El primer Kalorama de Madrid deja poco calor y mucho espíritu del viejo "indie"

Javier Herrero.

Madrid, 29 ago (EFE).- Mucho menos calor del que podría esperarse en agosto en la capital española y del que fonéticamente vaticinaba su nombre en un juego fácil de palabras ha dejado la apertura del primer Kalorama celebrado en Madrid, que sí ha devuelto a la ciudad algo del espíritu de los primigenios festivales "indies" con su apuesta musical.

Ante la cancelación hace solo unas semanas de The Smile de su programación, el peso de esta jornada inicial ha pasado a recaer en dos formaciones que ayudaron a construir el sonido de la música alternativa a comienzos del siglo XXI, The Postal Service y LCD Soundsystem, y eso se hacía notar en la edad media de los asistentes, muy lejos de la "Z" en cuestiones generacionales.

Diecisiete años, los transcurridos desde la celebración del último Summercase, hacía que la banda de James Murphy no pisaba la ciudad, en parte por esas idas y venidas tan irregulares desde su anunciada (y luego desmentida) separación en 2011 que mucha gente ya no sabía ni se preguntaba si seguían en activo o no.

Sea como fuere, como un espíritu surgido de otro tiempo pero igualmente cargado de eso mismo, de espíritu, el retorno de LCD Soundsystem se ha vivido con mucho jolgorio y cierta expectación en Kalorama Madrid, no el suficiente en cualquier caso pues, a falta de cifras oficiales, sobre el terreno se apreciaba una entrada tibia de asistentes.

Con la potencia de 'You Wanted A Hit', su bola de discoteca y relámpagos de fondo ha arrancado a medianoche su esperado concierto, que con la conexión inmediata con 'Tribulations' no ha tardado en colmar a sus sedientos seguidores exactamente de aquello que anhelaban.

"Todo el mundo entona la misma canción", ha cantado un Murphy cano y despeinado en el arranque de 'Tonite', un verso que bien describía lo que estaba pasando en un "show" tan eléctrico como el cielo de Madrid a esas horas, lo que no ha pasado inadvertido al artista: "¡Muchas gracias por venir y quedaros pese a la l,luvia!".

No ha llovido tanto realmente, unas pocas gotas gruesas justo antes de este concierto que se ha vivido bajo la amenaza constante de los rigores de la dana, pero que al menos ha rebajado notablemente la temperatura tórrida de un agosto madrileño.

Con la percusión reforzada y esos sintetizadores vívidos con un punto oscuro, ya se ha ocupado Murphy y el septeto que lo acompaña de templarle los ánimos a una multitud que ha bailado especialmente temas como 'Daft Punk Is Playing at My House'.

Junto al de los neoyorquinos, que han sido la última cita de la jornada, también ha contribuido a caldear el ambiente y ponerlo al fin en tónica de festival el concierto de The Postal Service, otra referencia ausente durante años y años para Madrid.

Su rareza es aún mayor si se tiene que cuenta que solo lo respalda un disco, 'Give Up' (2003), pero tal disco memorable que, más de 30 años después, sigue dándole alegrías y público a su principal impulsor, Ben Gibbard.

Este, que minutos antes ofrecía en el mismo espacio una actuación junto a su otro proyecto más activo y constante, Death Cab For Cutie, ha tenido que ver cómo en ese concierto se alternaban quienes se dejaban llevar por su tono más melancólico y usaban ese reposo sonoro para no dejar de charlar.

Ha sido sin embargo regresar con su otra encarnación musical más animada, The Postal Service, e interpretar 'The District Sleeps Alone Tonight' y, sobre todo después, 'Such Great Heights', para meterse a todo el personal en el bolsillo y devolverlo de un plumazo a 2003 y a esos tiempos en que el "indie" se convirtió en leyenda.

Ellos han sido los protagonistas más notables de un cartel que en esta apertura también ha acogido el potente set de Folamour para mantener la energía alta entre ambos, así como a Nation of Language o The Kills, estos con mucha actitud pero un concepto algo pobre en sonido (han tocado sin banda) y presentación escénica (apenas una cortina plateada de fondo).

(c) Agencia EFE