Yahoo Estilo 'La risa en vacaciones', el éxito mexicano que hizo de lo ordinario algo extraordinario
En 1990 el cine popular mexicano dio un giro con La risa en vacaciones. Dirigida por René Cardona Jr. y producida por Televicine, la película fue un fenómeno inusitado en la cinematografía nacional. No tenía trama ni historia. Tampoco procuraba valores como fotografía, vestuario y escenografía. Era un simple ejercicio de trasladar a la pantalla grande el entretenimiento de las bromas callejeras que transmitían algunos programas de televisión.
Pedro Romo, Pablo Ferrer y Paco Ibáñez fueron los elegidos para conformar el tridente encargado de bromear con la gente en la vía pública, parques e instalaciones hoteleras. Con el antiguo Distrito Federal y Acapulco como locaciones, los llamados “locos de la risa” se respaldaron en otros elementos secundarios para asustar o hacer enojar a sus víctimas. Desde asustar a peatones imitando sus movimientos al caminar hasta subir de tono los chistes con acusaciones de violación contra transeúntes, las bromas se hacían a plena luz del día en espacios concurridos.
En primera instancia, tal como lo narra Flavio (imitador de Cantinflas) en el prólogo del filme, se publicitó como un documental, haciéndole saber al público que se trataba de un retrato fidedigno del mexicano y su sentido del humor con base en bromas ejecutadas al estilo de cámara escondida.
La manufactura de las bromas y la aparición de personajes que el público identificó como extras de telenovelas generó una inmediata desmitificación de que se trataba de un documental, es decir, nada era improvisado. Todo estaba planeado. Pero aún así a los espectadores les divertía lo que veían en pantalla. Tanto les agradó que vieron la película más de una vez. Esto tuvo como consecuencia que se convirtiera en un imán de taquilla. ¡Permaneció 15 semanas en cartelera!
Debido al éxito obtenido, Televicine decidió continuar con la fórmula con otra entrega más y en 1991 se estrenó La risa en vacaciones 2, película que también arrasó en taquilla. Dicen que cuando algo funciona no muevas nada, y eso hizo la productora cinematográfica de Televisa al ampliar la saga con más títulos. Se hicieron un total de ocho películas, siendo la última en 1996.
Así, a la par de que se exploraban propuestas autorales como La mujer de Benjamín (de Carlos Carrera) y Sólo con tu pareja (de Alfonso Cuarón), el cine mexicano vivió una transición con el cine popular. El público estaba cansado de ver historias de narcotraficantes y tramas repetitivas de sexycomedias o cine de ficheras. Lo básico de La risa de vacaciones consistió en hacer reír a la audiencia, gente que quería olvidarse por completo de los problemas de la vida real. Dichas carcajadas se estimularon a partir de una premisa sencilla: mostrar a personas comunes y corrientes en situaciones humorísticas factibles para cualquiera. Se hizo de lo ordinario algo extraordinario.
De forma paradójica, La risa en vacaciones fue el auge y final del cine popular mexicano. Si bien es cierto que fue un boom para ingresar espectadores a las salas, también lo es que fue el cierre de un ciclo que favoreció al ciudadano promedio en materia de costos y entretenimiento neto. Con la culminación del siglo XX y la llegada del siglo XXI, el panorama se modificó. Pero esa es otra historia.
