Llevas utilizando mal la cafetera italiana toda la vida

Muchos son los que la compran para colocarla simplemente en una estantería como un objeto ‘vintage’ sin utilidad, pero nada de eso. Pensar que la cafetera italiana está pasada de moda es como creer que los viejos vinilos ya no suenan igual de bien. Esta sencilla máquina sigue siendo capaz de plantar cara a las modernas cafeteras de cápsula. Tiene a su favor una facilidad de uso a prueba de neófitos que no sepan distinguir una espumadera de un cucharón. Eso sí, hay que tener en cuenta unas sencillas instrucciones que merece la pena tener en cuenta. Seguirlas equivale a conseguir un café de 10.

La cafetera italiana, una máquina que no pasa de moda. Foto: Pxhere.
La cafetera italiana, una máquina que no pasa de moda. Foto: Pxhere.

No te obsesiones con el agua. Una cafetera italiana consta de tres partes. En la base se pone el agua, en el depósito que se encaja en ella, el café, y encima, enroscada, la pieza que acaba conteniendo el café. Pues bien: vamos con el principio. Hay muchas teorías sobre el tipo de agua que debe emplearse y no hay certidumbres sobre esto. No hay evidencias de que ni el agua filtrada ni el mineral permitan hacer un mejor café que si empleamos agua del grifo. Lo mismo se puede decir de la temperatura: da igual fría o caliente. Hay que llenar el depósito hasta una marca en forma de tornillo o tuerca. La cafetería nos va guiando.

El café, sin compactar. Toca entonces colocar la siguiente pieza encima del depósito (encaja como un guante). Hay que llenarla de café, pero sin apretarla demasiado, porque, de esta manera, lo único que haríamos es dificultar que el agua se filtre por el café adecuadamente.

La tercera pieza debe enroscarse bien… si no queremos que el agua se acabe saliendo por los lados. Esto no solo provocará que dejemos perdida la placa de inducción sino que, además, nos quedaremos con menos café del esperado.

Estas son las tres partes de una cafetera. Foto: Jcmontero/ Wikipedia (CC).
Estas son las tres partes de una cafetera. Foto: Jcmontero/ Wikipedia (CC).

El buen café se cocina a fuego lento. O a fuego medio, pero nunca a toda potencia. Si le damos demasiada caña, el café no será tan sabroso como debe. Hacerlo todo despacito ayuda a que quede un café con cuerpo, potencia y sabor.

En cuanto empiece a ‘rugir’, apaga el fuego. Ese es el sonido que nos indica que hay que apagar el fuego porque el café ya ha subido. Hay que tener en cuenta que si lo dejamos encendido es más que posible que nuestro café termine por hervir y el sabor quede completamente arruinado.

¿Cómo lavar la cafetera? Tras cada uso, hay que lavar la cafetera, pero debe hacerse únicamente con agua, evitando el jabón, ya que si algo tiene este electrodoméstico es una enorme capacidad de absorber los sabores.

También necesita su mantenimiento. Importante: conviene estar atento a la goma que ajusta las dos partes inferiores de la cafetera. En caso de deterioro o de suciedad, podemos encontrarnos con un café de sabor extraño o desagradable.

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