De joyería de lujo a Museo del Estanquillo

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Mochilazo en el tiempo

Como otros en el centro capitalino, el edificio La Esmeralda tuvo varios giros: joyería, oficina de gobierno, banco y discoteca; pero desde 2006 es sede de este espacio cultural

EL UNIVERSAL

Al caminar por el Centro Histórico capitalino es fácil de ubicar la esquina de las calles de Madero e Isabel la Católica, una de las más transitadas de la zona, lo que muchos desconocen es que al inmueble antiguo que hoy alberga al Museo del Estanquillo era conocido como Edificio Esmeralda.

El presidente Porfirio Díaz lo inauguró el 27 de noviembre de 1892. Se mandó edificar sobre la entonces prestigiada calle de Plateros, hoy Madero, para la lujosa joyería La Esmeralda Hauser-Zivy y Compañía; el diseño fue del arquitecto Eleuterio Méndez y del ingeniero Francisco J. Serrano, quienes eligieron un estilo ecléctico.

Fue a finales de la década de los años 60 que se convirtió en oficina de gobierno, luego fue sucursal bancaria y en algún momento llegó, incluso, a ser la discoteca La Opulencia alrededor de los años 90.

Nacimiento

La idea de hacer un museo de este tipo recibió el apoyo del caricaturista Rafael Barajas "El Fisgón", amigo personal del escritor y cronista Carlos Monsiváis, así como del conocido empresario mexicano Carlos Slim.

El Estanquillo surgió para exponer al público más de 12 mil objetos entre miniaturas, maquetas, fotografías, dibujos y caricaturas que Monsi adquirió en sus visitas a la Lagunilla y a la plaza del Ángel a lo largo de años, así como de otros sitios de la capital y que representan parte de la cultura, arte popular y la vida cotidiana de México.

Ya en los años 2000, el Gobierno del Distrito Federal, a través del Fideicomiso del Centro Histórico, encomendó al arquitecto Gabriel Mérigo el proyecto de restauración y adecuación del edificio La Esmeralda para que fuera sede del Museo del Estanquillo.

El proyecto quedó a cargo del propio cronista de la capital, Carlos Monsiváis, con apoyo de amigos y con el soporte tanto público como privado, así como del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de Conaculta y de la Fundación del Centro Histórico de la Ciudad de México.

Las adecuaciones de este antiguo y elegante edificio fueron auspiciadas por el ingeniero y empresario Carlos Slim, quien por esos años canalizaba recursos a esta zona patrimonial, a través de distintos proyectos.

En entrevista con Mochilazo en el Tiempo, la comunicóloga, iconográfa y museóloga, excolaboradora del Museo del Estanquillo, Centro de la Imagen y de la Fundación Toscano, Martha Jarquín Sánchez, nos comparte que ella fue parte de un equipo muy amplio encabezado por Rodolfo Rodríguez, primer director del museo.

Recuerda que "estábamos restauradores, historiadores, museólogos, comunicadores, cineastas y antropólogos" que formamos una agrupación de especialistas fundadora del museo.

"Todo el equipo laborábamos en el domicilio particular de Carlos Monsiváis en San Simón, en la colonia Portales, en un departamento que estaba a la entrada de su casa, él vivía en el fondo", dice.

El trabajo de Martha era hacer la catalogación de las obras que se irían al museo en comodato. Y las que él quería seguir conservando, por lo que "era muy normal que nos visitara y viera las obras que estábamos trabajando y nos comentara alguna anécdota o recuerdo".

Así fue como el Museo del Estanquillo se inauguró el 23 de noviembre de 2006. El curador de la exhibición "En Orden de aparición", con la cual el recinto abrió sus puertas fue el caricaturista Rafael Barajas "El Fisgón", amigo de Monsiváis y gran conocedor de la historia y la caricatura.

El nombre del museo lo eligió el cronista, en referencia a los Estanquillos que eran las tiendas de barrio o que había en los pueblos, donde se podían encontrar mercancías de todo tipo. De hecho, en la colección fotográfica de este recinto había varias imágenes de estanquillos por los que Monsiváis sentía especial fascinación.

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