Imperdibles del Bafici: tres directores nuevos para descubrir y tres directores célebres para revalorizar

El ansia
El ansia, de Tony Scott, con Catherine Deneuve, Susan Sarandon y David Bowie, la cumbre de la modernidad de los años 80

El miércoles comienza una nueva edición del Bafici y entre las más de 250 películas a proyectar asoman los nombres de numerosos cineastas, muchos de ellos ya consagrados en la industria cinematográfica, algunos asiduos a festivales y premiaciones, otros, leyendas que exigen un bienvenido rescate. Redescubrir viejas películas a la luz del presente o encontrarse con la última obra de un director laureado siempre ha sido una cita obligada de todo festival, una forma de acceder al mejor cine del mundo en las salas, en pantalla grande, entre charlas y reflexiones, festejos y celebraciones. Y en el caso del Bafici, también supone honrar toda vocación de independencia, no solo de los tentáculos del negocio del cine sino también de las modas, las tendencias, esos aires de universalidad que hoy todo lo envuelven.

Por eso el festival porteño ha sido desde su origen un territorio ideal para el hallazgo de películas impensadas, de obras escondidas, directores noveles que se presentan a la luz pública. Un gesto cada vez más difícil en esta era del streaming y de la tiranía de la accesibilidad, donde todo “se consigue” y nada resulta un verdadero descubrimiento. La asunción de ese persistente riesgo está presente en esta nueva edición, con numerosas óperas primas, focos que invitan a la revelación, cortometrajes que a menudo no tienen difusión. Proponer desde estas líneas una entrada posible a los infinitos recorridos de la programación de esta nueva edición –la programación completa, así como la venta de entradas, se realiza a través de la página de Vivamos Cultura– es apenas una guía entre tantas otras, una sugerencia algo arbitraria y orgullosamente caprichosa, movida por la curiosidad y el amor al cine que hoy se hace tan imprescindible. Tres nombres nuevos para descubrir, tres nombres reconocidos para revalorizar, esa es la consigna. Allí nos espera un camino siempre bienvenido.

Los desconocidos de siempre

L'envol/Scarlet (2022), de Pietro Marcello.
L'envol/Scarlet (2022), de Pietro Marcello.

Pietro Marcello. El director de Martin Eden (2019) ha sido la más grata confirmación del poder de la fábula y el mito como alimento imperecedero de las imágenes en movimiento. Su figura había asomado con fuerza en la notable La bocca del luppo (2009), combinando el documental con la poesía, para luego consagrarse a la ficción con Bella e perduta (2015), reflejo del periplo de la dulce Pulcinella entre el mundo de los vivos y de los muertos. Todavía poco conocido en estas tierras, Marcello nos demuestra con su perspicacia no solo la vitalidad del reciente cine italiano –que incluye a la genial Alice Rohrwacher, con quien Marcello codirigió Futura, una película coral sobre la juventud de su país-, deudor de su tradición neorrealista pero al mismo tiempo arriesgado en nuevas búsquedas, sino la creencia en un ardiente romanticismo que da al cine vida y leyenda. Luego de su mágico homenaje al cantautor Lucio Dalla en Per Lucio (2021), llega L’Envol, su primera coproducción con Francia, sobre una bruja y sus premoniciones. Al igual que en Martin Eden, inspirada en la novela de Jack London, Marcello amalgama el testimonio con la mitología, explorando esas fronteras difusas que han hecho de los relatos históricos las más extravagantes invenciones. El viernes, a las 13.15, en el Gaumont; el lunes 24, a las 20.20, en el Lorca, y el martes 25, a las 16.30, en el Lorca.

Passages (2023), de Ira Sachs.
Passages (2023), de Ira Sachs.

Ira Sachs. Conspicuo integrante del cine indie americano, Ira Sachs ha quedado perdido bajo el impulso de exponentes como Todd Haynes o Gus Van Sant, también salidos de la marea del New Queer Cinema a comienzos de los 90. Quizás su menor impacto se debió a su aparición tardía como corolario del movimiento a mediados de 2000, con películas como Forty Shades of Blue (2005), o a su coqueteo temprano con el mainstream con Married Life (2007), protagonizada por Pierce Brosnan, Patricia Clarkson y la entonces ascendente Rachel McAdams. Pero en un fugaz repaso de su cine hoy descubrimos que ha recorrido aspectos habituales de la vida citadina en los Estados Unidos, conflictos entre el arte y la familia, retratos ácidos sobre la vida universitaria, procesos de duelo y despedida. Su marcada herencia europea, pese a su origen en la sureña Tennessee, lo ha llevado a cruzar el Atlántico y ya en Frankie (2019), filmada en Portugal y protagonizada por Isabelle Huppert, se vislumbraba una clara afinidad con la tradición francesa. Passages, estrenada en la sección Trayectorias del Bafici bajo el auspicio de Mubi, confirma ese recorrido cosmopolita, que combina amores y desazones, al mismo tiempo que ofrece un retrato sin certezas de las relaciones vinculares contemporáneas. El miércoles 26, a las 16.05 y el viernes 28, a las 18.15, en el Gaumont; el domingo 30, a las 18, en la sala Lugones.

Till the End of the Night (2023), de Christoph Hochhäusler.
Till the End of the Night (2023), de Christoph Hochhäusler. - Créditos: @Stephanie Lieske

Christoph Hochhäusler. Nacido en Múnich pero emergente de la celebrada Escuela de Berlín en los tempranos 2000, este director ha explorado el cine de género como territorio fértil para narrar el estado del mundo en esta denominada “modernidad líquida”. Al igual que su compañero de ruta Christian Petzold, pero con menos fama, ha ofrecido un fresco impiadoso de la reconversión alemana tras la reunificación en Unter dir die Stadt bajo las vestiduras de un tenso thriller corporativo (película presentada en el Bafici 2013). Fue también partícipe junto a Petzold y Domink Graf del tríptico Dreileben (2011), propiciado por la revista alemana Revolver, que buscaba tomar una premisa como punto de partida para tres ficciones diferentes. La de Hochhäusler, titulada Un minuto de oscuridad, es la que más asume la tradición del policial para retorcerla en un alarido de horror e incomprensión. Luego de Las mentiras de los vencedores (2015), sobre la promiscuidad entre periodismo y política corporativa en Alemania –también presentada en el festival–, llega Till The End of the Night para confirmar la vigencia de aquella renovación del cine alemán y su vocación de explorar las aristas más oscuras del mundo del presente. El jueves 20, a las 14, en el Cosmos; el miércoles 26, a las 18.15 y el jueves 27, a las 20.05 en el Lorca.

Consagrados y leyendas

Afire (2023), de Christian Petzold.
Afire (2023), de Christian Petzold.

Christian Petzold. Entre los viejos conocidos que trae este Bafici se encuentra Christian Petzold, uno de los grandes directores del presente y de los mejores cineastas alemanes de toda la historia. Luego de la trilogía sobre el amor en tiempos de opresión social, integrada por Barbara (2012), Ave Fénix (2014) y En tránsito (2018), el universo de la fábula y el pasado de Alemania impregna su obra con nuevos aires y colores. La primera película de esta nueva etapa fue Undine (2020), estrenada en el Festival de Berlín en plena pandemia y situada en esa ciudad capital del presente a la que arriba la mágica ninfa de los cuentos de hadas. No solo la arquitectura de una Berlín forjada en las profundidades de un pantano ocupa la mente del director sino también el peso de una historia que se repite y se recicla, poniendo en tensión la misma idea de progreso y cuestionando los grandes hitos de la Modernidad. En esa línea llega Afire, nuevamente con la extraordinaria Paula Beer –recurrente colaboradora luego de varios años dirigiendo a Nina Hoss- bajo la furia del fuego y el desparpajo de la comedia, y así confirmar que cada película suya es una cita obligada. El sábado 22, a las 20.40 y el domingo 23, a las 15.30, en el Multiplex Monumental Lavalle.

La casa del ángel (2023), de Leopold Torres Nilsson.
La casa del ángel (2023), de Leopold Torres Nilsson.

Leopoldo Torre Nilsson. Pieza clave del cine moderno argentino, Torre Nilsson se ha convertido en un referente de las siguientes generaciones y en el presente se lo revisita como una influencia imprescindible. La tríada presente en el Bafici en el marco del homenaje a Beatriz Guido, La casa del ángel (1957), El secuestrador (1958) y La caída (1959), concentra aquella etapa clave y fundante esa alianza entre director y escritora. Al mismo tiempo, funciona como la bisagra entre la herencia del clasicismo encarnado por su padre, Leopoldo Torres Ríos, y las preocupaciones de su generación, crítica de aquella moral heredada, de los mandatos y las tradiciones. Premiada en Cannes y convertida en el modelo del cine de autor latinoamericano, La casa del ángel consagra su virtuosa puesta en escena y los juegos del lenguaje que definieron el trabajo literario de Guido. Casi como contracara, El secuestrador es una mirada desencantada y plena de poesía sobre los mundos marginales, con María Vaner y Leonardo Favio en un romance doloroso y desesperado. Con La caída se sella uno de los momentos más importantes del cine local, amalgama de la herencia gótica europea y la vitalidad pampeana, capaz de irradiar sus aires de renovación a los tiempos venideros. El sábado 22, a las 19.15, en El Cultural San Martín.

El ansia (1983), de Tony Scott.
El ansia (1983), de Tony Scott. - Créditos: @1996-98 AccuSoft Inc., All rights reserved

Tony Scott. Productor de su hermano Ridley en aquella temprana eclosión que fue Los duelistas –cuando ambos se decidieron a pasar de la televisión al cine-, Tony Scott fue forjando su carrera a espaldas de toda pretensión de prestigio, asomando como un director audaz y nada refinado, haciendo del pulso de su cámara y la distanciada estética de sus imágenes su primera virtud a considerar. El ansia (1983), parte del ciclo Britannia Lado B: Noches de terror del festival, ofrece su ópera prima maldita, europea en su concepción pero con aires de una anticipada universalidad posmoderna. Sangre, goce y sensualidad se conjugan en amores cruzados y aspiraciones inmortales para mostrar la acción como eje de toda concepción cinematográfica. Cierta bestialidad allí insinuada se expandiría en algunas de sus siguientes películas –luego de éxitos como Top Gun (1986)- como Escape salvaje (1993), con guion de Quentin Tarantino y sensibilidad de los desorientados años 90. Scott ha surcado las modas y los vaivenes de la industria con películas redondas y adictivas, orgullosas de su vocación de entretenimiento y del poder del cine como visceral escapatoria. El jueves 20, a las 20.40, en el Lorca, y el lunes 24, a las 15.10, en el Multiplex Monumental Lavalle.