El mítico hombre de los tres corazones

El mítico hombre de los tres corazones
El mítico hombre de los tres corazones

Don Miguel Ruiz tiene la mirada de un mar en calma y la serenidad de quien sabe que ha cumplido una misión.

Cae la tarde otoñal en el Pacífico bajacaliforniano cuando don Miguel nos abre la puerta del departamento en donde se hospeda temporalmente.

Suéter azul, pantalón negro, zapatos de vestir y su inseparable sombrero, trazan una estampa que a estas alturas podríamos llamar clásica.

Conocí a don Miguel hace casi diez años y es como si el tiempo no hiciera mella en su figura, pese a que él es en esencia un salmón que ha nadado cascada arriba y un sobreviviente en todo el sentido de la palabra.

En esta ocasión, en exclusiva para San Diego Red, hablamos de todo un poco: de su nuevo libro en puerta, del legado de Los Cuatro Acuerdos, pero también de temas de actualidad como la inteligencia artificial y los robots.

Adaptándose perfectamente a su recién estrenado corazón y en pleno proceso creativo de un nuevo libro, el autor de Los Cuatro Acuerdos está llegando a lo que él define como la parte final de un gran sueño, en donde la energía creativa lo mantiene a flote.

Estamos en la última parte de ese sueño. La creación es lo más importante que tenemos. Es el legado de un sueño y el legado es lo que vamos a dejar a las generaciones que nos sigan.

Aunque ha decidido retirarse de las conferencias y las presentaciones públicas, la energía creativa no decae y Miguel Ruiz ha estado trabajando en un nuevo libro al que ha decidido titular El Mito.

Hay un nuevo libro y le estoy llamando El Mito y ese mito no es más que el reflejo de la vida misma con ese ser humano que está soñando ese sueño y ese sueño no es más que un mito que se une a los mitos del resto de la gente, del resto de la humanidad.

Miguel Ruíz Macías vino al mundo en tierra tapatía un 27 de agosto de 1952, pero a los pocos días de nacido fue llevado a Tijuana en donde vivían sus abuelos.

Su acta de nacimiento es tijuanense, lo mismo que sus más añejos recuerdos de infancia en la colonia Juárez.

Miguel creció en las calles de Tijuana y cada cierto tiempo retorna a recorrer los sitios en donde transcurrió su infancia.

La publicación del libro Los Cuatro Acuerdos en 1997 marcó un antes y después en su vida.

Con más de 10 millones de ejemplares vendidos tan solo en Estados Unidos y traducido a 52 idiomas, el libro ha superado la prueba del tiempo y a casi 30 años de su publicación se mantiene de lo más vigente.

En pleno 2024, Los Cuatro Acuerdos apareció en primer lugar de la lista de los diez libros más vendidos en Amazon México. Los años pasan y la obra sigue cosechando seguidores e influyendo en las nuevas generaciones.

“Esos Cuatro Acuerdos se han convertido ya en un clásico, se han traducido a 52 idiomas, abarcan todo el mundo y han hecho un cambio muy importante en el sueño de la humanidad”, afirma don Miguel.

Don Miguel Ruiz y Daniel Salinas Basave, 21 de noviembre de 2024.
Don Miguel Ruiz y Daniel Salinas Basave, 21 de noviembre de 2024.

Bajo su opinión, cada ser humano en el mundo deja un legado, aunque a menudo ni siquiera alcanzamos a percibirlo.

Cada ser humano va a dejar un legado aunque no se de cuenta. Lo importante de dejar un legado de esta magnitud es que queda grabado para beneficio de todos los que tratan de entender ese legado.

Aún así, la vida del autor de Los Cuatro Acuerdos no ha estado exenta de sobresaltos y vaivenes.

La muerte de su hermano mayor en la temprana juventud lo marcó profundamente. Después él mismo sobrevivió a un grave accidente automovilístico cuando se habría graduado de médico en la UNAM.

Hace dos años don Miguel Ruiz se sometió a un segundo trasplante de corazón.

Ya en 2002 un ataque masivo estuvo a punto de matarlo y la donación del corazón de una joven que acababa de morir en un accidente le salvó la vida.

Con su nuevo corazón vivió doce años hasta que una serie de complicaciones lo forzaron a buscar un nuevo trasplante que se efectuó el 5 de diciembre de 2022.

Ahora está por cumplir dos años con su tercer corazón y la respuesta de su cuerpo ha sido extraordinaria.

Aún así, el último trasplante de corazón le hizo cambiar la perspectiva de su último libro y modificar su enfoque narrativo.

Lo que me hizo cambiar fue el trasplante del corazón del que se van a cumplir dos años. Al despertar de ese trasplante mi punto de vista cambió, porque todo lo anterior lo había escrito desde el punto de vista de Miguel, pero ahora fue escrito desde el punto de vista de la vida misma, lo que crea todo lo existente.

El mundo parece correr con prisa hacia el futuro, pero el creador del que es uno de los libros más vendidos del mundo en los últimos 25 años, pero él considera que la alta tecnología forma parte del gran sueño colectivo de la humanidad no cree que en algún momento la inteligencia artificial o los robots vayan a suplantar a los seres vivos.

La inteligencia artificial, afirma don Miguel, no es más que una extensión del propio cerebro del homo sapiens, pero nunca se debe olvidar que es una creación nacida de la inteligencia humana.

“Ellos son el resultado de nuestra inteligencia. Nosotros creamos un cerebro que es una extensión de nuestro propio cerebro, es nuestra creación. Han creado un cerebro en algo tan pequeño como un celular pero ¿qué es exactamente lo que estamos buscando con la inteligencia artificial? Estamos buscando la inmortalidad. Esa es la meta. Ser inmortales”, afirma.

Hoy Miguel Ruiz se dedica a vivir cada día de su vida sin temor alguno a la muerte, sabiendo que aún si fuera el último, la vida habría valido la pena ser vivida una y mil veces.

El hecho de tener los trasplantes no cambia mi sueño, lo único que ha cambiado es mi tiempo de vida en este cuerpo, porque digamos que yo no necesito buscar la inmortalidad porque yo no le tengo temor a la muerte porque se que yo soy inmortal, porque yo soy esa energía, yo soy la vida misma y la energía es indestructible, pero el cuerpo sí puede destruirse. Tal vez yo muera en unos cinco o diez años o mañana, no importa, el legado ya está hecho.