Jim Sheridan, entre un film autobiográfico con música de U2 y la ardua misión de convencer a Daniel Day-Lewis de volver a actuar
UHERSKE HRADISTE – Entre U2 y Peter O´Toole transcurre el presente del reconocido realizador irlandés Jim Sheridan, director de –al menos- dos películas que integran la lista de hitos del cine mundial: Mi pie izquierdo (1989) y En el nombre del padre (1993). Pero Sheridan, también actor, productor y guionista, además de ser el responsable de convertir a Daniel Day-Lewis en uno de los actores contemporáneos más renombrados, tiene entre manos una autobiografía para la pantalla grande que contará con la banda sonora del grupo liderado por Bono y, además, prepara un documental sobre el inolvidable rostro del Lawrence de Arabia que brindó el cine .
“Todavía espero volver a trabajar con él”, confiesa Sheridan durante su paso por la ciudad checa de Uherske Hradiste, sobre el comentado retiro de Day-Lewis del mundo de la actuación. “En el universo de Hollywood todo no es del todo lógico, porque si escribo una historia no tengo todo el control”, reflexiona en diálogo exclusivo con LA NACION el realizador para el que el mundo del cine se enfrenta a una gran paradoja: “En el cine clásico existe una correlación entre los latidos del corazón y el ritmo de los fotogramas de una película. Eso no sucede con los pixels, es solo superficie, y si no tiene profundidad no te lo crees”, aseguró el veterano director ante la audiencia checa.
-Además, el cine es también la puesta de cámara. En el comienzo de Mi pie izquierdo, el personaje de Daniel Day-Lewis mira sutilmente a la cámara. ¿Ese detalle fue una decisión deliberada o simplemente sucedió?
-Con eso quise decir que los espectadores deben verlo como humano y no como algo raro. Es por eso que era muy importante la escena del pie en una continuidad de cámara, sin cortes, para que no se pensara su cuerpo en secciones. La cámara va desde abajo hacia arriba y luego a sus ojos, porque es la manera de decir “no me mires como los otros, mírame como un humano”. Para mí los primeros planos son muy importantes porque sirven para comprobar que no tengo miedo de mostrar a una persona con debilidades, que no tengo miedo de mostrar eso. Algunas veces lo han comparado con la forma del danés Carl T. Dreyer, que hacía muchos close up porque quería mostrar intimidad. Para mí es muy importante, sobre todo con un rostro como el de Daniel, poder hacer esto, pero no lo decido en el guion... Eso sucede naturalmente mirándolo durante el rodaje.
Sheridan se muestra complacido e interesado en saber que, justo al culminar el rodaje de Mi pie izquierdo, Day-Lewis viajó a la Argentina a rodar Eterna sonrisa de New Jersey de Carlos Sorín, en la Patagonia. Allí, el irlandés fue uno más del equipo, colaborando con los técnicos y, entre otros, con alguien que fue asistente de dirección de esa película, y que años después le cambiaría el rostro al cine argentino: Fabián Bielinsky. Al momento de ganar el Oscar al mejor actor por el film de Sheridan, la televisión local recordó la visita del astro entrevistando a aquellos que lo habían tratado de manera cotidiana, lo que convirtió en un furor local a aquel ganador “un poco argentino”, en virtud de aquella reciente visita de su novel triunfador. “ Le voy a comentar a Daniel esto, se va a poner muy contento –dice Sheridan con una sonrisa- me comentó de la belleza de los paisajes patagónicos aunque, en verdad, no hablamos mucho de su experiencia con el cine argentino. Le voy a preguntar más, creo que estuvo muy contento de estar ahí ”, se sincera.
-Sus historias siempre comienzan de una manera muy concreta, como En el nombre del padre, que sumerge al espectador desde un primer momento en la historia. ¿Es parte de una manera de narrar el cine?
-Cuando creo una historia, busco que sea necesariamente visual, prescindiendo de un montón de palabras. En muchas películas encuentras gente hablando y hablando, y eso para públicos extranjeros supone un arduo subtitulado y una concentración demasiado exigente en los diálogos. Y no me gusta que la gente tenga que estar concentrada viendo a la gente hablar y hablar. Cuando haces visual la historia, todo el mundo la puede entender y prefiero hacer eso desde un primer momento.
-¿Conoció al auténtico Gerry Conlon de En el nombre del padre? ¿Hay algo que prefirió no contar de su diálogo con él en la película?
-Sí, claro, nos vimos muchas, muchas veces. Preparando la película leí su libro y preparando el guion tenía muchas preguntas para hacerle. Con respecto a su segunda pregunta, él era adicto a la cocaína y estaba completamente loco, entonces no escuchaba todo lo que me decía. No quería lastimarlo. Por ejemplo, construí la relación con su padre realmente de manera muy positiva cuando no fue así en la vida real. No quería sólo contar lo negativo, porque hubiese sido muy duro para él.
Dueño de seis nominaciones al Oscar al comienzo de su carrera, Sheridan también tiene para revalidar poderosas cartas credenciales en un presente lleno de proyectos. Por un lado, la autobiografía North Star, que situará sus años de niñez en Irlanda y contará con la banda sonora de U2. Ante la audiencia checa, el realizador aseguraba que no le importaba realmente “hablar de temas personales”, añadiendo que en el caso de En America -la película que le reportó su última nominación al Oscar-, fueron sus dos hijas que tuvieron un rol fundamental en la escritura junto a él.
“Mi esposa fue muy sabia, dijo que no podía hacer una película sobre mí mismo porque ya era bastante egocéntrico y narcisista y que era mejor que los niños mostraran su propia versión de Jim Sheridan”, relató. En los hechos, la próxima edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid celebrará el cine de Irlanda con la presentación de la ópera prima de su hija Kirsten Sheridan, titulada Disco Pigs.
Consultado sobre si se considera capaz de modificar la decisión de Day-Lewis sobre su retiro del mundo del cine, Sheridan dice: “Lo intentaré de nuevo. Pero creo que optó por el retiro porque se sentía mejor así. Le pregunté hace un tiempo si le gustaría actuar en mi película. Se negó, realmente no quiere actuar más”. En otro pasaje de su presentación en el festival organizado por la Asociación de Cineclubes Checos, confesaba asimismo que el actor no es dado a la improvisación y que es un estudioso del guion, concentrado y muy dedicado al momento de pisar un set de filmación.
-Además de la película autobiográfica con música de U2, tiene entre manos un documental sobre el gran Peter O’Toole. ¿Qué lo llevó a abrazar este proyecto?
-En el caso de Peter O’Toole, fue un gran amigo mío, y nunca hice un documental sobre él. Es una deuda pendiente. Hacer películas de ficción es muy arduo y cuando empecé a hacer documentales me di cuenta que además de que es mucho menos costoso, es una buena forma de contar las mismas obsesiones porque requiere la misma concentración en la historia pero que también es una buena forma de contar y de decir la verdad.