierra natal siempre le fue hostil. Por eso, a los 19 años de mudó a San Francisco. Joplin solía recalcar lo libre que se sentía en esta ciudad y cómo el hecho de rodearse con otros músicos, de vivir y representar al hippismo y la contracultura, la ayudaron a sentir esa libertad. Ese nuevo horizonte le permitió la plenitud que conseguía al cantar, al plantarse en el escenario y en el estudio, al imponer su voz siempre afinada a pesar de ¨pudrirla¨ de manera constante como una forma de manifestar su emocionalidad más cruda. Sus influencias, y de eso da cuenta también el efecto gutural con que emitía su voz (growling), tienen anclaje directo en la herencia afroamericana con nombres como Bessie Smith, Odetta, Ma Rainey o Billie Holiday.
Había sido impopular en Port Arthur, objeto de burlas crueles de parte de sus compañeros de colegio de los últimos años. Todos ellos se sentían autorizados a opinar sobre su peso, su acné, su pelo. Incluso un grupo de la Universidad de Texas (una típica ¨fraternidad¨, como aparecen en las películas) la había postulado como “el hombre más feo del campus”. Y, claro que esto era devastador para Joplin.
Se podría decir que todas esas peripecias la volvieron más icónica, más aplomada y visceral en el escenario, pero no por ello menos permeable a las críticas (se le cuestionaba, incluso, que fuera bisexual).
Sus primeros discos, Big Brother & the Holding Company y Cheap Thrills, le abrieron paso a lo que se veía en vivo: la expresividad salvaje de su manera de cantar, a la vez indestructible y suplicante. Cheap Thrills (con su llamativa tapa a cargo del destacado artista Robert Crumb) sobresalió por apropiarse de estilos como el doo wop, el soul o el blues y asignarles una impronta rockera, en la que se lucen temas como “Piece of My Heart” o “Summertime”. Este alcanzó rápidamente la cima de los rankings de los Estados Unidos en 1968, cuando se editó.
Además de Ias dos obras realizadas con Big Brother…, Janis grabó Got Dem Ol´Kozmic Blues Again Mama! y Pearl. El último, editado de manera póstuma, sirvió como eslabón final en la cadena para afianzar la leyenda de Janis como cantante definitiva en la historia de la música popular.
¨Joplin despiega una asompbrosa versatilidad vocal mientras infunde un dramatismo y una pasión tangibles a sus palabras¨, señaló el crítico Jim Harrington. Allí se destacan las conmovedoras ¨Move Over¨, ¨A Woman Left Lonely¨ y ¨Cry Baby¨ (canción que la hermana aún más con Bessie Smith).
En la portada de Pearl se la ve a Janis con la impronta hippie del sueño de comunidad y de amor (que ya había muerto un par de años atrás), ropas sueltas y accesorios, y su cigarro, y una botella. Pero, sobre todo, se la ve bella, sonriente, pícara.
Cuando este disco veía la luz,¨Pearl¨ (su sobrenombre) ya se había unido al mar: sus cenizas fueron esparcidas en el Pacífico, en la costa que la abismó hacia la fama y que le permitió el episodio de sus últimos años y su reconocimiento en vida. Un detalle permite adivinar cómo ella quería que la recordaran. Como parte de su testamento, reservó 2500 dólares para una celebración festiva en caso de que ella muriera. Y así se hizo, con 300 invitados. La invitación a su velorio daba cuenta del espíritu que primó entre su familia y amigos: “Las bebidas corren por cuenta de Pearl”.
Para conocer más sobre Janis Joplin
Documentales
Janis: Little Girl Blue (2015), dirigido por Amy Berg, narrada por Cat Power
27: Gone Too Soon (2018), dirigido por Simon Napier-Bell).
Libros:
Janis Joplin. La biografía definitiva de la legendaria reina del rock (Libros Cúpula), de Holly George y Timun Mas
Janis Joplin: Enterrada viva, de Myra Friedman