Jugó en River con Gallardo y el Burrito Ortega, emigró a Italia y hoy se destaca al frente de una banda de rock con un nombre muy particular
Hay una razón por la que Francia 98 se llama así y no tiene mucho que ver con aquel Mundial en el que el Cholo Simeone hizo echar a David Beckham y Ariel Ortega metió un topetazo insólito que le valió la expulsión frente a Países Bajos: “Es por cómo sonaba. Si bien tenemos un ADN argento y futbolero, nos imaginamos: ‘che, hoy toca Francia 98′ y sonaba bien al paladar”. El que cuenta la historia del bautismo de su banda es Juan Ignacio Antonio, que conoce al Burrito de primera mano por haber compartido el plantel de River con él, con Marcelo Gallardo, con el Pipita Higuaín y con otros héroes del Millo allá por 2006. Antes de eso se había ganado un lugar como delantero de la Selección Sub-17 por sus destacadas performances en la CAI de Comodoro Rivadavia, y después de River migró a Italia para militar en el Brescia, la Sampdoria, el Parma y otros clubes más. Eso, hasta que las miserias del fútbol lo hartaron, colgó los botines con solo 27 años y cambió el verde césped por el estudio y el escenario.
Con su hermano Danilo en bajo armó Francia 98 (hoy también lo acompañan Agustín “Coco” Nieto en segunda guitarra, Joaquín Bonazzola en batería, Marcos Cabeza en teclados y Luca Lancuba en acústica y coros) , grabó un disco en 2021 (La fábrica de canciones) y se apresta a sacar otro: hace unos meses salió el single adelanto “El pescador” (con Willy Piancioli de Los Tipitos -que también ofició de productor- como invitado), este jueves se estrena el segundo corte, “Promesa y olvido” y en octubre verá la luz el álbum completo, Buenas decisiones. De jugar a la pelota, de cantar, de cumplir sueños y de honrar tradiciones habla Juan, y Danilo y Coco lo asisten.
–Dejaste de jugar muy joven. ¿Podés identificar puntualmente qué era lo que no te hacía feliz del fútbol? ¿Qué parte del fútbol sufrías más?
Juan Ignacio Antonio: –Tuve una etapa un poco desafortunada cuando me fui de River. El club me hizo un juicio pidiéndome unos derechos de formación, y yo después cuando llegué a Italia y estuve afrontando la carrera allá, en una etapa mía de ascenso en la que estaba andando bien, justo me llega la notificación de este juicio en el que me demandaban por más de 3 millones de dólares. Y yo creo que eso fue un poco el quiebre, después de una serie de acontecimientos que generaron que yo me aleje del fútbol. Porque por dentro es hermoso, pero la gente que rodea al fútbol, los que están en el escritorio y nunca patearon una pelota en su vida y solamente les interesa el negocio y la plata... en ese momento pensaron que podían sacarme algo y la historia terminó diciendo que no, porque después la FIFA no les otorgó ese pedido. Pero el daño estaba causado igual. Demoró como cinco años ese juicio.
–¿Compartiste vestuario con jugadores igual de interesados por la música y por el rock argentino que vos? ¿Conociste jugadores exitosos que son músicos frustrados?
Juan Antonio: –El futbolista es más cumbiero. Se escucha mucha cumbia. Por suerte no me tocó vivir mucho la época del reggaetón, así que zafé. Pero digamos que la cumbia era la música que más se escuchaba en esa época. Después cada tanto tenías algún que otro rockero dando vueltas. Me acuerdo que en su momento en River había algunos rockeros en el plantel. Pero no es tan popular el rock en el fútbol, salvo las canciones que cantan las hinchadas.
–¿Hay comparación entre jugar un partido y subirte a un escenario a tocar? En ambos casos hay cierto grado de exposición, de presión y de expectativa del público que te está mirando que puede pesar sobre vos.
Juan Antonio: –Sí, obvio, tenés el tema de la adrenalina que en los dos es muy parecido. Es como prepararte para una situación que dura una hora y media, tanto en lo que puede ser dar un show como en entrar a la cancha. Y bueno, ese momento de previa, ¿viste? Te hace que te tengas que conectar. Que tengas que estar concentrado. Que te tengas que abstraer del mundo. Así que hay una relación.
–Hablando de esa presión que puede llegar a haber en la exposición, es muy impresionante que los jugadores de fútbol sean como dioses para una parte de la sociedad pero a la vez se les pegue con una crueldad brutal. ¿Están seteados para ignorar eso o de verdad les afecta?
Juan Antonio: –Aprendés a gestionarlo, digamos. No existe persona en el mundo que se las sepa todas. Es un aprendizaje constante. Lo aprendés, así como aprendés el oficio. Hacés cambios de frente de memoria y también aprendés a no subirte al caballo y quedarte atado a una frustración o a una alegría. Por lo general se dice que tanto la alegría como la tristeza del futbolista duran una semana, y creo que es verdad. Pero bueno, es verdad que cuando te va mal... yo tengo el recuerdo de que en algunos partidos donde no toqué una y la tiraba afuera, después el diario lo esquivaba. No lo quería mirar.
–Si juzgamos en base al adelanto “El pescador”, Buenas decisiones parece venir en la misma línea que La fábrica de canciones (2021), un estilo de rock argentino cancionero clásico, pero también parece hecho con un nivel de profesionalismo y madurez superior. ¿Hay algo de eso?
Juan Antonio: –Sí, creo que es eso. Los primeros discos -no solamente el nuestro: los de todas las bandas que nos gustan- son una primera propuesta. Hasta que eso va madurando. La música madura. Y después todo empieza a sonar más firme. Creo que también la elección del productor fue una buena decisión. Y bueno, el nombre del disco fue por eso: una serie de buenas decisiones que terminaron dándonos una sensación confortable, de decir: “che, después de haber tenido la cabeza tan abajo del agua empezamos a tomar buenas decisiones”.
Agustín “Coco” Nieto: –Está bueno. Suena distinto, no se me ocurre nada parecido, y por eso también creo que me gusta: es un poco de todo y todo de nada.
–Hablando del productor, ¿qué sienten que aportó Willy desde la producción?
Danilo Antonio: –Willy es un gran cancionista y gran compositor del rock nacional. Entonces, de alguna manera, lo elegimos, primero porque nos gusta él como artista y segundo porque nos imaginamos ese tipo de sonido para este disco. Creo que Willy le aportó un poco la estructura de la canción, esto de que suene más radial, más argentino.
–Es un especialista en eso....
Juan Antonio: –Sí, y es muy práctico. No titubeaba con las decisiones: él también podría ser parte del título del disco. Todo el tiempo tenía muy claro hacia donde iba con cada acorde, con cada instrumento. Mucha experiencia.
Nieto: –Y en donde no lo estaba también nos dejaba jugar libres, nos dejaba madurar la idea, pensarla. Él no se metía onda ponerse en el piano y decirte: “hacé esto”. Era: “pensalo vos, madurala, llevala a casa, trabajala, volvé. Y así surgió algo más genuino, más con la impronta de cada uno en su instrumento. Eso me pareció lindo.
–Alguna vez dijeron que en la música de ustedes hay algo de rescatar sonidos y emblemas del pasado. ¿Les parece que el rock llegó a un punto en el que hay que salir a rescatar a los “monstruos”? ¿Hay que mostrarle a una generación alimentada a trap por qué Charly García es Charly García?
Nieto: –Sí, nosotros estamos un poco descolocados -como le pasa a muchas personas- con la escena musical. Pero eso no quiere decir que uno no la acepte. Lo que sentimos personalmente cada vez que tenemos alguna charla es que hoy en día hay muy buenos cantantes, hay mucha belleza desde algún lugar. Hay muchos intérpretes. Pero yo siento que la mejor manera que nosotros hemos encontrado, humildemente desde nuestro lugar, para honrar al rock nacional, no es hacer covers de ellos y rememorar cantando canciones de los artistas que nos gustan y con los que crecimos, sino intentar hacer lo mismo que hicieron ellos en su momento. Ellos propusieron algo. Después el público elige si está bueno o no. Pero sí me parece que lo que Francia tiene de particular es que tiene una propuesta, que la pone arriba de la mesa, y creemos que es la mejor manera de honrar la música que nos gusta.
–Los objetivos en el fútbol siempre son claros: jugar en Primera, ser titular, salir campeón, jugar en la Selección, jugar afuera, jugar un mundial, ganarlo. ¿Hay una “escala de sueños” parecida cuando estás en una banda? ¿Cómo es la suya?
Nieto: –Hay varias. Hacés un Niceto, un Obras, después querés meter un Luna Park y bueno, ya después te vas para arriba. Querés un Gran Rex, un Luna. En algún momento querés tocar afuera y bueno. Y un sueño es que te coreen una canción en una cancha. Y poder acompañar a la gente en su día a día: ese debe ser el logro máximo. Que la gente del laburo a la casa vaya escuchando tu música y se acuerde: “en esa época yo escuchaba ‘El pescador’, el disco Buenas decisiones había salido ese año y estaba buenísimo”. Formar parte de la banda sonora de la gente.
Juan Antonio: –También hay algo que tiene el rock, que lo tuvo conmigo particularmente. Cuando era pibe me acuerdo de haber escuchado “Imagine” y a mí me emocionaba. Y yo era pibe. Siendo tan chico vos no sos consciente de todo lo que hay atrás, de cómo se grabó, quién la canta. Yo no tenía idea, pero la música tiene esa capacidad de emocionarte, Independientemente de la edad. Entonces un sueño podría ser ese también: que una canción pase las generaciones. Que no se quede atrapada en un estilo o en una generación, sino que alguna vez nos pase lo que les pasó a los grandes artistas argentinos. Seguimos cantando canciones de Gardel, por ejemplo.
–Cuántas veces nos habremos emocionado con canciones de las que ni entendíamos la letra, ¿no?
Danilo Antonio: –Totalmente. Para nosotros la letra también es muy importante. Y más allá de que uno la entienda o no, esa letra tiene una energía que acompaña a la música. Uno de chico no tenía ni idea de lo que quiso decir el que la escribió, pero tiene esa energía porque fue escrita con un propósito, con una idea en particular. Y creo que eso se fue perdiendo hoy en día, y ya no encontramos tantas composiciones que le den bola a eso.
Juan Antonio: –Es como que se perdió un poco el plato de la abuela, ¿viste? Y me parece que Argentina siempre fue distinguida en el mundo por ser un emblema. Entonces copiar lo que hacen otros países es una opción, pero también podemos honrar la música Argentina y nuestro rock.