Juan Manuel Bernal, el actor que labró su éxito mientras cargaba en silencio un gran dolor familiar
Estimado lector, estimada lectora, si usted es una persona que ama o amó profundamente a su padre, permítame preguntarle qué haría o qué hizo para pasar más tiempo con él a sabiendas de que está por morir como consecuencia de una grave enfermedad. Seguro que lo imposible. Pero a veces la vida sólo da oportunidad para hacer lo posible en medida de las circunstancias. Sin embargo, cualquier instante aprovechado, por mínimo que sea, vale la pena. Podemos apreciar esa situación con Juan Manuel Bernal.
En 1999 el actor estaba partido en cuatro a nivel profesional. Su trabajo se dividía en cine, televisión y teatro. Su talento actoral combinado con su necesidad lo llevó a aceptar proyectos que coincidieron en temporalidad para su realización. Estaba concentrado en ello sin estimar que el destino lo iba a colocar también frente a los últimos días de vida de su padre, lo cual se transformó en otra urgencia primaria por atender.
“Mi papá fue una persona enfermiza. Pasó por muchas cosas muy complicadas. Tengo imágenes de mi papá revolcándose y gritando de dolor porque padecía del nervio trigémino. Quien padecía del nervio trigémino, de dos a tres personas, se suicidaba. Y mi papá lo sobrevivió. Llegamos con un neurólogo y, gracias a Dios, le salvó la vida a mi papá”, le comenta a Yordi Rosado en La entrevista.
Si bien su padre se había salvado, la calidad de vida del señor en materia de salud se vio afectada como consecuencia de la cirugía a la que debió someterse. No obstante, para fortuna de la familia, esa intervención benefició prologándole la existencia y eliminando el intenso dolor que pudo llevarlo a tomar una decisión desesperada.
“Mi papá se quedó sin sentir en la mitad de su cuerpo porque le cortaron esa parte del nervio trigémino que le hacía revolcarse y gritar del dolor. La única manera de quitárselo (el dolor) era metiendo la cabeza en una cubeta de hielo. Esa imagen de mi padre fue para mí muy impactante”, describe el actor.
Como suele pasar en este tipo de casos, el señor empeoró. Tuvo que ser hospitalizado para tratarlo y atenderlo porque requería de supervisión médica dada la situación, pues su organismo entró en una etapa de deterioro acelerado para la que no existía salvación. Era cuestión de esperar el inevitable desenlace.
“El final fue doloroso porque fue largo, un proceso largo en el hospital. Es más, llegó un momento en que el doctor nos dijo: ‘es que no se puede morir porque no lo dejan, están encima de él todos’... Vivía y dormía casi en un foro. Llegué a hacer dos películas, una telenovela y una obra de teatro al mismo tiempo. ¡Y con un padre moribundo! Eso fue una locura”, narra Bernal sobre la forma en que se conjuntaron las cosas para padecer aún más la inminente pérdida.
El actor recurrió a planificar su agenda para estar junto a su padre escasos minutos al día. Al participar en cuatro proyectos, el tiempo jugó en su contra. Prácticamente estaba saturado de trabajo. Con esfuerzos logró hacerse un espacio para convivir con su viejo, pero con la presión de las prisas.
Ver esta publicación en InstagramUna publicación compartida de Juan Manuel Bernal (@juanmanuelbernal)
“El único tiempo que yo tenía para ir a verlo era en el corte a comer. Me daban todo en tuppers. Mi asistente manejaba para que yo llegara al hospital, verlo 10 minutos, comer con él y regresar. En ese comer con él y platicar, me dio fuerza porque le dije que me sentía muy mal, que estaba lleno de compromisos y podía verlo poco al día. Y él, con lo grave que estaba, logró decirme: ‘¿Tú crees que no sé lo que estás haciendo por mí? El trabajo es el mejor amigo del hombre. El hecho de que tú estés allá no quiere decir que no estás conmigo, sé que estás conmigo, así que vete y haz lo mejor que puedas’. Fue siempre el consejo más grande que me dio cuando decidí que quería ser actor”.
A nivel psicológico, Bernal estaba sumamente afectado. Memorizar diálogos, meterse en personaje, repetir tomas, trasladarse de una locación a otra y vivir con la mortificación de que su papá moriría en cualquier momento, lo tuvieron hecho un ser invadido de angustia. Presentándose en teatro con una obra densa de humor negro que abordaba la violencia audiovisual, filmando Sin dejar huella y siendo estelar en la telenovela Romántica obsesión, el actor sufrió la noticia que no quería escuchar.
“He tenido que dar función, hacer reír a la gente mientras tengo a mi padre tendido. (Lo hice con) Popcorn. Mi padre murió cuando yo estaba haciendo Popcorn. Estaba haciendo una película con María Novaro y estaba haciendo una telenovela con Televisión Azteca al mismo tiempo, y mi padre en el hospital falleciendo”.
Sin descuidar ninguna de sus participaciones, enfocándose de lleno en el trabajo, Juan Manuel Bernal despidió a su papá, un hombre que le pidió continuar con su carrera en vez de atormentarse a su lado en la recta final. Ese empujón del padre para asimilar el adiós fue también una motivación que hoy día tiene al actor en el lugar que está; aquel consejo de hacer lo mejor que pudiera rindió frutos y actualmente es uno de los primeros actores que tiene México.