Macarena Giménez, otra argentina que hace pie en Covent Garden
En la puerta del camarín de Marianela Núñez, estrella de Covent Garden, además de su nombre por estos días aparece el de otra bailarina argentina: Macarena Giménez. No es una forma de anunciar que una amiga vino a visitar a otra –aunque de algún modo sí, también eso es cierto-. Otras dos rúbricas ayudan a comprender mejor a qué se debe la convivencia temporaria: junto al escudo del Royal Ballet de Londres, anfitrión de este encuentro, aparece mencionado el Sarasota Ballet, y de pronto los siete mil kilómetros de distancia entre Florida y Gran Bretaña parecieran ser un detalle para este lazo que se fue volviendo tan estrecho.
Podría decirse que el padre de la unión se llama Frederick Ashton (1904-1988), el legendario coreógrafo insignia del team británico, a quien ambas compañías rinden homenaje con un repertorio bien nutrido de sus obras. “Constantemente repositores vienen de Inglaterra a montar los ballets de Ashton; así es como tenemos de primera mano el estilo, las coreografías y los pasos. Siempre estamos conectados”, cuenta Giménez. Para cerrar el círculo es clave saber que los directores del Sarasota, Iain Webb y Margaret Barbieri, son exbailarines del Royal Ballet.
Giménez bailará en el Linbury Theatre -una sala para unas 400 personas, donde Sarasota Ballet está desplegando esta primera gira con once piezas de Ashton como Valses nobles y sentimentales, Dante Sonata, Façade-, pero además participará en calidad de invitada de las funciones del Royal Ballet en la sala mayor. Con su partenaire Ricardo Grazziano (primer bailarín de larga data en el grupo estadounidense) hoy y el sábado 22 interpretará The walk to the paradise garden (1972). “Ashton creó esta pieza para Merle Park, y luego no se dio más”, dice Giménez, entusiasmada con pisar este escenario. “Siempre amé esta compañía, desde chica; seguramente tiene que ver con lo que aprendí de Olga [Ferri, la maestra que la formó], que bailó en Londres”.
A los 31 años, al regreso del London Tour la bailarina terminará su segunda temporada en la compañía de los Estados Unidos, adonde se asentó con su marido, Maximiliano Iglesias, y la pequeña hija de ambos. Coincidirá con el vencimiento de la licencia que ambos artistas tienen en el Teatro Colón, donde integran el Ballet Estable. “Es un proceso que estamos digiriendo todavía. Dos años se pasan muy rápido y fueron experiencias tan lindas, todo tan positivo. El Colón es nuestra casa y nosotros le debemos todo. No hay día que no pensemos en ese escenario. ¡Es que no hay como ese escenario! –exclama ella, un gran valor que justamente en el escenario se hace extrañar-. Se acerca la fecha, es un momento difícil, pero la verdad es que no hay una decisión tomada aún…”
Durante el inminente receso de verano en el hemisferio norte, sin embargo, los argentinos ya tienen trabajo asegurado en Florida, en los cursos de verano. Más seguro es que, como el Cascanueces, su próxima visita por aquí sea en la Navidad.