El maestro de la evasión: el significado de la Navidad y una miniserie que va mucho más allá de un memorable personaje de Dickens

Thomas Brodie-Sangster en El maestro de la evasión
Thomas Brodie-Sangster en El maestro de la evasión - Créditos: @JOHN PLATT

En esta época del año, la oferta de relatos navideños crece al punto de casi saturar los catálogos de canales y plataformas de streaming. De comedias románticas de formato conocido que muchas veces resultan fotocopias borrosas de buenos exponentes del género a historias infantiles protagonizadas por las más variadas versiones de Papá Noel que se puedan imaginar, para muchos este tipo de ficciones son sinónimo de la temporada de fiestas. Para los más clásicos, no puede haber Navidad sin algunos de los relatos de los clásicos de Charles Dickens, especialmente alguna adaptación de Un cuento de Navidad, del que abundan los ejemplos aunque ninguno mejor que Una Navidad con los Muppets (disponible en Disney+). Para variar un poco y esquivar la repetición, la nueva miniserie de seis episodios El maestro de la evasión, disponible en Star+, recurre a Dickens pero en este caso el punto de partida es Oliver Twist, otra de sus novelas fundamentales.

1. El origen. En lugar de centrarse en Oliver, el pequeño huerfanito protagonista de la novela decimonónica sobre las horrorosas condiciones de vida en Londres, la miniserie cambia el punto de vista para enfocarse en uno de los personajes más populares del cuento: Jack Dawkins, más conocido como Artful Dodger, el habilidoso carterista preadolescente que le enseña a Oliver cómo sobrevivir en las calles. La acción de esta suerte de spin off se desarrolla quince años después del final de la novela e imagina a Jack como un joven y habilidoso cirujano instalado en Australia cuando ese país era básicamente una colonia de convictos de Gran Bretaña. Rescatado de la cárcel y transformado en aprendiz de un médico de la marina, mientras atiende pacientes Jack aplica en su nueva patria todas las lecciones de supervivencia aprendidas del maquiavélico Fagin. El guion y la puesta en escena de El maestro de la evasión subrayan las coincidencias entre las experiencias de Artful Dodger en los bajos fondos londinenses y su actividad como cirujano en Australia. Un aspecto que la ficción exhibe en gráfico y sangriento detalle, no apto para los impresionables.

Thomas Brodie-Sangster junto a Liam Neeson en Realmente amor
Thomas Brodie-Sangster junto a Liam Neeson en Realmente amor

2. Jack. La primera vez que el personaje principal aparece en escena es en una partida de cartas que rápidamente lo deja con una deuda imposible de pagar y la certeza que de no hacerlo, perderá una de sus manos. La buena noticia: su magnánimo y tramposo acreedor le dejará elegir cual de las dos extremidades pasarán por el cuchillo. Siempre a la carrera e intentando pasar lo más desapercibido posible, el personaje mantiene la astucia de su infancia y una buena dosis de desconfianza que lo aísla de los demás. En el papel del traumatizado Jack aparece el británico Thomas Brodie-Sangster, un actor cuyo nombre puede no sonarle conocido a muchos pero que la mayoría reconocerá inmediatamente como el tierno chico enamorado en el film Realmente amor (o por ser uno de los rivales de Anya Taylor-Joy en Gambito de dama). A los 33 años, Sangster sigue pareciendo un adolescente, una característica que en este caso juega a favor de un personaje que no logra desprenderse de los golpes de su pasado ni de la infancia que casi no tuvo oportunidad de experimentar. En gran medida por culpa de Fagin, el más manipulador de los villanos de Dickens. Cuando el viejo protector regresa de la muerte y aparece en Australia, los planes de Jack se desvanecerán tan rápido como el viejo ladrón vacía los bolsillos de los desprevenidos.

David Thewlis como Fagin en El maestro de la evasion
David Thewlis como Fagin en El maestro de la evasion - Créditos: @JOHN PLATT

3. Fagin. Una verdadera fuente de análisis literarios y sociológicos desde su aparición en letras de molde, Norbert Fagin es cruel, despreciable y miserable. Su vestimenta característica era una túnica coronada por un peculiar sombrero que muchos académicos interpretaron como una referencia al judaísmo, según el punto de vista antisemita de Dickens. Las fascinantes disquisiciones que dispara Fagin dan cuenta de un personaje lleno de matices, que en la nueva miniserie son reflejadas desde una nueva perspectiva. El sobresaliente intérprete David Thewlis encarna a un Fagin al que todos creían muerto en la horca por sus muchas fechorías, dispuesto a hacer pie en una nueva tierra y para ello vuelve a establecer su peculiar lazo paternal con Jack. De ese vínculo derivarán algunos de los pasajes más graciosos de la miniserie y también sus secuencias más sensibles generalmente representadas en los flashbacks del pasado.

El maestro de la evasión
El maestro de la evasión - Créditos: @JOHN PLATT

4. Belle. Más allá de darle nueva vida a personajes ya conocidos, El maestro de la evasión también presenta a Belle, una gran incorporación para la trama. Interpretada por la actriz australiana Maia Mitchell, la joven es, según sus propias palabras, lo más parecido a la realeza que tiene Australia, aunque sus privilegios como hija del gobernador no la salvan de tener que participar del mercado matrimonial que aborrece. Es que Belle es una científica amateur que sueña con dedicarse a la medicina, una materia que la fascina, tal vez porque oculta un grave problema de salud. Cuando conoce a Jack en medio de un accidente, casi una escena de comedia romántica sino fuera por toda la sangre que brota de la herida del chico que ambos se proponen salvar, el potencial vínculo romántico entre el excarterista y la “princesa australiana” resulta evidente.

5. La ambientación. Los lectores y conocedores de Dickens asocian su obra con la Londres del siglo XIX: lluviosa, ocasionalmente nublada pero siempre en penumbras. Por eso, la decisión de los creadores de la miniserie de trasladar esta suerte de continuación de Oliver Twist a la soleada costa de Australia resulta sorprendente y original. “Esto no es Londres, Jack”, le advierte al protagonista el tramposo jugador que pretende cobrarle una deuda malhabida. Y, ciertamente, así lo demuestra la puesta en escena, que enfatiza las diferencias entre el viejo mundo y la colonia al que varios personajes califican como un depósito de criminales olvidado por Dios dónde nada es sagrado. La idea de que también es un territorio que habilita la reinvención de los personajes centrales le agrega sentido y sustancia al ingenioso relato.