Jonathan Bailey sí que sabe aprovechar el furor de 'Los Bridgerton' (a diferencia de Regé-Jean Page)

Alcanzar el éxito no es tarea fácil. Mucho menos en un rubro tan exigente y superpoblado como el arte dramático. Sin embargo, los fenómenos repentinos son tan impredecibles que pueden cambiar la vida de un actor de la noche a la mañana, abriendo nuevos caminos y oportunidades hasta entonces inalcanzables. Es el caso de Los Bridgerton y dos de sus protagonistas, Jonathan Bailey y Regé-Jean Page. Dos intérpretes que reflejan maneras muy distintas de aprovechar el trampolín que les brindó Netflix.

Y, de momento, cualquiera diría que Bailey es quien salta más alto.

Jonathan Bailey como Anthony Bridgerton en 'Los Bridgerton'. Cr. Liam Daniel/Netflix © 2022 - Regé-Jean Page como Simon Basset en 'Los Bridgerton'. Cr. Liam Daniel/Netflix © 2020
Jonathan Bailey como Anthony Bridgerton en 'Los Bridgerton'. Cr. Liam Daniel/Netflix © 2022 - Regé-Jean Page como Simon Basset en 'Los Bridgerton'. Cr. Liam Daniel/Netflix © 2020

Cuando Netflix estrenó la primera temporada de Los Bridgerton en plena pandemia, Regé-Jean Page se convirtió enseguida en ídolo de masas. Entró en las quinielas para ser el próximo James Bond, su Instagram se llenó de seguidores y las marcas lo buscaban para aprovechar el tirón comercial de su figura. Por ejemplo, fichó para ser embajador de los relojes Longines y, más recientemente, de Giorgio Armani mientras se deja ver en eventos que llevan el sello de Hollywood. Como alfombras rojas de Marvel (estuvo en la premiere de Thor: Love and Thunder en Londres), la MET Gala, etc. Es decir, su personaje de galán romántico de época le abrió las puertas de la industria de par en par y él habría enfocado sus miras a Hollywood sin mirar atrás.

Podemos llegar a esta conclusión por dos motivos. Por un lado, porque de todos sus compañeros de serie es el único que rechazó regresar a la segunda temporada, echando a volar con los pies bien posicionados en el pedestal del fenómeno. Y, por otro, porque solo ha fichado por proyectos de grandes ligas al otro lado del charco. Específicamente dos largometrajes que lo alejan del terreno seriéfilo y que traspiran aires superficiales palomiteros. No obstante, por mucho que él se mantenga en el candelero, algo me dice que podría haber desaprovechado el momentum para afianzar su imagen como actor y no como fenómeno comercial. Sí, tiene trabajo y Hollywood sigue desenrollando la alfombra roja allí por donde pisa, pero solo porque es sinónimo de fenómeno fan a raíz del éxito del Duque de Hastings, y no porque él se haya afianzado como actor con otros géneros o personajes en todo este tiempo (no se olviden que la primera temporada que él protagonizó se estrenó en diciembre de 2020).

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un post de Instagram no disponible por tus preferencias de privacidad

Por eso, cuando lo comparamos con el mismo fenómeno que está viviendo el galán de la segunda temporada de Los Bridgerton, Jonathan Bailey, y cómo lo está aprovechando, enseguida notamos la diferencia.

Regé-Jean Page optó por fichar por El agente invisible de los hermanos Russo (los directores de Vengadores: Endgame) que se estrena en Netflix el 22 de julio. Evidentemente una oportunidad comercial de oro para cualquier actor que quiera hacer sus pinitos en Hollywood al tratarse de directores de éxito. Sin embargo, algo me dice que no se trata de un papel que alimentará la posición privilegiada que lo llevó hasta Hollywood. Básicamente porque en este thriller de acción las verdaderas estrellas son figuras con un tirón mayor, como Chris Evans, Ryan Gosling y Ana de Armas. A juzgar por el tráiler, Regé interpreta a un personaje meramente secundario. La segunda película que decidió aceptar fue el reboot de Dragones y mazmorras, cinta de ciencia ficción basada en el popular juego de rol que no verá la luz hasta 2023 donde pasa más o menos lo mismo, al ser Chris Pine el supuesto protagonista. Es decir, proyectos que no aprovechan el momentum perpetrado por Los Bridgerton al tratarse de papeles secundarios y una producción tardía dentro de lo que dura un fenómeno de masas.

Es probable que al fichar por este tipo de proyectos Regé-Jean Page busque evitar encasillarse en el rol de galán romántico. Sin embargo, cuando observamos cómo Jonathan Bailey está aprovechando el mismo tirón enseguida notamos la diferencia.

El actor británico que interpreta a Anthony Bridgerton y tomó el protagonismo romántico en la segunda temporada de la serie de época, optó por quedarse más cerca de casa sin enfocarse tan exclusivamente en Hollywood. Y, a cambio, disparó su imagen como actor polifacético y talentoso dentro de su generación, esquivando la imagen de ídolo de masas sin tanto aspaviento mediático. Lo consiguió al coincidir el estreno de su última obra de teatro en Londres justo cuando la segunda temporada de Los Bridgerton arrasaba en Netflix. Les hablo de Cock, una obra dramática que originalmente coprotagonizaba junto a Taron Egerton, interpretando a una pareja homosexual que lidia con el enamoramiento de uno de ellos con una mujer.

A priori, la obra destacaba comercialmente la figura de Taron como estrella principal, dado que Jonathan Bailey no había dado el pelotazo con Los Bridgerton todavía. Pero entonces Egerton se desmayó en el estreno y sin explicar muy bien por qué, terminó abandonando la obra. El caprichoso destino hizo que el éxito que se estaba viviendo en Netflix coincidiera con este hecho, colocando a Bailey como figura principal de la obra. Cock no solo llenaba sus funciones a diario, sino que las entradas costaban una fortuna con Jonathan liderando la historia. Yo misma no pude ir a verla por la barbaridad de su coste (un promedio de 100 libras esterlinas, aunque algunas secciones del teatro llegaban a costar más de 300).

A esto debemos sumar la imagen mediática que ha perpetrado desde entonces, dando entrevistas honestas, hablando abiertamente de su condición sexual, exponiendo los estereotipos peligrosos de la industria que le exigían vivir en el armario. Algo que él rechazó rotundamente cuando otros actores homosexuales, publicistas y agentes le aconsejaban que no lo hiciera, tal como contó a Ian McKellen en Attitude. Jonathan no solo se ha convertido en héroe romántico para los fans de Los Bridgerton, sino también en representante de la igualdad y oportunidad para la comunidad LGTBQ en la industria. Y ahora da el pelotazo con su próximo proyecto. Porque además de tener previsto rodar una película dramática con Felicity Jones sobre una mujer en crisis existencial que se titulara Maria, acaba de cerrar un acuerdo para protagonizar otra serie. Y una que estoy convencida que podría servirle como lucimiento definitivo a su talento.

Se trata de Fellow Travelers, una serie basada en la novela homónima de Thomas Mallon, desarrollada por Showtime (la cadena detrás de Dexter y Ray Donovan) y que coprotagonizará junto a Matt Bomer (Ladrón de guante blanco). En la historia, Bomer interpretará a Hawkins, un joven apuesto y carismático que evita cualquier tipo de compromiso sentimental, hasta que conoce a Tim (Bailey), otro hombre que irradia idealismo y fe religiosa. Comienzan una relación al mismo tiempo que el senador Joseph McCarthy y su mano derecha, Roy Cohn, declaran la guerra contra ”subversivos y desviados sexuales” en aquel momento histórico contra el comunismo que dio lugar a la histeria colectiva y el despido de más de 5.000 trabajadores federales, así como el acoso y negación de empleos a otros miles, durante la era del “macartismo” entre los 40 y 50.

La serie repasará la relación a lo largo de cuatro décadas, reencontrando a los personajes a través de las protestas por la Guerra de Vietnam en los 60, la era del hedonismo disco de los 70s y la crisis del SIDA en los 80s, mientras se enfrentan a sus propios obstáculos. Una idea que nos recuerda enseguida a Forrest Gump y su repaso de la historia estadounidense moderna a través de su personaje, pero con la perspectiva homosexual como punto de partida.

Para alimentar aún más las expectativas debemos tener en cuenta que el guionista encargado de adaptar el libro es Ron Nyswaner, el mismo detrás de la inolvidable Philadelphia que, desde otra perspectiva, también trataba el rechazo y estigma contra la comunidad a través de la crisis del VIH. La serie contará con ocho episodios y comenzará a grabarse este mismo mes de julio en Toronto.

Es decir, Jonathan Bailey parece no haber perdido el tiempo, aprovechando al máximo el tirón de Los Bridgerton como plataforma profesional. Ha confirmado que seguirá en la serie y que no piensa abandonarla, aunque su personaje pase a un segundo plano al tratarse de una producción que dedica cada temporada a un hermano diferente de la familia protagonista. Ha arrasado al centrarse en teatro y apostado por producciones dramáticas que le permitirán dar rienda suelta a su talento. Casi no lo vemos pisando alfombras rojas ni codeándose en eventos hollywoodenses, como dándonos a entender que sus metas y objetivos están más dirigidas a complacer su necesidad artística y no la comercial de manera exclusiva.

En cambio, da la sensación que Regé-Jean Page ha dejado pasar casi dos años desaparecido de la pantalla, apostando por dos superproducciones con papeles secundarios que me huelen a lucimiento comercial más que otra cosa. Claro que su elección es tan válida como cualquier otra. No tiene nada de malo que quiera explotar su carrera desde Hollywood y poner sus miras lo más alto posible. Sin embargo, viendo el furor cosechado por Los Bridgerton en navidades de 2020, me pregunto si ha sabido aprovecharlo tan bien como Jonathan Bailey. Se podría justificar que la pandemia podría haberle jugado en contra, pero no es el caso en la industria del streaming. La mayoría de estudios, plataformas y productoras encontraron la manera de seguir creando contenido ante la demanda abismal de historias. Y viendo su trayectoria en los últimos dos años nos transmite la sensación de que prefirió centrarse en Hollywood y producciones de tinte comercial y más superficial, mientras Jonathan Bailey nos transmite con sus proyectos el deseo de dejar huella y alimentar su talento lejos de la comercialidad absoluta.

Al final, los fenómenos van y vienen continuamente en esta industria. Lo difícil es mantenerse en el tiempo cuando el furor termina. Y con Los Brigderton desarrollando su tercera temporada, la figura del Duque de Hastings va quedando cada vez más en el olvido. Es más, con el buen desarrollo emocional que hizo Bailey en la piel de Anthony y su historia de amor con Kate (Simone Ashley), nadie terminó echándolo de menos en la segunda. En este tiempo, Regé optó por la espera que obliga hacer cine al tratarse de producciones de gran escala que llevan su tiempo y tienen fechas de estreno que deben ajustarse a la competencia del mercado. En cambio, Bailey arrasó en teatro, afianzando su talento hasta el punto de que los proyectos que le llegan traspiran otro tipo de historias y compromiso emocional.

Es como si Regé hubiera cerrado el grifo a las producciones de menor escala a cambio de dar el salto a Hollywood. Y, para ello, le tocaría pagar el coste de peaje comenzando con papeles secundarios si quiere aparecer en producciones de gran exposición comercial. Claro que todas las elecciones de este tipo dependen de castings, de las ofertas que le llega a cada actor y tampoco sabemos si obtuvo ofertas diferentes en este tiempo. Pero viendo su exposición mediática, algo me dice que sus miras podrían estar puestas en la comercialidad que conllevan las grandes producciones de Hollywood. Solo que si hubiera hecho algo más independiente o menos comercial, podría habernos permitido a nosotros, cineastas y la industria en general, descubrir su rango artístico sin la superficialidad que conllevan las grandes producciones. Porque los fenómenos van y vienen y eso es, a la larga, lo que deja huella. Como está consiguiendo poco a poco Jonathan Bailey.

Más historias que te pueden interesar: