Jorge Coscia: un cineasta que, ante todo, fue un sujeto político
A los 69 años, y luego de sobrellevar una enfermedad que en los últimos años lo tuvo alejado de la vida pública, murió el cineasta Jorge Coscia. El realizador, que había asimismo tenido un rol de relevancia durante el kirchnerismo como diputado nacional y luego como secretario de Cultura, había llegado a la función pública de la mano de la presidencia de Eduardo Duhalde, quien lo designó al frente del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA); una vez que Néstor Kirchner asumiera el Ejecutivo, en 2003, Coscia se mantuvo en funciones dentro del organismo hasta 2005.
Coscia era militante del Partido Justicialista desde los sucesos del Cordobazo y con el cortometraje Laura, desarrolló su tesis de graduación de la Escuela de Cine del INCAA. Con el cine profesional, su primer contacto fue como extra en la película El muerto, dirigida por Héctor Olivera, sobre la obra de Jorge Luis Borges. Su ópera prima fue Sentimientos: Mirta de Liniers a Estambul, que tuvo estreno el 21 de mayo de 1987, basado en un guion propio del libro de Julio Fernández Baraibar y que codirigió junto a Guillermo Saura. El film, protagonizado por Emilia Mazer, Norberto Díaz, Arturo Bonín, María Vaner, Cristina Banegas, Víctor Laplace y Guillermo Battaglia, conquistó el Premio Especial del Jurado a la Mejor Ópera Prima y el Premio de la Crítica Internacional en el Festival de Cine de Huelva, y significó un promisorio debut que tuvo el respaldo de la crítica.
Casi sin pausas, en septiembre del mismo año estrenó nuevamente junto a Saura la película Chorros, que buscaba ser una alegoría sobre la corrupción generalizada al narrar en tono de farsa la historia de un grupo de empleados que busca asaltar el banco que sus dueños están por vaciar. “Coscia y Saura prefieren la imagen al diálogo, y aunque este abunda en hallazgos divertidos, sólo es parte de una pista sonora estupenda”, escribió el crítico Claudio España en LA NACION. Varios años más tarde una discusión entre ambos -cuando Coscia ya era presidente del Incaa- significó el desplazamiento del crítico de la dirección del entonces Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. La comedia, si bien despareja, había logrado reunir nuevamente un poderoso elenco encabezado por Laplace, Javier Portales, Norberto Díaz, Rodolfo Ranni, Marita Ballesteros y Hugo Arana, y era una síntesis de las vertientes del cine popular junto al de corte social con las temáticas habituales del cine argentino de aquellos tiempos.
La carrera de Coscia prosiguió con Cipayos, la tercera invasión, nuevamente con guion de Fernández Baraibar. Esta primera en dirección en solitario, con coreografía de Irene Castro y música de José Luis Castiñeira de Dios, metaforizaba al ritmo de la danza una tercera invasión inglesa en una Buenos Aires futurista y donde una pandilla juvenil se oponía a la misma. Será con esta película donde se manifiesten las tres vertientes posteriores desde las cuales Coscia construirá su filmografía: la línea histórica (El general y la fiebre); la mirada fantástica (Cómix, cuentos de amor, de video y de muerte) y la musical (Canción desesperada, Luca vive), títulos que resumen buena parte de su filmografía posterior.
En 2005 presentó su libro Del estallido la esperanza. Reflexiones sobre cine, cultura y peronismo, los ensayos La esperanza sitiada (2008), La encrucijada del Bicentenario (2010) y las novelas Juan y Eva (2011, que inspiró luego la película homónima dirigida por su exmujer Paula de Luque, madre de su hija Paloma) y El bombardeo (2015), y también los poemas de Che Cuba. En 2014 se presentó en la Feria del Libro de La Habana su segundo libro de poemas: El libro que fue árbol.
Fue condecorado con el Grado de Caballero de las Artes y las Letras por el Gobierno de Francia en 2007, y en su carrera como realizador también fue galardonado con el Premio Cóndor de Plata y en el Festival de La Habana. En 2010, mientras se desempeñaba como Secretario de Cultura de La Nación, fue denunciado penalmente por presuntas irregularidades en el control del destino de subsidios otorgados por el Incaa entre los años 2002 y 2005. Sin sentencia firme, el 4 de junio de este año el juez Martinez de Georgi había elevado la causa a juicio oral y público.
La última aparición pública de Coscia había sido a fines de 2020, en la explanada de la Biblioteca Nacional, en ocasión de recibir el premio Rosa de Cobre, una distinción honorífica entregada por el organismo. “Como también pinto, me considero un pluralista Cuando era secretario de Cultura, escribía durante las noches”, dijo en aquella ocasión a LA NACION.