El camino más duro de Leticia Sabater: una vida llena de altibajos en su lucha por sobrevivir en el mundo de la televisión
Tiene 53 años, nació en Barcelona y desde hace más de tres décadas, Leticia Sabater da espectáculo (a su manera) en televisión. Este jueves, la show girl se hará un hueco como concursante de La casa fuerte, el nuevo reality de Mediaset que presentarán Jorge Javier Vázquez y Sonsoles Ónega y que contará con otros personajes del mundo de la televisión como Fani y Christopher (La isla de las tentaciones), María Jesús Ruiz y su madre, Macarena (novia de Rafa Mora) o Maite Galdeano y su hijo Cristian Suescun. Pero si hay una participante que tenga una extensa trayectoria en esto del mundo del espectáculo esa es Leticia Sabater.
La vida de Leticia no ha sido fácil. Aunque nació en el seno de una familia acomodada de la Ciudad Condal (su padre era ingeniero), su infancia no fue todo lo feliz que era de esperar debido a su problema de estrabismo que le provocó sufrir bullying en el colegio desde muy pequeña, como ella misma ha contado en alguna entrevista. “Nací bizca, con las piernas torcidas y con una deshidratación de píloro. Sobreviví gracias a mi madre, que tardaba diez horas en darme las papillas. Imaginad la crueldad que yo he podido vivir de pequeña”, dijo en La Caja abriéndose en canal. Pero pronto llegó su primera oportunidad en televisión y comenzó trabajar como figuración en Un, dos, tres, sin duda, el programa que marcó una época en nuestro país. Tres años después, en 1989, a los 22 años, Leticia se convertía en ‘chica Hermida’, algo de los pocos se acuerdan, al incorporarse al espacio Por la mañana del mítico Jesús Hermida.
Pero con la llegada de las televisiones privadas en los años 90, la joven pizpireta y divertida, sería uno de los fichajes de Telecinco para presentar algunos de los programas infantiles más famosos y que muchos seguimos teniendo en la retina porque eran ‘inolvidables’. Con sus trencitas rubias, sus estilismos imposibles con bien de colores, bien de flores, bien de bikinis y bien de accesorios con ositos, florecitas y todo lo que se puedan imaginar que diera color a su imagen, Leticia conquistaba al público infantil en Desayuna con alegría (1991-1993), Vivan los compis (1992) y A mediodía alegría (1992-1993), que se convertía además en un ‘grito de guerra’ de una generación que aún hoy sigue diciendo la famosa frase con la que Leticia daba la bienvenida a su programa a sus espectadores de corta edad (con un movimiento de brazos imposible que le acompañaba).
Y es que aunque a muchos nos cueste ahora creerlo, Leticia fue todo un ídolo infantil en los noventa. Jovial y divertida, fue la creadora del Letirap (¡¿quién le iba a decir que casi treinta años después triunfaría con un reggeaton como la Salchipapa?!) y alegraba los ratitos de ocio a los pequeños de la casa que veían en ella a una persona tan optimista como poco natural frente a la cámara, para qué lo vamos a negar. Usaba palabras ‘molonas’ como ‘chachipiruli’ o ‘súper guay’ y con todo fue una de las grandes rivales (a alguna la eclipsó) de otras jóvenes tan atractivas como poco infantiles pero que conquistaban a los niños como la brasileña Xuxa.
Como estrella juvenil que era, Sabater pasó de Telecinco a La2 y allí presentó durante cuatro años diferentes espacios para los más jóvenes, como Con mucha marcha o el concurso Lo que hay que tener. Sus cejas de dos colores, su mirada infinita y su pelo rubio platino al más puro estilo Marilyn en su versión cañí, hicieron a Leticia encandilar a todos una vez más en televisión. Pero su éxito se tornó un fracaso en 2002 cuando abandonó su imagen de chica inocente y sin maldad para presentar Mentiras Peligrosas, dirigido a un público adulto y que contaba con un guion tan bien marcado que nadie se creía absolutamente nada de lo que veía por la pequeña pantalla. Tras una vuelta a los programas infantiles con Merienda con Leticia, la que había sido una estrella quedó en el olvido hasta 2004... y ya nada volvería a ser igual para ella.
Ahí comenzaba su etapa como personaje de reality. Empezó con La selva de los famosos en Antena 3, luego estuvo en Esta cocina es un infierno y hasta se lanzó a la pista de baile con ¡Mira quién baila! en su edición navideña de 2006. La volvimos a ver en 2011 en Acorralados, el reality de Telecinco que contó con ella y con otros personajes hoy desaparecidos del show business televisivo como Regina do Santos, la madre de Aída Nízar o El Dioni. Leticia dio juego, no lo vamos a negar.
Se peleó a muerte con Aída Nízar llegando casi a las manos cuando la exgran hermana la llamó “calva” y protagonizó un tenso momento (obviamente estaba más que preparado) en plató cuando El Dioni trató de quitarle las extensiones del pelo de un tirón. Sus mentirijillas, sus actuaciones exageradas y su voz estrepitosa hicieron que se convirtiera en uno de esos personajes con un punto freak a los que no sabes si adorar o apagar la tele cada vez que salen en pantalla. La amas y la odias a partes iguales.
Luego llegaría Expedición Imposible junto a Raquel Mosquera en Cuatro y Supervivientes en 2017 donde intentó colar a la audiencia un romance secreto con un ‘garífuna’ de la isla. Vamos, un cuadro de pared todo que los espectadores no se tragaron. Pero hay algo que Leticia nunca ha dejado de lado, para horror de muchos, claro: su faceta como cantante. Tras deleitarnos con sus hits infantiles y juveniles, en 2016 volvía al ataque con un video en YouTube de una canción: La Salchipapa.
Las críticas no se hicieron esperar y es que encima, el look de Leticia era para escribir un libro. En plan Lara Croft cutre en bikini, luciendo un abdomen sin abdominales, con extensiones de colorines, gafas de sol de los años 80, un croma que no disimulaba que era un croma de fondo y con un físico poco agraciado para el estilismo elegido, Leticia generaba mucho revuelo y se convertía en una de las canciones del verano (sí, esto es en serio) siendo la banda sonora de muchas fiestas populares y chiringuitos de playa.
Y como ese exitazo le sirvió a poco luego tuvimos que ‘aguantar’ el lanzamiento de Toma pepinazo en 2017, El Polvorrón en 2018 y Vete al carajo tra tra este mismo año, en el que Leticia se atreve a ‘imitar’ a Rosalía con su letra y con un bikini de lunares flamencos y una peineta que quizá es mejor ni siquiera comentar. También nos enseña su abdomen operado (esta vez sí con tabletita marcada) y ella vestida de novia cortándose las extensiones por una deslealtad de su novio en la ficción del videoclip.
Aparte de su vida profesional, que ha dado para bastante en estos años, Leticia Sabater siempre nos ha dado grandes momentos hablando de su vida privada en los platós de televisión. Es cierto que pocos la toman en serio pero ella intenta convencer al personal con sus historietas. Como cuando apareció en el Deluxe completamente vendada tras haberse hecho varias operaciones estéticas (entre ellas una abdominoplastia y también se puso bíceps y trasero) y de repente se quedó en bikini luciendo un abdomen que ni Sergio Ramos después de una sesión de gimnasio de varias horas. Vamos, ¡que parecía que lo llevaba pintado con rotulador!
Su novio desapareció, literalmente
En el amor no le ha ido demasiado bien y hasta ha llegado a ir como invitada a First Dates, donde tampoco tuvo éxito con la cita que le concertaron. En 2018 explicaba en el Deluxe que uno de sus peores momentos fue cuando su novio desapareció, literalmente. Se trataba de Roberto Cobo y desapareció en 2009 después de meses de relación con ella. Conocido prestamista del mundo de la noche, Bobby, como le conocían, ya había terminado su relación con la presentadora cuando desapareció del mapa, pero seguían manteniendo una buena amistad y habían estado juntos justo la noche antes.
Cinco años después del suceso, en 2014, los investigadores concluyeron que el prestamista estaba muerto, y según un testigo anónimo, enterrado en un pinar en la localidad madrileña de Coslada. Según El Mundo, Sabater sufrió un ataque de ansiedad al enterarse. “Era el hombre que más he querido. Todavía se me pone el corazón en un puño. Una amiga me decía: “Leticia, el amor de tu vida no fue tu marido, fue el de los 90.000 euros”. Y así es”, dijo ella. Y es que con su muerte, Corbo dejó varias deudas, entre ellas 90.000 euros que le había prestado la presentadora.
Hace solo unos meses, en enero de este año, la catalana se sentaba en el Deluxe de nuevo para hablar de su nuevo romance que había terminado, otra vez, fatal. Confesó que días antes había descubierto que su novio, del que se había enamorado después de casi diez años soltera, era un hombre casado. “Hace nueve años que no me enamoraba y estoy fatal. No hace falta llorar para estar fatal, te lo garantizo”.
Explicó que se llamaba Tarek y que se conocieron porque él quiso contratarla para una fiesta de cumpleaños de su hija. Año y medio después se volvieron a encontrar y surgió el amor. “Estoy enamorada hasta las trancas, pero lo he dejado hace tres días, porque más vale que me retire de esta historia”, añadía una destrozada Leticia que explicaba que su novio le dijo que estaba separado y luego descubrió que seguía casado por intereses económicos con su mujer.
Es una friki adorable
Leticia Sabater es historia de la televisión por muchas razones. Por haber sido un ídolo infantil, por dejarnos grandes frases que aún hoy seguimos lanzando al aire con una sonrisa en la boca y por ser un personaje que se presta a dar espectáculo y que siempre ‘rema a favor de obra’ para generar contenidos sin importarle si ella queda en ridículo. Porque Leticia tiene asumido lo que es y en lo que se ha convertido. Es una friki adorable, alguien al que nadie se cree pero que en el fondo nos despierta ternura y seguimos ‘comprando’ cada vez que aparece en un reality.
En La casa fuerte para a ser uno de los pesos pesados y muchos esperamos mucho de ella. Porque si triunfó con el Letirap sin saber cantar ni rapear, y conquistó a millones de niños sin tener una imagen infantil como otras presentadoras de la época, como Miriam Díaz Aroca... ¡por algo será!