Jenifer Lauría, tercera eliminada de Gran Hermano: de su relación con Giuliano a por qué cría a su hija sin la ayuda de Ricardo Centurión
Jenifer Lauría es la tercera eliminada de Gran hermano, el exitoso reality de Telefe. LA NACIÓN conversó con ella sobre sus días en la casa, su expulsión, su relación con Giuliano, y su actual vínculo con el jugador de fútbol Ricardo Centurión, padre de su hija Ema, de tres años y medio.
-¿Te sorprendió quedar afuera del reality?
-La salida fue supersorpresiva. No me la esperaba. Si bien quedé en placa por ser del grupo de Ulises, dicho por mis compañeros que me han votado para ver qué hacía él entre Chiara y yo, su estrategia se fue por otro lado. Si bien eligió la gente, si no hubiese quedado en placa no estaría afuera ahora. Me da mucha bronca porque siento que es injusto haberme ido. Tenía mucho más para dar. Entiendo que es un juego y así son las reglas.
-¿Por qué creés que la gente te votó?
-Por lo que pude saber, fue por mi forma de ser. Soy muy explosiva. No lo sentí así dentro de la casa, pero parece que la gente me sintió violenta y patotera. No soy así, lo hacíamos como chiste. Entiendo que pude haber quedado agresiva, pero no soy así. Sí soy calentona.
-Estuviste tres semanas en la casa, ¿qué balance hacés?
-La pasé súper. Disfruté cada minuto ahí adentro y me quedé con muchas ganas y creo que daba contenido para la casa y para el afuera; aportaba, limpiaba, cocinaba. Por eso les dije que se despierten que están en Gran hermano, la casa más famosa. Y es una superoportunidad y algunos no lo aprovechan.
-¿Cuál fue tu objetivo cuando entraste al reality?
-Quería entrar porque tengo un buen trabajo, pero necesito más trabajo. Y me pareció una buena idea porque se me iban a abrir muchas puertas. Hoy estoy bancando sola a mi hija, mi casa y mis cosas y con un solo trabajo no me alcanza.
-Sos administrativa en el sindicato de camioneros, ¿conocés a los Moyano?
-Sí, los conozco, pero tenemos poca relación porque yo respondo al jefe de personal. A él le conté que iba a entrar a Gran hermano y me dieron licencia. Así que sigo teniendo mi puesto de trabajo. Eso me dejaba tranquila porque si no se da otra cosa, esto fijo lo tengo hace casi diez años.
-¿Y qué es esa otra cosa que querés que se te dé?
- Me gustaría trabajar en los medios, ser panelista, ser modelo, hacer fotos. Bienvenido sea el trabajo.
-Tenés una hija, Ema. ¿La extrañaste o entraste con la idea de que no ibas a verla por un tiempo?
-Muchísimo. Me costó mucho dejar a mi hija. A los pocos días de entrar tuve una recaída y lloré mucho. Pero la dejé en buenas manos, con mis papás y mis hermanos y sabía que iba a estar contenida. Pero no había día en que no me levantara y la extrañara. Sé que el día de mañana ella va a estar orgullosa de mí porque todo lo que hago es por ella.
-Aclaraste que sos la única que mantiene a tu hija, ¿cómo es el vínculo con el papá?
-No tienen un vínculo tan fluido, pero se ven de vez en cuando. Antes me ayudaba, pero hace unos meses que no puede porque se quedó sin club y yo afronto los gastos. Entiendo que no le puedo exigir a una persona que no tiene. Me puse todo al hombro y salí adelante, como lo hice toda la vida. No me quedó esperando, trato de progresar siempre.
-¿Cómo fue tu relación con Centurión?
-Nos conocimos en una fiesta de una amiga en común y al principio fue una relación hermosa. Me enamoré mucho. Después, cuando quedé embarazada, se complicaron las cosas. La realidad es que muy bien no la pasé , pero no voy a hablar mal de él porque es el padre de mi hija y lo respeto. Como mujer, mi experiencia no fue buena, sumado a los fanáticos y los haters. Trato de no darle bolilla a eso para no volverme loca.
-En el reality, ¿volviste a enamorarte? Se habló mucho de la relación con Giuliano...
-Encontré en él una contención. No estoy enamorada, no quedamos como novios. Está todo bien. Veremos qué pasa afuera. En la casa los días se viven intensamente, tres semanas parecen tres meses porque los días son lentos, no sabés qué hora es, qué pasa afuera, y un abrazo o una caricia es un montón.
-Los fans especulaban sobre qué había pasado entre ustedes...
- Sé que hay un video dando vueltas y se dijo que lo masturbé y eso es mentira . Yo estaba abrazándolo. Le tocaba la panza porque la tiene como una roca y nos reíamos de eso. De hecho, no dormí con él porque teníamos que dar un consentimiento, por más que no pasara nada. Y decidimos no hacerlo porque los dos tenemos hijos y pensamos en ellos. Si dábamos el consentimiento, todos iban a creer que íbamos a tener relaciones y no solo a dormir. Preferimos no hacerlo. Me parece una locura que hayan dicho eso.
-¿Pensás que puede crecer la relación o fue un amor de Gran hermano?
-No sé qué decir. Vamos a ver qué pasa cuando él salga.
-¿Cómo era tu vida antes de entrar a la casa y qué expectativas tenés?
-Trabajo, cuido a mi hija, voy al gimnasio, salgo con mis amigos. Esa era mi rutina. Nunca me animé al mundo de la tele. Cuando estuve con el papá de mi hija quise mantener el perfil bajo, no me gustaba la exposición. Y ahora siento que tengo que hacerlo. Ojalá que Gran hermano sea el trampolín para que se me abran muchas puertas.
-¿Centurión sabía que ibas a entrar al reality?
-No. No lo sabía nadie, excepto mi familia y dos o tres amigos en los que confío mucho. Todavía no hablé con él, pero no creo que lo tome a mal. Su familia seguramente sí.
-¿Por qué no aprovechaste abrirte al mundo mediático cuando estuviste en pareja con él?
-No me interesaba. Estaba con él porque estaba enamorada y no porque quisiera ser famosa. Dijeron muchas cosas feas de mí y me afectó un montón. No me interesaba su fama ni su plata y por eso mantuve mi perfil bajo.
-Si entraras en el repechaje, ¿cuál sería tu estrategia?
-Estoy para un repechaje. Cambiaría algunas cosas que a la gente no le gustaron, como por ejemplo el ser tan explosiva. Aflojaría. Y con respecto a Giuliano, no sé qué pasaría si él sigue en la casa y yo vuelvo. Depende de su comportamiento. Es libre de hacer lo que quiera, pero si avanza con alguna de las chicas no voy a entrar para estar con él sino para vengarme. Y le va a doler más que a mí.