Todos contra Juan: ¿por qué se convirtió en uno de los participantes de GH más odiados?

La producción de GH pensó que Juan Reverdito tenía todo para triunfar, pero su estrategia lo dejó fuera de juego muy rápido y lo convirtió en uno de los jugadores más odiados
La producción de GH pensó que Juan Reverdito tenía todo para triunfar, pero su estrategia lo dejó fuera de juego muy rápido y lo convirtió en uno de los jugadores más odiados - Créditos: @Bernardino Avila

La fiebre que despertó Gran Hermano dentro y fuera de la televisión no se veía desde hace tiempo en la pantalla chica . Todos los programas de Telefe y de otros canales debaten, se nutren y critican al reality que trajo nuevamente los veinte puntos de rating al prime time.

Si hoy mencionamos a Alfa, La Tora, la “Frodoneta” o “Los Monitos”, todos sabemos de qué estamos hablando. Y es que el efecto Gran Hermano logró que personas ignotas se conviertan de un momento para el otro en famosos y se hable de ellos con nombre propio. Los altos números de rating, sumado a la pasión que el programa despertó en las redes sociales, hacen que cada uno de los “hermanitos” se haya convertido en pichones de mediáticos. Pero esta fama repentina que puede sumar o restar, depende del caso, les da una exposición de 24 horas que muestra de manera descarnada los altos y bajos que tiene cualquier persona. Solo que hoy Twitter se convirtió en un gran circo romano en el que se juzga todo y se “pide la cabeza”, semana a semana, del posible eliminado.

Basta tomar como ejemplo el caso de Juan Reverdito, el último eliminado de la casa, para comprobar que Gran Hermano potencia todo. El taxista de 42 años que vive en Boedo, según contó Santiago del Moro en el debate, “era de los participantes que más ganas tenía de entrar a la casa y se le veía un potencial finalista”.

En la primera semana de programa, Juan se convirtió en uno de los cerebros del grupo de “Los Monitos” , sellando inexorablemente su destino en el reality. La estrategia que plantearon no funcionó y el público los fue eliminando uno a uno. Esto, sumado a las reacciones poco amables y soberbias que tuvo dentro de la casa, lo dejaron fuera de juego.

Pero... ¿qué hizo que este hombre con un hijo de 24 años, a quien crio solo, y otro de cinco, pasara de ser uno de los candidatos de la producción a la persona más odiada del programa? Juan fue eliminado, el domingo pasado, con un 88,14% de votos negativos y se lo vio luego en el debate diciendo hasta el cansancio: “Me equivoqué, me equivoqué, me equivoqué...”, cada vez que los panelistas cuestionaron su estrategia dentro de la casa.

Otro capítulo fue su enfrentamiento con Alfa. Los términos en los que habló siempre de la nominación y plantearla como algo de vida o muerte, le jugó en contra. “Adentro de la casa es una locura, no te das ni idea de lo que se siente afuera. Yo venía zafando de dos placas en las que sentí que me podía ir, así que en esta estaba cien por ciento confiado de que me quedaba. Obviamente leí mal, pero no tenía duda de que se iba Alfa y me equivoqué”, asumió en el mano a mano con Santiago del Moro.

El lunes en un brutal ida y vuelta con los panelistas del debate en el que Juan solo atinó a reconocer sus errores, se vio un hombre completamente distinto al que estaba dentro de la casa. Este joven abuelo que tiene una fuerte historia de vida detrás, ¿es el hombre sensible que se emociona cada vez que habla de su hijo o es el líder envalentonado que pretendió ser dentro de Gran Hermano? ¿Cuánto hay de verdad y cuánto de estrategia para poder volver a entrar si existe la posibilidad de un repechaje?

Ninguno de los cuatro eliminados hasta el momento tomó en cuenta la brutalidad que significa la exposición con 20 puntos de rating diarios. Las consecuencias de despertar tanto amor como odio se empiezan a notar. Tomás Holder confesó en LAM que se volvió a Rosario para evitar los cruces desagradables con la gente; a Martina le gritaron “maltratadora” en la calle mientras realizaba una nota con Intrusos y a Juan se lo vio sumamente desprotegido en medio del debate del lunes.

Martín Pepa, recordado por haber comprado quince kilos de lechuga en la sexta edición de Gran Hermano escribió un tuit que dio que hablar mientras Juan era entrevistado por Santiago del Moro. “Cuiden a los participantes de GH. Es lo único que pido desde mi humilde participación porque solo cuidan a los/as finalistas y para el resto es bravísimo todo lo que sucede”.

Mientras tanto, la palabra de Juan sigue dando rating. El debate midió 21,6 puntos, el mano a mano con Vero Lozano del martes tuvo un pico de 11,8 a las tres de la tarde y la visita al programa de Georgina Barbarossa, el miércoles, llegó a los 8,4 puntos. Todavía queda mucho camino por recorrer y, por lo menos, tres meses de Gran Hermano, en donde seguramente pasará mucha agua bajo el puente y vendrán más polémicas que dejarán mucha tela para cortar.