La primera impresión es la que cuenta

Las primeras citas románticas, como las primeras entrevistas laborales son realmente duras, quizás un poco intimidantes. Seguramente echarás mano a Google y harás algunas búsquedas precisas para evitar sorpresas. Si tienen algunos vínculos en redes sociales, podrás armar un solvente perfil que ayudará mucho en eso de evitar “meter la pata”.

Corres con una ventaja estratégica: ella ya ha dicho “SÍ” a la cita. Ese “SÍ” es un primer triunfo. Se ha roto la barrera inicial, se ha colocado el peldaño inaugural. No es poca cosa, todo lo contrario.

Deberíamos enfocarnos en nuestros rasgos positivos, nuestras cualidades sobresalientes. Esos son los que nuestros amigos y familia valoran y disfrutan de nosotros. Traer esto a la mesa si exagerar, es un buen plan de aproximación emocional.

En una primera cita habrá que tener en cuenta que todo entra por la vista y luego por el resto de los sentidos. La primera imagen general es la que más perdura. Aunque suene a “presión” no está mal recordar que las primeras impresiones son tan importantes porque a veces todos esto de establecer una relación sentimental o vínculo laboral se sólo consigue con un solo tiro. Y este debe impactar lo más cerca posible del blanco perfecto.

Sabemos que cada uno tiene sus fórmulas de conquistas y la intención no es cuestionarlas sino más bien abarcar un horizonte de opciones más amplio. Y tener las expectativas bajo control. Un exceso de emoción pondrá en peligro la misión. Los desbordes y la vehemencia ponen a la defensiva al interlocutor, y si es una dama pondrá en alerta la alarma de emergencia y escape.

El aliño para la ocasión es indispensable. Hay que vestirse para impresionar, pero sin exagerar. No importa la ocasión o el lugar donde va a desarrollarse la cita, estar presentable siempre es un elemento que suma puntos y en ese momento es primordial sumar y no restar, para alcanzar el puntaje perfecto.

Algo que funciona bien en la primera cita, pero será de trascendencia en los futuros encuentros es la idea de “ser tú mismo”: Lo primero que hay que tener en cuenta es que no te traicionen las ganas de aparentar algo que no eres verdaderamente. Ser lo más natural posible, sin sobreactuaciones puede evitar hacer caer a alguien que puede ser importante en tu vida, en una decepción. Tiene gran valor llevar el molde original.

Es muy difícil superar una primera impresión negativa, sobre todo, en una cita romántica donde las mujeres, tan observadoras, analizan minuciosamente cada detalle del pretendiente en cuestión. Y a veces los hombres, en nuestro afán de cortejarlas, otras veces por puro desconocimiento del comportamiento adecuado para cada situación, cometemos faltas que, a juicio de las damas, son imperdonables. Nada más difícil que remontar algo que funcionó muy mal en el comienzo y dejó un sabor desagradable.

Una investigación emprendida por los psicólogos Laura Naumann, de la Universidad de Sonora y Sam Gosling, de la Universidad de Texas, en Austin, ha concluido que la imagen personal puede ser muy reveladora respecto a ciertos rasgos centrales de la personalidad. Cuando personas manifestaban comportamientos expresivos (posturas sonrientes o enérgicas), los juicios sobre sus rasgos de personalidad fueron acertados en nueve de cada diez casos. Nos referimos nada menos que a la extraversión, la amabilidad, la responsabilidad, la estabilidad emocional, la apertura social, la simpatía y la autoestima.

Cuando estamos nerviosos o bajo presión intentamos controlar nuestro cuerpo, dando lugar a posturas y movimientos forzados que pueden ir en contra de lo que estamos diciendo. El cerebro necesita organizarse de alguna manera. De todas maneras, si cada vez que se enfrentara a algo nuevo tuviera que analizar todos los pequeños detalles para entenderlo seríamos terriblemente ineficientes.

No debe menospreciarse la utilidad de contar con un Plan B: Hay veces que la primera cita no sale todo lo bien que esperas, por es muy conveniente que hayas planificado un plan alternativo o la forma de darle un giro a la cita, visitando otro lugar o inventando un panorama mejor. Las mujeres valoran mucho la reinvención.