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Julissa, la estrella mexicana que fue forzada a renunciar a su sueño para ser actriz

Algunas leyendas del espectáculo tienen historias que más parecerían el argumento de una novela, que un acontecimiento de la vida real. El caso de Julissa, la célebre actriz, mujer de teatro y madre de dos talentosos hijos (Benny y Alejandro Ibarra), es de esos. Ella nunca pensó que cumpliría seis décadas de carrera profesional (que son este año), sobre todo, porque nunca contempló dedicarse al medio artístico, sino que lo hizo prácticamente como una obligación.

Julissa y su colega César Costa, durante una conferencia de prensa en Ciudad de México en 2019  (Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)
Julissa y su colega César Costa, durante una conferencia de prensa en Ciudad de México en 2019 (Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)

Todo se remonta al origen: la artífice de la carrera de Julissa no es otra que Rita Macedo, estrella consumada del cine y la televisión en la Época de Oro del cine mexicano, quien es la madre de ella y del hoy muy polémico Luis De Llano Macedo. Rita, cuyo nombre era María de la Concepción Macedo Guzmán, tenía un rostro de mirada profunda e inolvidable belleza; trabajó para algunos de los mejores directores como Julio Bracho, Emilio Fernández y el mismísimo Luis Buñuel. También se consagró en teatro y en las primeras telenovelas que producía su íntimo amigo Ernesto Alonso.

Por su parte, el padre de ambos es Luis De Llano Palmer, hijo de un héroe republicano y prófugo del franquismo, que fue un pionero de las telecomunicaciones en México, y también un extraordinario traductor y letrista de obras musicales (entre ellos, la primera versión en español de la mítica 'My Fair Lady').

Julia Isabel De Llano Macedo nació el 8 de abril de 1944 en la Ciudad de México, cuando su padre tenía 26 años y su madre 18. Su hermano Luis nació un año más tarde y ambos crecieron con familias compuestas, ya que en 1948, Rita y Don Luis se divorciaron, compartiendo la custodia de ambos hijos, Rita crió a Luis y los padres de don Luis ayudaron a criar a la pequeña; al paso de los años, Rita contrajo segundas nupcias con el famoso escritor Carlos Fuentes (en 1962 nació la única hija de ambos, Cecilia, también dedicada a la producción y editora de las memorias de su madre) y don Luis se casó con la actriz María Rivas, con quien tuvo dos hijos y posteriormente tuvo un tercer matrimonio del que tuvo más descendencia.

Criados por separado en instituciones en el extranjero —Luis en una academia militar y Julissa en un internado en Toronto- los hermanos solo convivían en vacaciones, y gracias a su afinidad por la música comenzaron a desarrollar una relación profesional, en lugar de vincularse de un modo más emocional, algo que se acentuó con el paso de los años (se veían más que como consanguíneos, como profesionales, donde la relación de Julissa con Cecilia y sus otros hermanos siempre fue más estrecha y genuinamente afectuosa, como ella siempre ha reconocido en múltiples ocasiones). De hecho, Cecilia tiene un vínculo afectivo muy fuerte con su hermana mayor, quien siempre ha estado muy cerca de ella, desde su niñez.

Durante un periodo vacacional en 1960, con un grupo que formaron con amigos y al que llamaron Los Spitfires, Julissa y Luis participaron en un concurso de radio y ganaron primer lugar con el tema 'Ven cerca', que ella interpretaba, pero que fue censurado por la sencilla razón de que ella cantaba muy cerca del micrófono y cada vez que tomaba aire, sonaba como "gemidos eróticos", y los directivos de la disquera que promovía el concurso se negaron a comercializar la canción (aunque puede encontrarse la grabación de radio en YouTube actualmente y se oye de lo más inocente, comparada con las cosas que se graban ahora). Fue así como a los 16 años se convirtió en la primera mujer vocalista de rock'n'roll en México con un grupo.

Años después, ya usando el nombre artístico creado por la conjunción de sus dos voces, seguiría como solista, al mismo tiempo que Leda Moreno, Enriqueta "Queta" Garay y, desde luego, Angélica María —con quien los medios de su época le inventarían una rivalidad falsa similar a las que posteriormente se crearon en torno a Belinda y Daniela Luján o Verónica Castro y Lucía Méndez, por ejemplo, y aunque nunca fueron amigas íntimas, siempre se trataron bien.

Fue ese concurso que Julissa vio como un juego el que vendría a cambiarle la vida, ya que al año siguiente, mientras ella acariciaba la idea de estudiar arqueología y viajar a Oriente a hacer excavaciones de civilizaciones antiguas, Rita le comunicó que no regresaría a Canadá a terminar sus estudios, sino que empezaría a tener cursos intensivos de actuación, declamación, canto, baile, postura y dicción, porque ella había decidido que su hija sería, como ella, una actriz.

Julie (como le llaman cariñosamente sus allegados) no estaba de acuerdo, pero tenía muchas cosas en contra (tomemos en cuenta que era el año 1961): era menor de edad, dependía de sus padres, aún si estaban divorciados y no podía oponerse a los designios de alguien tan dominante como Rita.

En numerosas entrevistas realizadas después de la muerte de su madre ha relatado cómo su relación con ella fue siempre más semejante a la que existía entre un artista y su mánager (algo similar a ver a su hermano más como un colega) y que obedeció porque no tuvo más remedio. Eventualmente tuvo una carrera artística en la que destacó porque efectivamente tenía talento, aunque nunca tuvo la sensación de seguridad que pudo haber adquirido de haber estudiado lo que deseaba realmente.

Aún así, a base de trabajar largos años, Julissa aprendió a desarrollar un amor por los escenarios, que la ayudó a sobreponerse a un terrible miedo escénico (que tuvo por mucho tiempo), a la depresión de no poder hacer con su vida lo que pudo haber querido y el temor a decepcionar a su madre, algo que la consumió por mucho tiempo y que le costó mucho trabajo asimilar y superar, convirtiéndose en una sobreviviente, no solo de esto, sino de otras adversidades que se fueron presentando a lo largo de su vida.

En 1972 Julissa ya estaba casada con Benny Ibarra, integrante del grupo de rock 'Los Yakis', padre de sus dos talentosos hijos, y juntos protagonizaron el musical más exitoso de esa década, que se ha vuelto sinónimo con la actriz y productora: 'Vaselina'. Si bien Benny y Julissa no duraron muchos años casados, son de esas parejas que se llevan mejor incluso después del divorcio.

Julissa asegura ser la fan número 1 de sus hijos, y nunca falta para apoyarlos en todos sus proyectos, aunque no es secreto que en 1981, cuando comenzó a crearse Timbiriche, Julissa no estaba muy de acuerdo con que Benny se integrara al grupo, ya que temía que se repitiera lo que a ella le había pasado: que él tomara una carrera artística por legado o por orden directa, en lugar de tener una vocación (y ya para entonces, ella había protagonizado con éxito numerosas películas, entre ellas el clásico 'Los Caifanes' con Enrique Álvarez Félix y la primera versión de 'Corazón Salvaje' con Enrique Lizalde, que en 1965 fue un éxito inusitado de rating, tomando en cuenta que en esa época había pocos televisores en toda la república mexicana, y también había roto tabúes al ser la productora de la primera versión en español de la escandalosamente divertida comedia 'El show de Terror de Rocky').

Pero Benny —que había sido invitado junto con los otros integrantes por su tío Luis— demostró que sí tenía esa vocación musical y se convirtió en un excelente cantautor, mientras que Alejandro, aunque también incursionó en el pop cuando era adolescente (y no cantaba nada mal) se ha ido convirtiendo en un actor sólido y versátil de amplia trayectoria.

Benny Ibarra . (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)
Benny Ibarra . (Photo by Adrián Monroy/Medios y Media/Getty Images)

Tampoco hay que olvidar que como productora, creó en 1989 al grupo infantil Onda Vaselina, que 11 años después se convirtió en OV7 en medio de un escándalo mediático, siendo esta una terrible traición profesional que no esperaba, ya que (a diferencia de otros productores y manejadores de grupos que han sido acusados de mantener relaciones impropias) ella no fue abusiva, sino más bien solidaria con los integrantes del grupo, que fue evolucionando, y a quienes ella cuidó incluso más allá del deber de mánager (que le pregunten a uno de los actuales integrantes de OV7 que por ocho años vivió en su casa, sin pagar un peso).

Esta situación la decepcionó mucho y ya no volvió a manejar otros grupos, aunque sí se mantuvo activa como productora teatral hasta 2006, cuando presentó el musical 'Menopausia' en Ciudad de México. Después de ello, se ha mantenido vigente como actriz, aspecto por el que ha obtenido numerosos reconocimientos a su importante trayectoria (entre ellos un premio Ariel), dejando una huella profunda e indeleble en todos los medios como una de las grandes figuras de su tiempo.