'La isla de las tentaciones' pasa una línea que me parece innecesaria

Tania y Samuel en 'La isla de las tentaciones 5' (cortesía de Mediaset)
Tania y Samuel en 'La isla de las tentaciones 5' (cortesía de Mediaset)

No sé ustedes pero cada semana tengo la sensación de que el cartucho de La isla de las tentaciones se está agotando. O somos los televidentes que tenemos cátedra en esto de los trucos y sorpresas del programa tras ver la misma cantinela en otras cuatro ediciones, o el equipo de casting tendrá que mirar hacia otro lado a la hora de buscar parejas. Porque en esta edición, prácticamente, no pasa nada. Los dramas son tan inocentes comparados con los momentos de tensión que vivimos junto a Susana, Christofer, Lucía, Melyssa o Jesús (novio de Marina), que terminamos viviendo entregas tan aburridas como la que vivimos el pasado jueves.

En esta quinta entrega hasta los perdones llegan más rápido que las traiciones, como vimos en la hoguera de Mario y Laura donde la tensión habitual de las confrontaciones, esa que provocaba un hervidero de reacciones en Twitter, brilló por su ausencia. Por eso no me extraña que Sandra Barneda y el programa se las hayan rebuscado para provocar situaciones y generar contenido. Sin embargo, creo que la última movida se antoja un tanto cruel e innecesaria a nivel humano.

Sandra Barneda visitó la casa de los chicos (de nuevo) advirtiéndoles que tenía imágenes para ellos a raíz de “la gravedad de los hechos”. En ediciones anteriores, cuando la presentadora llegaba con tanta urgencia, sabíamos que significaba algo fuerte. Incluso un cambio de acontecimientos capaz de provocar la hecatombe. Como, por ejemplo, cuando enseñó a Lucía las imágenes de Manuel manteniendo relaciones sexuales con Fiama en el baño lejos de las cámaras (con sonidos como prueba), o cuando expusieron el desprecio de las chicas hacia Lola enseñándoles las imágenes de Lucía jugueteando con Isaac en la piscina. Es decir, Sandra no solía ir a la casa con frecuencia, sino cuando era necesario para grabar la elección de citas o, justamente, mostrarles algo por sorpresa. Pero en esta edición las visitas están siendo una constante que me llevan a la conclusión de que sorpresas hay pocas y que, al final, la presentadora se ha convertido en tal protagonista con su despliegue de empatía y emoción que tiran de ella para generar contenido.

Porque ayer Sandra se plantó compungida y les enseñó imágenes. Más bien, un audio donde se oían besos y una fiesta de fondo. No lo dijeron pero parece evidente que se trata de Tania y Hugo Paz. No solo habían adelantado sus besos en el Debate del martes sino que los emitieron en el programa antes de la visita de Sandra. Y al ser la única chica que actualmente ha caído en la tentación (Laura parece estar queriendo hacer buena letra de momento), la respuesta resulta obvia. Además, previamente nos mostraron cómo Hugo seguía a Tania en una fiesta adentro de un baño pero cortaban el audio. Ellos negaron que hubiera pasado algo aunque los solteros bromeaban con que Hugo tenía huellas de pintalabios. Entre esta visita al lavabo sospechosa y los besos que se dieron más tarde en una fiesta, no había sorpresa ninguna. Es evidente que vamos a sospechar de Tania. No se trata de un bombazo como fue lo de Manuel con Fiama.

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Sin embargo, su novio Samu lleva varios días destrozado. Desde que vio la complicidad entre Tania y Hugo en las últimas hogueras está con el miedo en el cuerpo y no hay encuentro con Sandra que no rompa a llorar. Y ayer pasó de nuevo. Sandra emocionada y Samu llorando mientras sus compañeros le daban ánimos pero coincidiendo que, sin dudas, se trataba de Tania. Ahora bien ¿qué necesidad real había de este momento si no es generar contenido a costa de las emociones de un Samu ya de por sí hundido? Porque grave, lo que se dice grave, no fue.

Si se trata de Tania como todos, los chicos de la casa y Twitter incluido, estamos pensando entonces la chica se habría saltado las normas besándose a escondidas de las cámaras. Puedo comprarles el castigo que quieran darle en el próximo programa (en otras ediciones los castigaban sin permitirles ver imágenes de sus parejas en la siguiente hoguera) pero tanta gravedad como para mostrarle las imágenes a Samu no tienen. Porque la chica ya se besó con Hugo, ya hay imágenes que para la próxima hoguera. No es que Tania se haya escondido y haya quedado ahí, sino que dio contenido al programa besándose durante un buen rato, incluso dejando declaraciones para generar más contenido cuando hablaba con las chicas y les contaba lo cansada que estaba de Samu. Contenido para que Samu se rompa más, para que se viva más drama y tensión en la próxima hoguera, hay de sobra.

Y entre que un par de besos a escondidas no sería tan grave cuando lo hicieron luego ante las cámaras, y teniendo en cuenta que Samu ya está emocionalmente en la cuerda floja, ¿qué necesidad había de ponerle un audio tan doloroso si ya habrá otras cosas para ver en una hoguera? No creo que el asunto meritara la visita de Sandra como si fuera tan grave, sino que se antoja más una necesidad editorial de generar contenido en un programa donde los chicos están más bien muertos. O “enamorados” como dijo uno de ellos. Porque no me van a decir que escuchar besos sin verlos no rompería a cualquiera. Al menos en el caso de Lucía le mostraron las imágenes de Manuel entrando al baño y la cámara estática grabando la habitación. Aquí, con el audio a tope y sin vídeo, se juega en un terreno de sospecha y dudas que rompería a cualquiera.

Evidentemente estamos hablando de un programa que remueve emociones entre sus concursantes, que juega en un terreno donde la traición y el miedo son las bazas principales. Sus concursantes se prestan a ello y no es la primera vez que el programa juega sus cartas para remover el gallinero. Sin embargo, me pregunto si debería haber un límite cuando se hace a costa de provocar dolor para generar contenido y expectación. Porque eso fue lo que me transmitió el momento en cuestión. Provocar dolor a un chico que ya lo va a pasar mal cuando vea las imágenes, sin necesidad de audios ni trucos de edición.

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