Cuando el móvil se sienta a la mesa: los problemas que puede generarte comer frente a las pantallas
No podemos negar la evidencia: los dispositivos digitales forman parte de nuestra vida. Tanto es así que los móviles se han colado hasta en la mesa. Nos hemos acostumbrado a vivir con ellos y cada vez es más habitual comer o cenar con el móvil junto al plato, viendo la televisión o revisando redes sociales o mails en el móvil o el portátil. Y no es solo una cuestión que afecte a los más jóvenes de la casa. Lo ideal sería poner freno a una costumbre que, tal y como alertan desde el Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid (CODINMA), puede tener consecuencias en nuestra salud nutricional a distintos niveles.
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Comemos peor
No son pocos los perjuicios que nos ocasiona el hecho de comer mirando las pantallas. “Normalmente supone la disminución de consciencia de lo comido así como una ingesta superior al no darnos cuenta de lo que comemos. También hay que tener en cuenta el cambio en la percepción de sabores, puesto que nuestro gusto tiene un componente de atención. Un ejemplo claro se da en los cines con las palomitas: se comen grandes cantidades de palomitas sin tener percepción de saciedad y se acaba con la boca seca por no darnos cuenta de la cantidad de sal ingerida”, nos cuenta la nutricionista Mar Durán, de CODINMA. Y es que tenemos que tener en cuenta los siguientes problemas a los que podemos enfrentarnos:
-Comemos más. Desde el CODINMA indican que uno de los efectos de comer ante las pantallas es que puede afectar a las señales de saciedad “y hacer que comamos más cantidad de alimentos de manera inconsciente y sin prestar atención ni a lo que comemos ni a la cantidad que se ingiere”.
-Comemos más rápido. Sí, los dispositivos móviles también pueden hacer que comamos con demasiada velocidad. Por ejemplo, hay personas a las que les puede causar ansiedad ver noticias en el momento de la comida, y eso puede tener consecuencias en su alimentación, como comer con ansiedad, más cantidad y más rápido, tal y como se desprende de un estudio realizado por la Unidad de Nutrición y Comportamiento de la Universidad de Bristol, que indicaba que al no prestar atención a la comida es muy posible que comamos más.
-Comemos sin hambre. Si estamos distraídos mirando la televisión o cualquier otra aplicación, seguimos comiendo, aunque ya no tengamos hambre, lo que puede conllevar a un aumento de peso.
Comer ante estos dispositivos puede causar problemas digestivos como la aerofagia (una ingesta excesiva de aire generada por comer rápido y no masticar bien, y que provoca hinchazón, eructos, gases o dolor) o digestiones más pesadas. “El enfoque de atención se encuentra en el estímulo visual, y el del gusto queda, por tanto, en segundo plano”, señalan desde el Colegio de Dietistas-Nutricionistas de Madrid.
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Una costumbre demasiado habitual
Sin embargo, en nuestro país, no es extraño comer o cenar mirando a la tele, desde hace mucho tiempo, ¿es una costumbre que deberíamos desterrar? “Es, como poco, una costumbre que deberíamos disminuir. En ocasiones puntuales se podría ver la televisión, pero lo normal sería comer sin la televisión puesta”, cuenta la experta.
Y es que, frente a las pantallas, centramos nuestra atención en lo que estamos viendo y no en lo que estamos comiendo. “Nuestro cerebro no es capaz de fijar en dos componentes tan distintos la atención, por lo que acabamos comiendo más, sin saborear la comida y sin sensación de saciedad”, explica la nutricionista, a la que le preguntamos si comer prestando atención a otra cosa que no sea el plato puede llegar a afectar al conocido eje intestino-cerebro. “Puede afectar en casos de sobreingesta o consumo de grandes cantidades de grasa, sal o cereales de mala calidad, generando mayor cantidad de alimento para las bacterias intestinales no beneficiosas. Esto puede generar un cambio en las señales generadas por el intestino que llegan al cerebro”, nos detalla.
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¿Y los niños?
Además de los problemas descritos anteriormente y del hecho de que los dispositivos digitales les pueden disuadir a la hora de participar en juegos activos y perder así la oportunidad de comunicarse cara a cara con amigos y con la familia, este hábito “puede propiciar un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad infantil”, según el CODINMA. Por todo ello, los expertos lo tienen claro y aportan algunos consejos muy sencillos, entre otros: comer con la televisión apagada, mantener el ordenador, las tabletas y los móviles alejados de los niños, predicar con el ejemplo e intentar que los padres no utilicen estos dispositivos y evitar darles el móvil o tableta al acudir a un restaurante. “Es en la etapa infantil donde se inculcan y adquieren gran parte de los estilos de vida que se seguirán en el futuro y unos padres educados nutricionalmente, crearán hábitos saludables en sus hijos e hijas”, nos cuentan.