La historia que resume a la perfección a la reina Isabel II
La reina Isabel II fue una monarca que batió récords.
Gobernó durante más tiempo que cualquier otro rey o reina de la historia británica, viajó más por el mundo que cualquier otro gobernante y su matrimonio con el príncipe Felipe fue el más largo de la historia.
Además de batir récords, la reina Isabel II tampoco temía romper moldes. Esa característica de su personalidad se aprecia mejor en una anécdota que involucra al entonces príncipe heredero Abdullah de Arabia Saudita.
La fascinante historia, revelada en las memorias del diplomático británico sir Sherard Cowper Coles, cuenta cómo la reina “aterrorizó” al príncipe llevándolo en un viaje espeluznante por los terrenos de Balmoral, lo cual representó una sorpresa para el gobernante de un país donde las mujeres no pueden conducir.
“Se supone que no debes repetir lo que dice la reina en una conversación privada”, escribió sir Cowper-Coles.
“Sin embargo, la historia que me contó en esa ocasión, la escuché más tarde de su protagonista, el príncipe heredero Abdullah de Arabia Saudita, y es demasiado divertida como para no repetirla”.
En 2003, el príncipe Abdullah, que era el gobernante de facto de Arabia Saudita tras el derrame cerebral que sufrió su hermano, el rey Fahd, fue invitado a visitar Balmoral y almorzar con la reina.
Sir Cowper-Coles rememoró: “después del almuerzo, la reina le preguntó a su invitado real si le gustaría dar un recorrido por la finca.
“Abdullah, el urbanita príncipe saudí, se mostró vacilante al inicio pero finalmente accedió animado por su ministro de Relaciones Exteriores”.
“Llevaron los Land Rover reales delante del castillo”.
“Según el protocolo, el príncipe heredero se subió al asiento delantero del primer Land Rover, con su intérprete ocupando el asiento posterior”.
“Para su sorpresa, la reina se subió al asiento del conductor, giró la llave y partió”.
“Las mujeres todavía no pueden conducir en Arabia Saudita y Abdullah no estaba acostumbrado a que lo llevara una mujer, mucho menos una reina”.
“Su nerviosismo no hizo más que aumentar cuando la reina, que condujo vehículos del Ejército en tiempos de guerra, aceleró el Land Rover por las estrechas carreteras escocesas, hablando sin parar”.
“A través de su intérprete, el príncipe heredero imploró a la reina que disminuyera la velocidad y se concentrara en el camino que tenía delante”.
Tal vez el príncipe no sabía que la reina fue entrenada para conducir ambulancias y trabajar como mecánico de camiones durante la Segunda Guerra Mundial, lo que significa que durante todo el tiempo estuvo en manos expertas.