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La enfermiza tendencia de hipersexualizar a las niñas y cómo afecta el entorno

Nos topamos fácilmente con abundantes evidencias de niñas sexualizadas para resultar atractivas a otras personas/ Getty Images.
Nos topamos fácilmente con abundantes evidencias de niñas sexualizadas para resultar atractivas a otras personas/ Getty Images.

Basta con darse una pasada habitual por las redes sociales o hacer una búsqueda en Internet para encontrarse con montones de imágenes de concursos de belleza con niñas maquilladas y vestidas de adultas, cantidad de videos de niños y niñas cantando y bailando las típicas canciones explícitamente sexuales del reggaetón, de fotografías de perfiles de niñas vestidas con poses provocativas, ropa muy ajustada llevando estilos lenceros, tacones, cabellos teñidos y mucho maquillaje, escenas de niñas que no llegan a los 4 años bailando twerking en videos que se viralizan.

Lastimosamente nos topamos fácilmente con abundantes evidencias de niñas sexualizadas para resultar atractivas a otras personas, cachetadas de la triste realidad de infancias cosificadas, adultizadas, de infancias robadas.

Pertenecemos a sociedades hipersexualizadas. Nuestros hijos e hijas menores están construyendo su identidad bajo el influjo constante de entornos que incitan a adoptar formas de relacionarse, expresiones, conductas, códigos de vestimenta sexuales. Estamos convirtiendo a los niños, pero sobre todo a las niñas, en una suerte de adultos sexuales en miniatura.

La hipersexualización es una tendencia, cada vez más creciente que consiste en resaltar cualquier aspecto sexual por encima de otros atributos o valores de las personas. Es un mecanismo muy usado por la publicidad, la industria del espectáculo, la moda, la belleza para conseguir posicionarse y vender, cuyo vehículo principal son los medios de comunicación convencionales, Internet y redes sociales a los que están expuestos de manera constante los y las menores nativos digitales, sin madurez ni criterio suficiente para digerir o comprender el impacto de tales contenidos deformantes en el desarrollo de su personalidad y su salud mental.

Permitir a los niños y niñas ser niños y niñas debería ser una obviedad, pero no todos los adultos lo tienen claro. Aunque es un clamor cada vez más acuciante para las familias preocupadas por las consecuencias de la sobreexposición de sus hijos e hijas a la hipersexualización y otros valores deformados, consumistas, sexistas que amenazan su sano desarrollo, todavía muchas familias o adultos naturalizan estas prácticas. Los videos de menores bailando reggeaton o twerking por lo regular son grabados y publicados por sus padres bajo la buena vista, aplausos y likes de muchos adultos, así como las niñas que son apuntadas a concursos de belleza por sus madres, etc..

Pertenecemos a sociedades hipersexualizadas. Nuestros hijos e hijas menores están construyendo su identidad bajo el influjo constante de esos entornos/Getty Images.
Pertenecemos a sociedades hipersexualizadas. Nuestros hijos e hijas menores están construyendo su identidad bajo el influjo constante de esos entornos/Getty Images.

Algunos riesgos de la hipersexualización de la infancia

Diferentes especialistas y organizaciones dedicadas al cuidado y desarrollo de la salud infantil y juvenil coinciden en el impacto negativo de la 'adultización' o sexualización de la infancia. Advierten que estamos ante un fenómeno preocupante que debe generar alarma social. Entre muchas consecuencias que se conocen se encuentran las siguientes:

  • La hipersexualización provoca que se reduzca a las personas a su atractivo sexual o físico. La presión de tener un cuerpo que encaje en los estándares de la estética sexista imperante y sus ideales de belleza y delgadez, conllevan a baja autoestima, frustración y trastornos de alimentación (sobre todo en las niñas, púberes y adolescentes).

  • Las personas son representadas como objetos y no como sujetos libres de acción y decisión. El imperativo social de supeditar el cuerpo y la apariencia a la sexualización para ser atractivas y gustar a los demás cosifica a las mujeres desde la infancia. Esta imposición social se internaliza y luego se pretende valorar como una elección libre y empoderante por parte de las mujeres, lo cual es un error. Se trata de una forma de violencia simbólica o estructural.

  • Cuando se presiona a las niñas a concentrarse en su apariencia física como centro de atracción para los demás, las desviamos de centrarse en desarrollar otras fortalezas (cognitivas, etc.) perdiendo así oportunidades.

  • Conduce a conductas sexuales prematuras

  • Transmite valores deformados sobre la sexualidad humana.

  • Es funcional al machismo y al sexismo. Los menores varones también refuerzan valores sexistas frente a los estereotipos de infancias sexualizadas.

  • Favorece el acoso y la violencia sexual de chicos hacia chicas.

  • Favorece el terreno para el abuso sexual infantil y la pedofilia.

  • Y podríamos seguir con esta lista y no acabar.

Para proteger a los menores a nuestro cargo de las consecuencias de la hipersexualización, lo primero que hay que hacer es detectarla. Como siempre, insisto en que la prevención es más eficiente que tener que resarcir daños. Por eso es muy importante para los adultos, desde que devenimos madres o padres, e incluso antes, acudir a espacios de formación actualizados y orientados por una mirada respetuosa y conocedora de la real naturaleza de la infancia y de la adolescencia.

Anna Plans investigadora del impacto de las nuevas tecnologías en menores y autora del libro Respeta mi sexualidad, Educar en un mundo hipersexualizado, ha desarrollado una herramienta para ayudarnos a detectar, conjuntamente con nuestras hijas, si están o no hipersexualizadas. Se trata de un instrumento muy útil, por una parte para dar el primer paso hacia la visibilización del problema, y por otra para abrir el espacio de diálogo, reflexión y educación entre madres, padres e hijos favoreciendo la construcción de criterio propio frente al alud de mensajes y presiones constantes en los contextos de socialización online y físicos. Puedes encontrar el #HiperTestKids para niños, niñas y púberes en y el #HiperTesTeen para adolescentes.

Como insisto en recordar, para una educación sexual sana, previamente precisamos construir vínculos de apego seguro, establecer crianzas basadas en los buenos tratos para convertirnos en sus principales influenciadores, conocer a nuestros hijos e hijas y ayudarles a conocerse para que puedan vivir una vida congruente con su propia persona. Precisamos abonar el terreno favorable para la cosecha de seres humanos seguros de sí mismos, con una estima propia sana y robusta. Ahora más que nunca es imperativo que se quieran bien a sí mismos para que no se hagan adictos a la metadona de los likes en redes sociales y protegerse de los valores deformados procedentes de la influencia exterior.

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