Un lubricante demasiado chic para el cajón de las medias

Productos de bienestar sexual en la sede de Maude en Brooklyn, el 18 de febrero de 2022. (Gili Benita/The New York Times)
Productos de bienestar sexual en la sede de Maude en Brooklyn, el 18 de febrero de 2022. (Gili Benita/The New York Times)

Para Portia Brown, asesora sexual de Brooklyn, el lubricante no es negociable. “Creo que en los últimos cinco años no he tenido relaciones sexuales sin echar mano de un lubricante”, afirma.

En el cajón de su buró hay una gran variedad de lubricantes personales: algunos a base de silicona, otros de aceite y otros con CBD. Sin embargo, si algo tienen en común la mayoría de ellos son los elegantes envases y frascos en los que se presentan, que confieren a esta ayuda sexual el atractivo de un producto de belleza.

Según Brown, el diseño elegante responde a los gustos del consumidor actual. “Es una especie de puerta trasera para que la gente empiece a usar lubricantes”, opina. “Puedo ponerlo en mi estante con todos mis productos de cuidado de la piel y todos mis perfumes y luce igual de bonito que todo lo demás que uso y con lo que me unto el cuerpo”.

Eso que antes se escondía en una bolsa Ziploc en un rincón de tu cajón de las medias ahora se vende en envases con un diseño elegante con el propósito de que se queden sobre tu buró. De hecho, ahora hay una “estética del lubricante”.

En una visita reciente a Sephora, en la calle 34 Oeste de Manhattan, me fijé en un pequeño expositor de lubricantes naturales. Pero las botellas no se parecían en nada a los tubos de lubricante hechos de plástico que he visto en farmacias o junto a los preservativos del mostrador de una gasolinera.

El lubricante personal Shine de Maude es la primera marca de una categoría ahora llamada de “bienestar sexual” que se vende en Sephora; se envasa en una botella de color ámbar de ocho onzas, con un dispensador negro y un diseño minimalista de texto en blanco. A primera vista, podría confundirse fácilmente con un frasco de jabón de manos Aesop o un aceite esencial de lujo.

Según Éva Goicochea, que fundó la marca en 2018, todo se basó en el diseño y pretendía mostrar a los consumidores que el lubricante “no tiene por qué dar miedo “.

Goicochea comentó que su equipo no consideró otras opciones de diseño para la botella de lubricante Maude. Fue una decisión basada en los recursos con los que contaban, todo ello teniendo en cuenta el género y la edad para crear un producto que “pareciera elegante”.

“Cuando está sobre mi buró, me digo, vaya, es parecido a mis otros productos y no llama la atención, no me hace sentir incómoda”, comentó. “Sé que suena chistoso viniendo de mí porque yo hice esta empresa, pero me gusta ser discreta”.

Aunque ese viaje a Sephora fue la primera vez que vi Maude en las tiendas, no era la primera vez que oía hablar del producto. Meses atrás, lo vi expuesto con orgullo junto a la cama de alguien, justo al lado de su lámpara de noche. Hace poco, cuando la conversación en una cena giró en torno al lubricante, un par de amigas dijeron que les encantaba Maude no solo por cómo se sentía, sino también por su aspecto.

Otras marcas, incluidas Bloomi, Foria y Dame, han adoptado estrategias estéticas similares y presentan sus productos de tal manera que te haga sentir que te estás dando un gusto. El lubricante de sabores Glissant se presenta en un pequeño frasco dorado con atomizador, similar a un perfume de viaje.

Este cambio en la manera en la que se envasa el lubricante refleja que la gente es dueña de su placer y su vida sexual sin culpa ni vergüenza.

Los lubricantes personales para el sexo existen desde hace miles de años, en forma de algas marinas y aceite de oliva. En 1917, K-Y Jelly se convirtió en el primer producto comercializado en específico como lubricante personal, pero solo estuvo disponible con receta médica hasta la década de 1980. El lubricante se generalizó en los años 90 y, en la década de 2000, ya había muchas opciones y marcas disponibles.

Aunque la mayor parte del estigma que rodea a los lubricantes personales se ha desvanecido, puede que su uso aún tenga un dejo de vergüenza, a pesar de que se ha demostrado que hacen que las relaciones sexuales con penetración y el uso de juguetes sexuales sean una experiencia más placentera. A algunos no les convencen las etiquetas elegantes ni los frascos extravagantes para mostrar su lubricante, ya sea por miedo a parecer promiscuos ante posibles parejas o como alguien que dedica mucho “tiempo a sí mismo”.

Sin embargo, algunos hombres siguen pensando que si una mujer necesita lubricante, significa que no está excitada. Hay mujeres a las que les preocupa que, si necesitan lubricante, su pareja piense que les pasa algo. Aunque la lubricación natural no es la única respuesta de excitación de nuestro cuerpo, a veces pareciera que es la única que importa.

“Vivimos en una sociedad en la cual una vulva que se lubrica sola se celebra y una que no lo hace se critica”, comentó Brown, la asesora sexual que se describe a sí misma como “entusiasta del lubricante”. “Si no tienes una pistola de agua entre las piernas, de hecho es completamente normal y está bien y es una experiencia común”.

Como asesora que quiere que todo el mundo tenga experiencias sexuales más entusiastas y auténticas, Brown dijo que este cambio en la comercialización y el diseño de los lubricantes personales era un hito.

“A estas alturas, no voy a comprar un lubricante que no venga en un frasco bonito”, afirma.

c.2023 The New York Times Company