Katie Holmes y Tom Cruise: lo que nunca se contó de “la boda del siglo”, celebrada en un castillo italiano y con decenas de famosos invitados
Si hay algo que aún hoy, a 11 años de la ruptura, sobrevuela la relación entre Tom Cruise y Katie Holmes es un gran halo de misterio. La pareja estuvo casada seis años, trajo al mundo a una niña a la que llamaron Suri y, si bien los ojos del mundo se posaron en su historia y la prensa intentó conocer los detalles de aquel amor, es poco lo que se sabe: que se separaron en 2012, que el fanatismo de él por la cienciología fue uno de los motivos de la ruptura, que hubo un acuerdo legal por el que ella no podía hablar del culto, que tampoco podía blanquear una relación ni hacer partícipe a su hija de ella, y que por su silencio el protagonista de Misión imposible pagó $4,8 millones de dólares. Hoy, a 17 años del día que decidieran pasar por el altar en un castillo italiano, el fotógrafo oficial del evento rompió el silencio y reveló los secretos de una de las noches más importante de sus vidas .
La boda del siglo
El 18 de noviembre de 2006, Cruise y Holmes unieron sus vidas en el castillo Odescalchi, en las afueras de Roma. Del convite participaron más de 150 invitados, entre los que se destacaron Will Smith y Jada Pinkett, Jennifer Lopez y su entonces marido Marc Anthony, Andrea Bocelli, Brooke Shields, David y Victoria Beckham, Jim Carrey y Jenny McCarthy y la exintegrante de la Cienciología, Leah Remini, quien años más tarde hablaría de los pormenores de esa boda. Los invitados se hospedaron en habitaciones de un valor de 750 mil dólares, y la novia usó un vestido de Giorgio Armani realizado con cristales de Swarovski.
Las fotos de los novios dieron vuelta al mundo, y medios como CBS News y Fox News tildaron la velada como “La boda del siglo”, una celebración que costó, según E!, más de $3 millones de dólares y duró varios días . Testigo privilegiado de la velada, Robert Evans, el fotógrafo de la boda, contó detalles desconocidos hasta el momento sobre lo que sucedió aquella noche romana.
En primera persona
Lo primero que reveló Evans fue que para conseguir el trabajo mandó, como otros profesionales, algunos de sus portfolios. Entre ellos, el de la boda de Jennifer Aniston y Brad Pitt, que se celebró en 2000. Fue Cruise quien lo eligió, y se mostró muy entusiasmado al respecto. “Cuando lo conocí estaba muy emocionado de conocerme”, explicó el profesional, quien recordó que Cruise fue muy amable con él. “Fue en la época en que estaba teniendo mala prensa por haber saltado en el sofá de Oprah [Winfrey]. Pero fue súper amable. Me dijo: ‘¡Estoy tan feliz de conocerte! Cuando vi tu libro pensé: ¡Ese es mi chico! ¡Ese es mi chico!’. Estaba emocionado. En ese momento estaba viendo a Tom Cruise por primera vez, y eso fue al minuto de conocernos. Pensé... ‘¿Gracias?’ No soy bueno con los elogios”, rememoró Evans.
Cruise contrató a Evans, y el fotógrafo voló a Roma junto a otro colega para capturar cada uno de los momentos de los festejos, aunque no lo hicieron en avión privado. El equipo encargado de las imágenes se alojó al lado del hotel donde se hospedaron Cruise, Holmes y sus invitados. Además, pasaron junto a ellos las dos primeras jornadas de la celebración.
Muy pocas de las personas que estuvieron allí ese día hablaron de lo que vieron de la relación entre los novios, muchas veces puesta en duda. “Me pareció muy real y natural”, dijo Evans sobre la vibra entre la novia y el novio y echó por tierra así muchas versiones que aseguraron que la boda estaba arreglada. “ Parecía que lo estaban pasando genial y estaban enamorados. Obviamente no estoy pensando en eso mientras trabajo, pero al estar observando te das cuenta, y luego las imágenes lo reflejan ”, agregó. “Supongo que son actores; podrían haber estado fingiendo. Yo simplemente fui allí, hice mi trabajo y fotografié lo que vi”, continuó.
En relación a la lista de invitados famosos, Evans contó que el “factor sorpresa” que implica estar entre una multitud repleta de estrellas desaparece rápidamente cuando estás ocupado tratando de capturar el gran día de una pareja. “Es gracioso, ni siquiera recuerdo que estuvieran allí”, contestó cuando le preguntaron por Jennifer López y Marc Anthony. Además, Evans resaltó que muchos de los trabajadores que participan de las bodas de grandes celebridades firman contratos de confidencialidad y que por eso muchas veces lo que trasciende son especulaciones que no tienen nada que ver con la realidad.
“Obviamente, no puedes decirle a nadie que las flores eran rosas o que la torta era de tal manera, así que todos especulan, y muchas cosas que se escuchan luego no son las que sucedieron”, analizó, y completó con una reflexión su idea. “ Esto da una pequeña idea de lo que debe ser una celebridad y no tener privacidad. Ese es el trabajo que eligieron, entiendo, pero esa es la desventaja que los acompaña ”, cerró.