Los secretos gastronómicos de la familia real británica, al descubierto

Darren McGrady fue el chef privado de la familia real británica entre 1982 y 1993. Es decir, el momento en el que los royals han estado más sometidos al ojo público por la presencia de Lady Di o los escándalos en los que se vieron envueltos. Por eso, las declaraciones de McGrady, jugosas-jugosas, sobre algunos de los placeres culpables en el terreno gastro de la Reina, el príncipe Carlos o Guillermo y Enrique no han pasado desapercibidas. Para empezar, McGrady dejó claro, en una entrevista con marieclaire.com, que sus hábitos alimenticios eran muy diferentes dependiendo de si estaban en Buckingham Palace o en el castillo de Balmoral. Pero hay más, mucho más.

La reina Isabel II y el duque de Edimburgo.
La reina Isabel II y el duque de Edimburgo.

La reina madre siempre llegaba tarde a cenar. La cena en Balmoral solía ser a las 20.30, pero a ella solían decirle que el ágape comenzaba a las 20.15 para que, al menos, llegara a tiempo.

Cenas de etiqueta. Al más puro estilo de la nobleza clásica, los royals siempre se ponían sus mejores galas para cenar. Con la excepción ocasional del Duque de Edimburgo. “Un día con lo confundí con el jardinero”, declara McGrady.

Cuando la Reina acaba, todos acaban. En el momento en el que Isabel II termina su ración, todos los demás deben acabar. Ojo, porque el que se durmiera, lo llevaba crudo. Lo que no sabemos es el ritmo al que come la monarca…

El príncipe Carlos era fan de la comida orgánica… su padre, no tanto. En una ocasión el duque de Edimburgo preguntó por un cesto de hortalizas. “¿Lo han traído de Harrods?, inquirió”. McGrady le respondió que no, que lo había traído el príncipe Carlos, a lo que el duque de Edimburgo respondió sacudiendo la cabeza.

El príncipe Carlos, aficionado a la comida orgánica.
El príncipe Carlos, aficionado a la comida orgánica.

La Reina usa tupperware. Como tú y como yo, como los simples mortales. Sí, su graciosa majestad disfruta de una vajilla con incrustaciones de oro o diamantes, pero también echa mano del táper cuando no tiene tiempo que perder.

Guillermo y Enrique eran muy fans de McDonald’s. Lady Di tuvo que pedir al servicio en más de una ocasión que cancelaran los almuerzos de sus hijos porque se los llevaba a McDonald’s. Al parecer, estaban locos por conseguir el juguetito que venía con el Happy Meal…

Pero Lady Di no probaba ni la carne roja ni las grasas. Aunque se habló mucho en su momento (demasiado) de los posibles desórdenes alimenticios de la princesa, lo cierto es que da la impresión de que lo único que buscaba era cuidarse. Es más, su apuesta de dieta hubiera sido considerada hoy ‘clean eating’. Diana de Gales, una auténtica adelantada a su tiempo.