'La mano peluda', el programa que hizo disfrutable el miedo y generó leyendas urbanas de todo tipo

Juan Ramón Sáenz, locutor que posicionó 'La mano peluda' (Captura de pantalla)
Juan Ramón Sáenz, locutor que posicionó 'La mano peluda' (Captura de pantalla)

Uno de los programas emblemáticos de la radio mexicana a finales del siglo XX y primera década del siglo XXI fue La mano peluda. Entrañable para el público radioescucha, se convirtió en un ritual nocturno de la sugestión y el entretenimiento por el rescate y difusión de la tradición oral de aquellas historias que nos impiden dormir por miedo.

Para los amantes del terror, los relatos folclóricos de horror nacionales y tramas paranormales, se trató de un escaparate para incentivar la adicción por creer real lo irreal sobre espectros, fantasmas, demonios y el contacto con el más allá. El plus de ese espacio fue que la propia audiencia marcaba a la cabina para contar al aire sus anécdotas.

Rubén García Castillo fue el locutor que se encargó de conectar con el público a partir de 1995, año en que se lanzó el programa dentro de la extinta Radio Uno en 104.1 FM. Fue el titular del espacio hasta el año 2000 cuando se marcha a la XEW para conducir Apague la luz y escuche. Su lugar fue ocupado por Marco Antonio Silva, quien duró menos de un año al frente porque se fue a colaborar con Maxine Woodside.

Para ese momento la estación ya era propiedad de Grupo Fórmula, motivo por el cual pasó de ser Radio UNO a Radio Fórmula UNO. Con La mano peluda como uno de sus contenidos más fuertes en la programación nocturna, la empresa designó a Juan Ramón Sáenz como el nuevo locutor.

Sáenz estaba empapado del concepto porque lo conoció desde su fase de producción y porque absorbió el aprendizaje de locución de García Castillo. Su llegada al micrófono fue de provechosa conexión con los radioescuchas, y en gran medida se debió a su estilo popular de comunicarse.

Creó un estilo con sello propio. Con La mano peluda amplió el mosaico de temas al introducir la opción de charlar sobre avistamientos, abducciones y contacto extraterrestres. Asimismo, se le percibió como un locutor relevante porque dio pauta para la proliferación de leyendas urbanas, algunas antiguas y otras surgidas en la actualidad.

Se dijo que en las instalaciones de Grupo Fórmula sucedían cosas extrañas, tales como cabinas encendiéndose solas, puertas abriéndose sin nadie que haya manipulado chapas, trabajadores escuchando voces sin que hubiera alguien a la redonda. Llegó a contarse que existía la presencia de duendes al interior de las instalaciones.

Sin embargo, la leyenda urbana más comentada es con relación al fallecimiento de Juan Ramón Sáenz en 2011. El locutor murió víctima de un paro cardiorrespiratorio a raíz de una peritonitis. Tenía 48 años. El dato de su edad fue punto de partida para el nacimiento de versiones que fueron desde las más disparatadas hasta las más serias, pues “era muy joven para morir”.

 

Hablar de La mano peluda, de Rubén García Castillo y de Juan Ramón Sáenz es remitirse a uno de los proyectos radiofónicos que el paso del tiempo dota con la etiqueta de entrañable, tanto por la resistencia de la radio para permanecer como opción de comunicación como por la ausencia de programas que apuesten por la tradición oral del terror como concepto de entretenimiento en un país con millones de fans a ese tipo de historias.

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