Laureano Brizuela y su desafío al machismo en México con sus 'Sueños compartidos'

El cantautor recuerda la época de cambio para las mujeres mexicanas que lo llevó a escribir uno de sus grandes éxitos

Laureano Brizuela compuso 'Sueños compartidos' para impulsar el reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres en una relación de pareja. (Photo by Jaime Nogales/Medios y Media/Getty Images)
Laureano Brizuela compuso 'Sueños compartidos' para impulsar el reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres en una relación de pareja. (Photo by Jaime Nogales/Medios y Media/Getty Images)

Luego de haber crecido en Salta y Buenos Aires, después de haber vivido en Puerto Rico y Nueva York, el cantautor Laureano Brizuela llegó a México en 1985 con el objetivo de posicionar su música, pues junto al mercado español, el mexicano era la gran vitrina para mostrarse como artista.

Ya conocía a la música vernácula a través de su padre, un hombre que compraba discos de Javier Solís, Pedro Vargas y Miguel Aceves Mejía. Pero en su arribo comenzó a empaparse de lo que se escuchaba y tocaba en ese entonces en el país azteca, y se sorprendió con Timbiriche.

Pero además de escuchar canciones dedicadas al amor desde un pensamiento machista sobre celos y posesión de la mujer, ‘El ángel del rock’ también percibía esa realidad imperante en la sociedad mexicana que estaba experimentando importantes cambios para las mujeres.

"Me acuerdo muy bien (...) precisamente por el '87 y el '88 cuando la mujer se empodera, cuando empieza a haber un nuevo orden de gobierno, donde ya no era suficiente la mano del hombre para llevar el alimento a su casa y la mujer sale a la administración pública, empieza a ocupar cargos públicos, deja la casa y deja de lavar los platos y de tener hijos, de ser la que aguanta casas grandes, medianas y chicas. La mujer empieza a imponer su condición", le comenta Brizuela a Miguel Garza en el programa De noche con amigos.

Fue influenciado por esos cambios que el cantautor compuso y lanzó su éxito Sueños compartidos. La letra quiso darle un giro a las canciones “románticas” que colocaban a la mujer en una posición de culpa, como responsable de desdichas o fallas del hombre y no como un complemento de igual a igual que su pareja.

"¿Qué dice esa canción? Habla de la apertura del hombre hacia una mujer y es más valioso todo lo que se ha puesto en esa relación que un mero engaño, que una discordancia entre ambas partes. Se han elaborado sueños compartidos entre los dos. Surge en un momento en que el hombre, sobre todo en México, no le hablaba así a una mujer", precisa.

Sueños compartidos fue muy bien recibida por el público. Mujeres de distintas edades, principalmente jóvenes, adoptaron la canción incluso como un himno. De acuerdo a Brizuela, el verso que habla de cómo al hombre no le afecta ni le importa el pasado amoroso de la mujer que quiere fue un fenómeno.

"A la mujer le faltaba que el hombre tuviera ese toque de humildad para decirle '¿sabes qué? No todo se trata de decir que yo mando aquí, somos dos y podemos compartir ideas, proyectos, y no violentar nuestros propios sueños, respetarnos'. Entonces viene un hombre que le canta 'no me importan los momentos que pasaste junto a él, tenemos sueños compartidos y la verdad está aquí en mi piel'. Eso fue una generosidad que el hombre no tenía con la mujer y a la mujer le sonó bello que se lo dijera un hombre", aseguró rememorando el impacto que tuvo la canción a finales de los '80.

La canción fue uno de los tracks del álbum Viento del sur. En un principio los títulos contemplados para promocionarse eran Viento del sur y Cuando seas grande, pero Sueños compartidos irrumpió con revuelo.

"La mujer se sintió reconocida en su feminismo, en su necesidad de ser aceptada, respetada, querida, y no violentada ni menospreciada por la liviandad del hombre. Creo que eso fue una razón, que el cambio fundamental que estaba viviendo la mujer mexicana en su vida social influyó. (La canción) cayó como anillo al dedo. Hacía falta que el hombre se expresara así", enfatiza Brizuela.

El efecto disruptivo de la canción con relación al machismo transmitido desde la música también atrajo a la audiencia masculina juvenil que no comulgaba con las ideas de sus padres o abuelos. Era una nueva generación que quería conquistar a las mujeres con letras más "bonitas".

"Le pegó a gente muy joven, a chicos que necesitaban tener ese tipo de diálogo con la mujer. Allí me di cuenta que tenía un gran número de seguidores masculinos, que es algo que a mí me gratificaba. Que le gustes a tu propio género es algo muy valioso", confesó.

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