¿Qué hay de cierto en el 'lío' de la Casa Real sueca?
Para entender por qué en los últimos meses se ha intensificado el interés en torno a la princesa Magdalena de Suecia y su familia hay que remontarse al año 2013 cuando se celebró la gran boda real de la hija pequeña de los reyes de Suecia con el financiero estadounidense Chris O’Neill. Entonces la felicidad era máxima, ya que la princesa había encontrado el amor en Nueva York después del tormentoso capítulo que le llevó a romper su primer compromiso matrimonial con Jonas Bergström. Tras el espectacular enlace el clima en torno a la pareja fue cambiando y ahora, cuando se han trasladado de nuevo a Estocolmo, regresa la misma polémica de siempre. Una vez más se compara al marido de Magdalena con Meghan Markle. ¿Hasta qué punto su negativa a ser príncipe plantea un problema para la Casa Real sueca?
Hay que decir que el marido de Magdalena fue claro desde el principio: respetaba todo lo que rodeaba a la monarquía, pero su deseo era seguir siendo solo Chris O’Neill y no quería aceptar ningún tipo de privilegio, título, derecho, obligación o ciudadanía. Así que, antes de que se anunciara la boda,la pareja acordó con los Reyes y con la institución que el marido de la princesa no sería ni príncipe, ni sueco y que no se comprometía conactos públicos fuera de la vida familiar. En principio esto no planteó ningún problema, más bien todo lo contrario: en un tiempo de monarquías reducidas simplificaba el organigrama de una institución que ya cuenta con una princesa heredera, Victoria, y con la heredera de la heredera, Estelle. Sin olvidar la rama del príncipe Carlos Felipe, el hijo favorito del soberano, uno de los apoyos de la institución y por delante de la princesa Magdalena en la línea sucesoria.
No obstante, para dejar las cosas claras y allanar el camino de su hija pequeña ante las constantes preguntas sobres si podía criar a su familia de príncipes suecos fuera de Suecia, el rey Carlos Gustavo delimitó en el año 2019 el núcleo de la Familia Real. El soberano dejó claro que en el futuro los únicos que tendrán funciones de representación estatal serían los príncipes Estelle y Oscar, los hijos de la princesa heredera y Daniel Westling. De esta forma, los hijos de Carlos Felipe y de Magdalena serían libres de emprender otras carreras profesionales y también de ser criados fuera de Suecia.
Durante un tiempo esta reforma calmó las aguas, sin embargo, con la decisión de la familia de regresar a Estocolmo, han vuelto las dudas, siempre en torno a la figura de Chris O'Neill. La Casa Real tuvo que aclarar bajo qué ciudadanía residiría en el país, entonces se recordó que el financiero estadounidense, además tiene derecho por nacimiento a la ciudadanía británica y a la alemana, siendo esta última bajo la que residirá en territorio sueco. Aún así, la expectación en torno a ellos no ha dejado de crecer, y la pareja se enfrenta a un nueva vida en la que está ocurriendo exactamente lo que el marido de la princesa temía, vivir en un lugar donde sus pasos son analizados con lupa y perder el anonimato que tenían en Florida.
No es esta la primera vez que se compara al marido de Magdalena con Meghan Markle, pero las diferencias son evidentes: él nunca quiso perecer a la institución y nunca ha trascendido ningún enfrentamiento familiar. Es más, se casó con una princesa que vivía ya en los Estados Unidos cuando la conoció y que tenía un papel muy reducido dentro de la Casa Real. Sin embargo, eso no evita que en las ultimas semanas se analice en “lío” o el “caos” que genera tener dentro de la familia real un miembro que se resiste a cumplir con el papel de príncipe. News 55 se refiere a él como el “desobediente estadounidense”, mientras que Svensk Damtidning asegura que ha generado malestar al no invitar a su 50 cumpleaños a los padres del príncipe Daniel, es decir, a los suegros de la hermana de su mujer.
A estas alturas, cuando la pareja lleva más de diez años de casados y, por tanto, diez años que lleva resistiéndose a ser príncipe, no parece que ni la Casa Real le necesite ni que él anhele entrar. Lo que sí que ha quedado claro, por la expectación que ha generado su llegada y todos sus movimientos, incluido el tranquilo paseo que dio el día de su cumpleaños con su hija mayor, la princesa Leonore, es que la vida de Chris O’Neill sí que se ha hecho un líos