Madame Web es una acumulación de malas decisiones y peripecias inverosímiles que desperdician el talento de Dakota Johnson

Dakota Johnson y Sidney Sweeney en una escena de Madame Web, estreno del jueves 15
Dakota Johnson y Sidney Sweeney en una escena de Madame Web, estreno del jueves 15

Madame Web (Estados Unidos/2024). Dirección: S.J. Clarkson. Guion: Matt Sazama, Burk Sharpless, Claire Parker, S.J. Clarkson. Fotografía: Mauro Fiore. Edición: Leigh Folsom Boyd. Elenco: Dakota Johnson, Sidney Sweeney, Adam Scott, Isabela Merced, Celeste O’Connor, Tahar Rahim, Emma Roberts, Zozia Mamet. Calificación: apta para mayores de 13 años con reservas. Distribuidora: Sony/UIP. Duración: 117 minutos. Nuestra opinión: regular.

La última escena de Madame Web, el film ambientado en el “universo del Hombre Araña” que se estrena hoy, podría ser una de esas películas paródicas al estilo de Scary Movie, que tanto éxito tuvieron a principio de los años 2000. Si en lugar de reírse de los modos y formas del terror la idea hubiese sido burlarse de las películas de superhéroes, la existencia de Madame Web tendría más sentido del que tiene como un intento fallido de exprimirle hasta la última gota al género que está en caída libre. El film protagonizado por Dakota Johnson es una acumulación de malas decisiones y desvíos incomprensibles en una trama que desperdicia todos los elementos que el proyecto tiene a su favor.

Para empezar, el hecho de que la historia transcurre en el mismo mundo narrativo en el que se desarrolla el cuento de Peter Parker, uno de los personajes más conocidos y queridos de Marvel, podría haber sido una ventaja para la nueva aventura. Sin embargo, cuando se cuenta que Cassie Web (Johnson) trabaja como paramédica junto con un tal Ben Parker (Adam Scott), que está a punto de convertirse en tío por primera vez, el guiño para los fanáticos del superhéroe arácnido por venir -hasta se habla en un momento de la responsabilidad de tener grandes poderes-, es tan insistente que termina por aburrir.

En su primera mitad, el film se apoya en el tono del thriller, un estilo que le sienta bien al personaje central, una mujer acostumbrada a la soledad y poco interesada en establecer vínculos emocionales cuya vida cambia radicalmente cuando, tras un traumático accidente, empieza a desarrollar el poder de la clarividencia. Y es en ese punto en que la fantasía y los elementos sobrenaturales toman el mando de la narración hasta chocar la nave. Desconcertada por las visiones del futuro inmediato que se manifiestan más allá de su control, Cassie se ve involucrada con tres chicas adolescentes, Anya (Isabela Merced), Mattie (Celeste O’Connor) y Julia, interpretada por la conocida -aunque aquí resulte difícil de reconocer-, Sidney Sweeney, tan solitarias como ella.

Encargada de proteger las vidas del trío, la protagonista empieza a descubrir su propia historia y el lazo que la une a Ezekiel Sims, el villano que hará todo lo posible por cazar a sus nuevas pupilas. Interpretado por el actor francés Tahar Rahim (La serpiente, Napoleón), Sims es quizás uno de los villanos más planos y menos interesantes de todo el universo Marvel, y al endeble desarrollo del personaje se le suma un evidente problema con el audio de sus líneas de diálogo, que parece haber sido grabado fuera de sincronía con la imagen. A medida que la trama avanza -sería más apropiado decir que tropieza-, la verosimilitud del relato se reduce al mínimo, al punto de que cada escena se vuelve un muestrario de frases hechas, declaraciones vacías y fracasados intentos de sumarle épica a una historia que no la encuentra por ningún lado.

La participación de actores carismáticos y talentosos como Johnson, Scott, Rahim, Emma Roberts y Zozia Mamet, las últimas dos tremendamente desperdiciadas, termina por transformar a Madame Web en una larga y escasamente creativa publicidad de la marca de gaseosa que aparece repetidamente en cámara.