Johnny Marr: nuevo disco, el orgullo de haber estado en The Smiths y la rica experiencia de tocar con Billie Eilish y Chrissie Hynde

Johnny Marr edita este viernes su disco doble Fever Dreams Pts 1-4
Andy Cotterill

En tiempos en los que reina la tiranía del algoritmo del streaming, Johnny Marr eligió nadar contra la corriente. En octubre del año pasado, el guitarrista dio inicio a una tetralogía de EP publicados de manera periódica y que, al momento de su último lanzamiento, terminaron dando forma a Fever Dreams Pts 1-4, un álbum doble publicado hoy. A lo largo de 16 canciones, el músico revalida su rol al frente de su propio (y también tardío) proyecto solista, con un carácter tan personal como distinguible en temas como “Tenement City” o “Ariel”. El detalle no es menor, ya que no sólo Marr fue el guitarrista de The Smiths, sino que además es el creador de un estilo tan distintivo en las seis cuerdas que lleva casi cuatro décadas de imitaciones en el mundo del rock independiente y que busca evitar en su faceta solista.

Entre una instancia y la otra, Marr se perfiló además como un guitarrista de gusto amplio y de curiosidad inquieta capaz de poner su talento al servicio de un enorme abanico de artistas que incluye a The Pretenders, Beck, Billie Eilish, Talking Heads, Oasis, Pet Shop Boys y el arreglador Hans Zimmer, ya sea en condición de invitado o miembro estable. Además, a principios de los 90, junto a Bernard Sumner de New Order creó Electronic, un proyecto más orientado a la pista de baile con el que sacó tres discos. Ya con el cambio de milenio, Marr decidió cambiar las cosas y en cierto modo recoger el guante de aquellos que lo tomaban como referencia, y así fue como se incorporó como guitarrista a Modest Mouse primero y a The Cribs después. Y si bien desde 2013 su carrera brilla por derecho propio, su pasado con The Smiths sigue siendo una marca tan presente que él no tiene problemas en hablar del tema, aunque su ex socio creativo Morrissey no comparta el punto de vista.

-Decidiste publicar tu nuevo trabajo de una manera atípica. ¿De dónde salió esa idea?

-Es algo hecho de atrás hacia adelante, porque solo tenía el nombre y me sonaba bien. Una de las mejores cosas del arte es que se te ocurre una idea y después tenés que hacer que tenga sentido. Soy así desde chico: si tengo una idea y me engancha por un par de días, tengo que seguirla porque sé que está bien. Me parecía que debía ser un disco doble al tener cuatro partes, y lo sentía como una misión. Entonces me puse a pensar sobre qué serían estas partes, y eso me dio una oportunidad para publicar el material en etapas, algo que no había hecho nunca, y mientras lo escribía pensaba en cómo algunas canciones podían ir juntas. Fue una suerte de accidente feliz y, por supuesto, cuando le conté a los de la discográfica que quería hacerlo, pensaron que era un genio del marketing (se ríe). Terminó siendo un buen proceso. No sé si necesito hacerlo con cada disco de ahora en más, pero estuvo bueno,. El disco sale hoy, pero ya veníamos tocando hace algunos meses y la gente ya se conoce varias canciones, así que estuvo muy bien. Es un poco hacer las cosas de la manera moderna, pero fue bajo una premisa artística.

-Tenés cuarenta años de carrera, pero empezaste como solista recién hace nueve. ¿Se siente distinto emprender el viaje en solitario tan tarde?

-No se siente raro, porque de otra manera no lo hubiera hecho. Sé que eso suena un poco obvio, pero se sintió bastante natural. Cuando hice el primer disco, había empezado a grabar en 2012 con mi banda, ya tenía las canciones. Había estado en The Cribs por algunos años, giramos, y empecé a coleccionar estas canciones. Ellos querían querían parar un poco, así que ese ya era un muy buen motivo para hacer el disco, porque tenía temas como “The Messenger”, “Dynamo”, “Word Starts Attack”, todas canciones en las que creía. No quería formar otra banda, con otro cantante. Sabía que, de formar una nueva, el cantante tendría además que tocar la guitarra. Entonces pensé: “bueno, mejor lo hago yo”. No tenía idea de cómo iba a salir y de hecho estoy sorprendido de lo bien que salió. Eso estuvo bien, y la razón por la que terminó ocurriendo fue porque las colaboraciones ya se habían vuelto una forma de vida. Grabé en tantos discos de Pet Shop Boys y estoy en tantos discos de los que la gente no tiene ni idea.

-¿Pensás que pasaste mucho tiempo siendo parte de proyectos ajenos?

-Amé mi vida cuando trabajé con Bernard Sumner en Electronic, pero después cuando me uní a Modest Mouse estuve de gira con esa banda por cinco años, y eso es una gran porción de la vida de cualquiera, es como ir a la secundaria. Dimos shows increíbles y me fui a vivir a Portland mientras mi familia seguía en el Reino Unido. Cuando terminó Modest Mouse, quería volver a Inglaterra, y ahí apareció The Cribs. Con The The también fue un gran compromiso, hicimos dos discos y giramos mucho. Había estado en The Smiths por cinco años y después estuve en The The por otros cuatro y en The Pretenders por dos, mientras que con Bernard lo que queríamos era hacer discos de una manera conceptual. Estuve en bandas desde mi adolescencia, desde mis 15 años, y ya en ese entonces quería grabar discos. Mirándolo ahora, creo que ahí fue que mi mente dijo: “sí, voy a tocar en un disco de Beck, o con John Frusciante, para hacer estos discos maravillosos”. Parecía una buena forma de hacerlo, y nunca tuve un plan, a decir verdad. El asunto es que en todas estas bandas formamos una hermandad, una real y muy férrea, y sería jodidamente raro separarse de la nada, porque hay mucha lealtad en juego. Quizás viéndolo desde afuera la gente diga: “por qué hizo esto o esto otro”, pero yo estoy contento con cómo sucedieron las cosas. Creo que, como guitarrista, tengo el mejor trabajo que ningún otro: puedo trabajar en películas y tocar con Chrissie Hynde, no me puedo quejar.

-¿Creés que cada vez que te convocan te llaman solo por ser un guitarrista, o esperan que vayas a “hacer” de Johnny Marr?

-Creo que hacen eso, y no tengo problema con eso porque no reciben lo que están esperando (se ríe), trato de encajar en la banda. Soy bueno jugando en equipo así que si me uno a The Cribs, no quería que cada tema que tocaran sonase como “This Charming Man”, eso no sería bueno para mí. ¿Qué sentido tendría? Y si toco con Modest Mouse, quiero que su público piense que el disco de Modest Mouse que hice es el mejor de su carrera, no quiero empezar a sonar como Electronic. Sé que es lo apropiado y después llega el momento en el que la gente te dice: “Dale, loco, necesitamos una de esas cosas que vos sabés hacer”. Hay un tema de The The llamado “Slow Emotion Replay” en el que hay armónicas y arreglos de guitarra y otro de The Cribs llamado “We Share the Same Skies”, que tiene un gran arpegio, Con Modest Mouse la cosa era distinta, aunque hay un tema llamado “Dashboard” que tiene algo característico mío. No me importa, la verdad. Quizás cuando era joven me molestaba más, pero ahora está bien. Es bueno ser conocido por algo, ¿sabés? (se ríe)

-Tu carrera solista tampoco suena a las cosas que hiciste en tu pasado. ¿Creés que encontraste otra forma de expresarte?

-Creo que después de cuatro discos puedo mirar atrás y decir que sí. La persona que está en el medio de eso está demasiado cerca, y es mejor que la gente pueda juzgarlo por su cuenta. Pero creo que ahora tengo mi propio universo, y este disco probablemente es el mejor ejemplo de eso. Hay cosas como el tema “The Messenger”: creo que nadie más toca la guitarra de esa manera, a menos que estén tratando de copiarme. Tampoco entiendo qué sería la cosa de The Smiths. Hay muchas cosas distintas, como “Sweet and Tender Hooligan”, que suena a New York Dolls o los Stooges . Para mí todo empezó con las bandas que armé a los 15. Dejé la escuela a esa edad para formar una banda con gente adulta, llamada Sister Ray, que sonaba como Hawkwind y The Stooges. Al mismo tiempo estaba en otra banda con tipos más grandes, más sofisticados, que hacían una cosa medio XTC, medio power pop, y al mismo tiempo tenía mi propia banda, que era la versión adolescente de lo que hago ahora.

-¿Tu carrera solista es una actualización de eso que hacías como adolescente?

-Sí, eso pasó por accidente. Cuando hice The Messenger me di cuenta que algunas de esas cosas sonaban un poco a Wire, otras a The Only Ones y otro poco a Buzzcocks, y todo eso era lo que escuchaba cuando estaba en la escuela, así que fue agradable para mí. También soy el cantante de mi banda, así que quería ser nuevo, diferente de los vocalistas de los proyectos en los que estuve. Al mismo tiempo, por la edad que tengo, si sale algo que suena a eso, estoy bien, no tengo problemas con eso. Mi carrera solista es su propio mundo, suena a Johnny Marr. Quizás lo que hice para las películas está ahí también, como lo que hice en Inception, y lo que toqué con Billie (Eilish) para la película de James Bond; eso suena a mis discos solistas.

-Dentro de ese tren de colaboraciones que mencionaste antes, hay una particular. En 1987, recibiste una invitación de Paul McCartney que no avanzó más allá del primer encuentro. ¿Qué pasó?

-No es que no funcionó, sino que funcionó muy bien. Éramos una banda en una sala, con un cantante y bajista bastante bueno (se ríe) tocando música todo el día. Fue una jornada bastante extensa en la que improvisamos, tocamos cosas como “I Saw Her Standing There” y algunas cosas de Wings. Me preguntó qué temas quería tocar y entonces yo le decía: “Hagamos ‘Things We Said Today’” o “Jet”, “Live and Let Die” y muchas cosas de rock and roll tipo Eddie Cochran. Se trató de eso: de que Paul McCartney sintiera que podía tocar música, y de paso me evaluara, que no voy a mentir, fue aterrador. Fue un gran día, y muchos años después toqué con él en el Royal Albert Hall en un concierto homenaje para Linda McCartney. Hicimos “Let It Be” o “Get Back”, alguna de esas dos. Es un gran tipo.

Johnny Marr le dedicó un tema al Kun Agüero.
Johnny Marr le dedicó un tema al Kun Agüero.


Johnny Marr, el sonido de una época

-Hace poco, Morrissey te pidió públicamente que dejes de mencionarlo en tus entrevistas. ¿Por qué creés que sigue siendo un asunto de discusión una banda que se separó hace más de cuarenta años?

-Para ser educado, alguien como vos está en el negocio de la cultura y va a querer saber, así que no tengo problema en hablar, porque existe un gran cariño por The Smiths. Cuando escribí mi autobiografía, le dije a todo el mundo que mi intención era poner en ese libro el amor de vuelta en la historia, pero evidentemente a algunas personas no les gusta el amor, les gusta algo más. Eso no tiene nada que ver conmigo, pero entiendo por qué la gente me pregunta por The Smiths, lo vienen haciendo desde hace treinta y cinco años, me guste o no. No tengo problemas: estuve en la banda, escribí las canciones y estoy orgulloso de eso.