Lo de Ralph Fiennes no es precisamente la acción

El talento para el drama, incluso la comedia si se tercia, de Ralph Fiennes no da lugar a discusión posible. De porte, acento y declamación británica, este actor nacido en una familia donde el arte es el pan de cada día es de esos que tanto el público como la industria respetan. Es ver su nombre en el cartel y que la película, solo por su mera presencia, ya resulte interesante.

(Foto: © SPECTRE2015 Metro-Goldwyn-Mayer Studios Inc., Danjaq, LLC and Columbia Pictures Industries, Inc.)

La admiración por Ralph Fiennes es generalizada y justificada, pero por mucho que parezca que el protagonista de El paciente inglés lo hace todo bien, en realidad hay algo que se le resiste a tenor de lo visto en Spectre.

En la última de James Bond Fiennes mantiene el testigo recogido en Skyfall como M después de que los guionistas sacrificasen a Judi Dench en beneficio de la trama. Hasta aquí, todo bien. El británico está notable en su papel. Tiene el listón muy alto y tanto él como su personaje lo saben. Pero, ¡ay amigo!, cuando llega la hora de la acción, algo falla.

El trabajo de despacho le pasa factura y para una carrera que tiene que pegarse se le ve pesado, sin fuerzas, como si no estuviese, a sus 53 años, como para una escena de acción. Una cosa es que el personaje no sea un agente de campo como lo es James Bond y otra ese momento en Spectre en el que dan ganas de recomendarle a M un buen entrenador personal para una puesta a punto urgente.

Una pena, la verdad. Aunque eso no tiene porqué desmerecer el trabajo de Fiennes en la saga. Al César lo que es del César y a Fiennes lo que es de Fiennes. Lo suyo es la intensidad, el drama y no la acción. Después de todo, lo de Spectre ha sido cuestión de una carrera tonta, unas prisas.

Lo normal es que M no tenga que verse de nuevo en una tesitura así. Y de ser así, siempre tiene tiempo de ponerse en forma para la próxima entrega. Después de todo, si fue capaz de interpretar a Voldemort, también puede convertirse en héroe de acción si hace falta. Que supera por muy poco el medio siglo y otros mayores que él andan aún dándose de puñetazos en la pantalla.