Joaquín Levinton: disfruta de la radio, sueña con el Martín Fierro, tiene un nuevo disco y un deseo con River por cumplir

Joaquín Levinton en el cerro Catedral, en el Movistar Sky Day & Night
Joaquín Levinton en el cerro Catedral, en el Movistar Sky Day & Night

BARILOCHE.- Joaquín Levinton y Natalie Pérez están ensayando una versión de “Magia blanca”, uno de los tantos clásicos de Turf que sabemos todos. El cerro Catedral es testigo del Movistar Ski Day & Night, un evento que propone ver el amanecer en el cerro, en el preciso instante en el que los primeros esquiadores suben en aerosilla rumbo al refugio Cabaña 1600, y también ver el atardecer, más de doce horas después, en La Roca.

La versión de fogón de Natalie y Joaquín funciona como banda de sonido de un día soñado, con 12° de temperatura y condiciones ideales para el deporte. Los dos se animan al desafío y después de una clase matutina en la que un instructor les refresca los movimientos básicos, ambos se animan a bajar la montaña esquiando.

Al atardecer y mientras un DJ prueba sonido previo al evento que va a poner fin a un día soñado, el cantante de Turf se acomoda en un sillón y se entrega a la charla con LA NACION entre cafés con leche y sopas de calabaza. “Esta es otra de mis tantas facetas desconocidas que hoy por hoy se empiezan a conocer”, dirá ni bien se lo elogie por sus dotes de esquiador. Es que desde que destapó la olla de MasterChef, el frontman no paró de vincularse con otro público y de tomarle el gustito a recorrer otros caminos. Un programa de radio, una idea para hacer televisión y el nuevo disco de su banda son algunas de las facetas que aborda con alegría, con el entusiasmo de estar atravesando una nueva etapa, una en la que toca con Turf los sábados y los domingos y tiene el resto de la semana para hacer lo que se le canta... que no es precisamente cantar.

Los excesos quedaron en el tiempo y, a sus 47 años, Joaquín Levinton está dispuesto a disfrutar de cada instante . Dice que ahora disfruta “de un montón de cosas”, como el programa de radio, su grupo y, claro, su perra Raquel, esa que se volvió famosa en sus redes sociales.

Joaquín Levinton en el atardecer del cerro Catedral
Joaquín Levinton en el atardecer del cerro Catedral

-Este año empezaste un programa de radio, Tremendovich (martes y jueves de 18 a 20 por Gente Radiovisión 107.5 FM). ¿Qué es lo que más te gusta de la conducción?

-Me gusta que no soy el entrevistado sino el que pregunta. Tengo la oportunidad de conocer a un montón de personas de distintos rubros, de investigar. Yo soy curioso, así que pregunto un montón de cosas y de cada programa me llevo algo.

-Quién son los que más te sorprendieron?

-Me gustaron mucho Dillom, Simón Poxyran, Aníbal Pachano. Hace dos semanas vino Celeste Carballo y me rompió la cabeza. También Alberto Cormillot y Sharly, de Demonios de Tasmania. Tocó “Dandy rock club” y “La maquinaria”. Me morí. Es un ídolo. Yo era chico cuando los iba a ver, me rompían la cabeza. Me gusta que todos quieren venir al programa y nadie viene a promocionar nada. El que lo quiere hacer, que lo haga, pero me doy cuenta que vienen motivados por las ganas. Yo si tengo que ir a un programa y por ahí no tengo un motivo por el cual ir, quizás me cuesta más decir que si. La radio es muy linda, es nueva y está todo muy fresco. Empecé el programa este año y arranqué directamente después de MasterChef. Pasé de la cocina a la radio. Son cosas nuevas para mí. ¡Bah! la cocina sí, la radio no, porque hice durante mucho tiempo, pero sí es nuevo hacerlo profesionalmente.

-¿Qué te dejó la experiencia de MasterChef?

-Compartir con otra gente, ampliar el espectro. Por ahí antes estaba más resumido al mundo de la música, del rock, en el que estoy metido desde hace 25 años. A mí me gusta hacer un montón de cosas. Ahora también estoy planeando un programa de tele. Tengo la idea y la productora y ya veremos dónde lo presentamos. La idea es explorar nuevos terrenos.

-¿Turf sigue siendo la actividad principal para vos?

-Es lo principal, es mi banda de toda la vida y lo que yo amo, lo que pasa que Turf toca todos los fines de semana, entonces nosotros no necesitamos ensayar. Y eso hace que de lunes a viernes pueda dedicarme a otras cosas, que también me gustan y me apasionan y que nada tienen que ver con Turf. Está bueno hacer cosas distintas, experimentar, conocer a otras personas. Está muy bueno ser el que entrevista y no el entrevistado, eso me gusta. Y yo elijo al invitado, a quien me interesa. No lo elijo desde mi lado de rockero, sino porque me dan curiosidad. También conozco chicos y chicas que recién empiezan y les doy el espacio para que puedan cantar, mostrarse. Vienen con su costal de sueños y yo ya cumplí los míos.

-¿Todos tus sueños cumpliste?

-¡No! Me falta tocar en el Monumental y que River salga campeón en el momento en el que yo toco.

-Qué difícil que coincida eso, ¿no?

-Qué bronca, ¿no? El sueño de tocar en una final ya lo cumplí, en la Libertadores, en Lima (en 2019, cuando Flamengo le ganó 2 a 1 a River Plate), pero que no hayamos podido salir campeón esa vez fue una bronca terrible. También canté en el Monumental en un aniversario del 9 de diciembre (día que queda para siempre en el recuerdo de los hinchas de River por haberle ganado a Boca la final de la Libertadores, en Madrid).

Natalie Pérez y Joaquín Levinton disfrutaron de un fin de semana en la nieve
Natalie Pérez y Joaquín Levinton disfrutaron de un fin de semana en la nieve

-¿Quién te acompaña en la radio?

-Lula Rosenthal, que es una piba re copada. Yo no la conocía y un día me llamó de la nada. Nos habíamos conocido en una entrevista que me hicieron en Los Mammones. Ella laburaba ahí y de la nada me mandó un sticker. A mi me había llegado la propuesta de hacer el programa de radio pero no sabía muy bien con quién hacerlo. No quería hacerlo con alguien de la radio, quería que el programa fuera fresco, con gente nueva, no quería que viniera alguien como La Negra Vernaci, alguien que es muy de radio. Entonces le dije a Lula si quería hacer radio conmigo y se copó. Después lo metí al pescado Raúl y a la rata Miguel y listo, está perfecto. En dos minutos se armó. Y eso para mí es un sueño. ¿Cumplido? Sí, pero con un camino por desarrollar. Me gustaría pasar a hacer un podcast, ser reconocido. Ganar un Martín Fierro por esto sería un disparate, pero sería genial. No lo digo de ambicioso. Y la tele. Siempre fantaseé con la tele, me gustan mucho los programas de humor clásicos, Benny Hill, Monty Python, Noti dormi (programa que conducía Raúl Portal), Alberto Olmedo, Calabromas (el clásico de Juan Carlos Calabró)... Si yo pudiese llegar a hacer eso sería una locura, porque yo ahí seguiría siendo yo. Soy un chiflado en el lugar que me pongas.

-En MasterChef te conoció otro público y el que ya te conocía tuvo acceso a un costado desconocido tuyo...

-La gente me conoció desde otro ángulo y sin embargo hace 25 años que estoy buscando estas cosas. Todos tenemos diferentes maneras de ser, de mostrarnos. No sos el mismo con amigos que con tu abuela y todas esas maneras de ser pueden ser interesantes. Por ahí se puede ver como que ahora me estoy expandiendo, en el buen sentido.

Joaquín Levinton en MasterChef
Joaquín Levinton en MasterChef

-¿Qué pasó con el nuevo disco de Turf?

-Ya lo terminamos. Ya está masterizado, tiene la tapa, todo. Así que ya me saqué de encima ensayarlo, componerlo. Y turf está muy bien organizado, toca los fines de semana y de lunes a viernes no me dedico a la banda ni a palos. Sería un loco, eso lo hice toda la vida. Turf está buenísimo y es perfecto así como está. ¿Y qué hacemos en la semana? La semana está buena para hacer otras cosas.

-Es un tiempo que claramente antes no tenías...

-Antes estaba haciendo música las 24 horas. Tengo también mi disco solista listo para salir, son temas que empecé a componer después de Sponsors (el grupo que armó cuando se separó Turf). Pero no voy a sacar un disco solista si va a salir el de Turf, sería soltar mucha data.

-La entrevista en Los Mammones funcionó como un casting. De ahí fuiste a PH y de ahí directo a MasterChef...

-La vida es tiempo y espacio... Mi forma de ser le gustó a la gente, la hizo sonreír en un momento en el que se necesitaba mucho de la sonrisa. Yo no soy una persona mediática, no me interesa estar de moda , me interesa seguir desarrollando las cosas que más me gustan. Lo que sí me gusta es que la gente disfrute con alegría lo que yo hago, que todo el mundo me salude como si fuera un amigo, no un famoso. Y eso me gusta de los artistas, a los que sentís como si fueran compañeros, amigos. Eso te aleja de una moda o de un momento; estás ahí siempre, estuviste, estás y vas a estar para esa gente. Y si alguna vez eso no se dio fue porque estaba más introspectivo, en la mía. Estaba más metido en mi mundo, ahora soy más sociable, estoy con ganas de salir de mi casa. Cuando no paraba de hacer canciones no tenía ganas de salir de mi casa, consideraba que el mundo afuera era un plomo y que mi casa era un parque de diversiones. Hacíamos de todo. ¡Era un centro cultural! Era el Di Tella mi casa. Había coreografías, cine, música, de todo.

-Es verdad que la versión de “Lamento boliviano” surgió en Mendoza, en la patria chica de Los Enanitos Verdes?

-Sí, cuando lo conocí a Felipe (Staiti, guitarrista fundador de Los Enanitos Verdes junto a Marciano Cantero), un divino total. Lo tocamos en un festival en Mendoza y se vino la gente abajo. Mirá que yo sé de eso, de tomar la temperatura de la canción y cuando la hicimos fue un escándalo. La empezamos a incluir en los shows y un día Alberto (Moles, director de PopArt Discos), que es un fenómeno terrible y tiene una energía que te contagia, nos dijo por qué no la grabábamos. Naturalmente salió la versión, que es muy buena, tiene una cadencia, una marcha importante. También nos sirvió para tener un vínculo fuerte, un intercambio con México, un lugar al que fuimos muchas veces y de hecho acabamos de volver de ahí. Fue una manera de acercarnos a un grupo de allá, DLD, con quienes grabamos la versión. Es lo mismo que te decía antes, las ganas de conectar con la gente. En MasterChef aprendí muchísimo. Aprendí a no ser prejuicioso, a sacarme de la cabeza que no me puedo relacionar con otro simplemente porque es distinto. Eso me pasó por viejo, por la vieja cultura rock. Antes era así, hoy ya no...

Joaquín Levinton disfruta de su gran presente
Joaquín Levinton disfruta de su gran presente - Créditos: @Gentileza T&T Group

En septiembre de 2014 y tras siete años distanciados, los Turf volvieron a reunirse, primero con la intención de homenajear a Charly García en un festival y luego con la idea de retomar el camino ahí donde lo habían dejado, después de limar asperezas, claro está. Después de su disco de 2017, Odisea, y de un álbum registrado en vivo en el Ópera (2020), la banda está lista para lanzar un nuevo disco. Los simples “Malas decisiones”, “Gatitas y ratones” y ahora su versión de “Lamento boliviano” funcionan como una previa más que interesante. “Yo creo que Turf tiene un poder enorme -reflexiona Levinton-. A todo el mundo le gusta una canción de Turf y le gusta de verdad. Cuando toco miro la carita de la gente y me doy cuenta que les está pasando algo lindo. Veo un nenito de 7 años y le pregunto cómo se llama, si es su primer recital. Para mí es muy groso que pase eso. Es un micro triunfo, para mí y para el chiquito que está descubriendo algo que lo llena de ilusión y de fantasía. Hablábamos de los sueños, ¿no? Los sueños sí se concretan, está más que claro. Yo concreté un montón y mucha gente lo hizo. Hay gente a la que le cuesta más y gente que no lo logra y es una pena, pero sí se puede, hay que intentarlo. A mí nadie me ayudó para conseguir algo por izquierda. Todo depende de uno y un poco de suerte nunca está de más. Yo la tuve”.