Joker y la confusión entre ficción y realidad de una sociedad paranoica

Hombre disfrazado de Joker. (REUTERS/Mike Segar).
Hombre disfrazado de Joker. (REUTERS/Mike Segar).

Nunca llueve a gusto de todos, y la película Joker es un buen ejemplo. Galardonada con el León de Oro en la Muestra de Venecia, el filme dirigido por Todd Phillips y protagonizado por Joaquin Phoenix no se ha librado de la polémica. Para algunos es el filme del año, para otros un auténtico fiasco y según varios sectores - sobre todo estadounidenses - una potencial amenaza.

Antes de su estreno en Estados Unidos, ya se barruntaba un clima de incomodidad en algunos lugares como Colorado, donde aún está muy presente la masacre de Aurora acaecida en 2012, donde un tipo comenzó a disparar contra los asistentes a una sala de cine mientras veían la película de Batman, The Dark Knight Rises. En el momento en que una asociación de víctimas de aquella masacre, en la que fallecieron 12 personas y 70 resultaron heridas, se enteró de que Joker se iba a estrenar, enviaron una carta a los estudios Warner Bros.

“Queremos ser claros y apoyamos su derecho a la libertad de expresión. Pero como diría cualquiera que haya visto una película basada en un cómic: ‘el poder atrae a la responsabilidad’. Por eso pedimos que usen su enorme plataforma para unirse a nosotros en la lucha para crear una comunidad más segura y con menos armas”.

La respuesta de Warner Bros fue instantánea y confirmaron que donarían parte de los ingresos a la víctimas de este tipo de masacres, sin embargo defendieron que la intención del filme no es el de crear ese tipo de situaciones violentas.

Joaquin Phoenix en el Festival de Cine de Nueva York. (Theo Wargo/Getty Images)
Joaquin Phoenix en el Festival de Cine de Nueva York. (Theo Wargo/Getty Images)

¿Es comprensible que haya gente extremadamente sensible con este tipo de películas? Si lo relacionan con hechos pasados, sí. ¿Es de recibo que un filme cargue con la responsabilidad de una sociedad en la que gente desequilibrada tiene acceso a la armas? Rotundamente, no.

El retrato de Joker es el de un psicópata que se dedica a asesinar con crueldad amparándose en que es un inadaptado que sufre bullying. Su falta de reconocimiento social y el trato que recibe del entorno le acaba llevando a una espiral de odio que le convierte en un asesino sin escrúpulos. Para la gran mayoría de la gente, esto no es más que una ficción, una representación de ese Guasón que fue el enemigo de Batman. Para otros es el fiel reflejo de un potencial lobo solitario capaz de hacer lo mismo en la vida real.

Es probable que gran parte de las malas críticas que el filme está recibiendo en EEUU - que por cierto no van acompasadas con la recaudación en taquilla - tengan que ver con ese prisma con el que se suelen ver este tipo de películas. Hay un sentimiento de paranoia que impide a las personas separar la realidad de la ficción e incluso responsabilizan a las películas de las acciones que gente con problemas mentales es capaz de hacer. Precisamente, George Brauchler es el fiscal general de Colorado y él mismo afirmó que la masacre del asesino de Aurora no eligió Dark Knight Rises para su acción por ningún motivo más que por ser una película taquillera que llenaba salas. Ni ejecutó su sangría disfrazado de Joker, como afirmaron algunos rumores, ni su deseo de acabar con la vida de otras personas tuvo nada que ver con la película.

Una trabajadora manufactura una máscara en México. (Eyepix/NurPhoto via Getty Images)
Una trabajadora manufactura una máscara en México. (Eyepix/NurPhoto via Getty Images)

Las sensibilidades están a flor e piel y Joaquin Phoenix se marchó incluso de una entrevista cuando le cuestionaron por la posible relación del filme con asesinatos en masa, y en otra afirmó que “no es responsabilidad del director el dar lecciones de moral o encera a diferenciar entre el bien y el mal”. Para el director, Todd Phillips, las cosas no son muy diferentes a las de su actor principal.

“Hemos hecho una película sobre un personaje de ficción que vive en un mundo de ficción y esperas que la gente se lo tome como lo que es”, afirmó a Vanity Fair. No puedes culpar a las películas por un mundo que está tan jodido que cualquier cosa puede provocar una situación así”.

Los niveles de ansiedad en la sociedad estadounidense son altos por culpa de unos precedentes que se quedan grabados en las mentes. A los demás nos puede parecer una exageración o no el vincular a películas como Joker con potenciales masacres, eso es cuestión de cada quién. Sin embargo, el problema no está en la película en sí, sino en la interpretación que gente desequilibrada hace de ella, en el tipo de sociedad donde viven, en qué garantías ofrece un sistema sanitario al que no es fácil acceder cuando se tienen enfermedades mentales y, por encima de todo, por el fácil acceso a las armas que permiten conectar desequilibrio con gatillo. Ni Joker, ni Batman, el problema es otro y la solución, a día de hoy, es más una ficción que una realidad.