Kalina de Bulgaria, una princesa aventurera que se atreve con todo

Kalina de Bulgaria descendiendo por un barranco
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No hay reto que se le resista a Kalina de Bulgaria. Enamorada del deporte -hace unos días nos desvelaba todos sus secretos para lucir un ‘cuerpo de acero’- y la naturaleza -le encanta dar paseos por la montaña-, la princesa atleta nos sorprende con una nueva aventura: descender el barranco de Os Lucas.

Situado a unos kilómetros del pueblo de Biescas y a unos veinte minutos de Jaca (Huesca), es un tramo corto, pero intenso, que consta de 33 metros -como un edificio de once pisos- y cascadas por las que Kalina se atrevió a deslizarse junto a su marido, Kitín Muñoz, y su hijo, Simeón.

Aunque actualmente viven en Bulgaria -a diez kilómetros de Sofía, la capital, y a los pies del bosque de Vitosha, un paraíso natural-, la familia viajó hace unas semanas a nuestro país para asistir a un importante acto, la clausura del LXXIX Curso de Montaña y del LXVIII Curso de Operaciones Especiales en la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales, en Jaca. El acto fue presidido por el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra(JEME), el General del Ejército Amador Enseñat y Berea, y acudieron el Coronel Mariano Alonso, director de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales, el coronel presidente de la Fundación Boinas Verdes españoles, José Ignacio Acevedo Espejo, y el comandante Terencio Pérez.

Como veterano Boina Verde y embajador Marca Ejército -distinción que recibió el año pasado-, Kitín no podía faltar a esta cita. El Ejército siempre ha formado parte de su vida y por sus venas corre el sentido del deber y servicio a la patria -desde su abuelo, Arturo Cebrián Sevilla, que sirvió como General a Alfonso XIII, a su padre, destinado en Sidi-Ifni-.

En 1979, el explorador pidió, durante su servicio militar, ingresar en la Compañía de Operaciones Especiales nº31, conocidas entonces como compañías de ‘guerrilleros’, que eran populares por su preparación especializada y su dureza. “La formación que tuve en las montañas como guerrillero es el mejor regalo que puede recibir un hombre a los veinte años”, ha asegurado Kitín, quien plasmó toda su experiencia en un libro, Boinas Verdes Españoles (Editorial Galland Books), del que es coautor su comandante boina verde Terencio Pérez.

Infatigable, el marido de Kalina de Bulgaria asistía a este acto, en Jaca, a su regreso de la base de Camp Yarto -llamada así en homenaje al comandante Fernando Yarto, fallecido en acto de servicio-, en Irak, donde los Boinas Verdes de Operaciones Especiales entrenan a soldados de las Fuerzas Especiales del Ejército iraquí para combatir a los terroristas del Daesh.

Una nueva experiencia que, seguro, habrá contado a su hijo, el pequeño Simeón, quien promete continuar la dinastía militar. Como el propio príncipe desvelaba a ¡HOLA!, en las que fueron sus primeras declaraciones, su padre le cuenta “mil batallas de cuando él era joven y estuvo en las montañas como guerrillero”; y, en cuanto termine un curso de vela que está haciendo en Cantabria, regresará, por segundo año consecutivo, al campamento de Boinas Verdes en Madrid.

A sus 17 años, el hijo de Kalina y Kitín tiene madera de soldado y, al igual que sus padres, le encanta el deporte. El pasado año participó en el Mundial de Hanmadang -el campeonato de Taekwondo marcial más prestigioso del mundo- donde desafió el cinturón verde, subió de categoría y lo hicieron ‘embajador global’ para difundir el espíritu y los valores de este deporte. Mientras él disfruta de sus vacaciones en España, Kalina y Kitín volvieron, juntos, a su hogar, en Bulgaria, donde, quizá, ya estén preparando la que será su próxima ‘aventura’.

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