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Laura Baumeister, cineasta: "En Nicaragua no se puede decir lo que se piensa"

Ginebra, 22 mar (EFE).- El Gobierno de Nicaragua “no está promoviendo una actitud de libertad de expresión en la que se pueda decir lo que se piensa y entrar en debates” en la cultura, asegura la directora de cine nicaragüense Laura Baumeister en una entrevista con EFE.

Su ópera prima, "La hija de todas las rabias" se proyectó en el reciente Festival Internacional de Cine y Derechos Humanos de Ginebra: es el primer largometraje de ficción dirigido por una mujer en el país.

En la ciudad helvética, Baumeister manifestó su esperanza en que en la próxima década puedan producirse películas interesantes en Nicaragua, aunque reconoció que la actual situación sociopolítica del país complica el futuro de la industria.

De hecho, “La hija de todas la rabias” aún no se ha podido ver en Nicaragua, donde “hay muchas iniciativas que no están encontrando un territorio fértil para crecer en el terreno cultural", indicó su directora, nacida en Managua en 1983 y actualmente residente en Ciudad de México.

En opinión, esto tiene que ver con la existencia de "una agenda discursiva que está completamente manejada, que es bastante homogénea y que está teniendo un gran impacto en la cultura al acallar numerosas voces".

Por ello, alude al carácter político de su film y afirma que, para alguien que hace películas, es importante poder decir lo que se piensa y lo que se defiende en ellas, para convertirlas así es "expositores" de algunas realidades que no son habitualmente mostradas.

UNA ODISEA EN EL MAYOR VERTEDERO DE NICARAGUA

En su película, Baumeister explora un territorio de pesadilla que la marcó durante su infancia y su adolescencia, el vertedero de La Chureca.

Este enorme basurero de casi 42 hectáreas es uno de los más grandes de Centroamérica, y en él viven las dos protagonistas de esta ficción, Lilibeth y María, una madre y una hija que se dedican a la comercialización de desechos que recogen en el vertedero.

Tras una serie de acontecimientos enmarcados en un escenario de protestas en el país, Lilibeth se ve obligada a abandonar a su hija en una factoría donde se somete a los niños a trabajos forzados.

“La hija de todas las rabias’ centra su atención en una relación entre una madre y una hija y en cómo la segunda tiene que hacerle frente a la desaparición de su progenitora con su imaginación y su resiliencia”, explica la cineasta.

Baumeister ve en esta odisea de la joven protagonista un reflejo de las distintas crisis globales que atraviesan Nicaragua y otros países del mundo, como la crisis climática o el trabajo infantil.

ÉXITO SIN FRONTERAS Y SIN EDADES

Precisamente por esos enfoques, la película ha participado en un festival, el de Ginebra, que siempre combina cine y derechos humanos, aunque no es el primer certamen en el que ha estado presente el film.

Antes ha pasado por casi una treintena de festivales en todo el mundo, algunos de ellos tan prestigiosos como Toronto o San Sebastián.

“Siento que la película está teniendo una buena recepción entre la gente más mayor en Europa” afirma Baumeister, que liga el éxito del film en este tramo de edad al vínculo ideológico y sentimental del mismo con la Revolución Sandinista.

Otro asunto generacional, en este caso el tema del medioambiente, acerca el mensaje de la película a los más jóvenes.

Juan Verano

(c) Agencia EFE